lunes, 30 de septiembre de 2013

Martes de consigna: Matrimonio

Vengo rezagada con los martes de consigna. Me estuvieron pasando unas cuantas cosas.
A ver si puedo retomar! Hoy: Matrimonio.

I am full of love living in place
in this place,
for truth and beauty
dwell here.
M. De la Valette













Matrimonio, que en mi caso es Marti-monio.

Matrimonio, aventura, refugio,
libertad, raíces, alas,
compañerismo, crecimiento
conocimiento, misterio,
juventud, madurez,
charlas, silencios,
caricias, abrazos, distancias,
llantos, risas,
sostén, compañia,
amistad, descubrimientos,
resplandor, oscuridad,
sombra, luz,
historia, proyecto, familia,
comprensión, impaciencia,
saciedad, hambre,
rutina, sorpresa,
acercamientos, despedidas,
aciertos, errores,
repeticiones, aprendizajes,
apuro, descuidos,
atención, intimidad, cuidados.
irritaciones, amor,
divino y humano amor.

Matrimonio es donde vivo
donde respiro, soy y me transformo.
Matrimonio es mi tierra, mi hogar.





jueves, 26 de septiembre de 2013

Despedida

En esta tarde triste, tarde de despedida, cuelgo en mi soga, con delicadeza y cariño, las palabras de May Sarton. Estas que dicen que si podemos atravesar lo oscuro con los ojos abiertos, si podemos pasar despiertos, y aprender de los árboles, que a su tiempo se despiden guardando lo que se puede, seremos esos sabios que aman, y en el silencio y la quietud, seguiremos viviendo.

Aquellos que amamos, viven para siempre en nuestro recuerdo.


 
Si puedo dejarte ir como los árboles dejan ir
sus hojas, tan naturalmente, una por una;
si puedo llegar a saber lo que ellos saben,
que la caída es alivio, es consumación,
entonces el miedo al tiempo y a la fruta incierta
no perturbaría los grandes cielos lúcidos,
este otoño extrañísimo, dulce y severo.
Si puedo soportar lo oscuro con los ojos abiertos
y llamarlo estacional, no áspero o extraño
(porque también el amor necesita un tiempo de descanso),
y como un árbol estarme quieta ante los cambios,
perder lo que se pierda para guardar lo que se pueda,
la extraña raíz todavía viva bajo la nieve,
el amor resistirá,
si puedo dejarte ir.

May Sarton

lunes, 23 de septiembre de 2013

Ya lo levanto

Un día de la primavera frío, casi otoñal. Salgo temprano, quiero llegar puntual. La hora de visita es estricta. Solo una hora y estoy lejos. Lejos en kilómetros, aunque cerca en corazón. Si, ya se, es cursi, pero cuando está en juego la vida, ya no importa si se es o no cursi. A mi ya no me importa.
Salgo, entonces, con el corazón latiéndo fuerte, y ansío llegar. No quiero que se vaya sin despedirme. No quiero que se vaya sin una última caricia en su brazo amoretonado por los pinchazos. Quiero que sepa que es mi padrino preferido, y que es querido. Quiero que no se sienta solo. Quiero hacerle un rato de compañia a su compañera de toda la vida. Quiero detener el tiempo..., ya se...no se puede.

Llego una hora antes del horario de visita. Me pasaron mal el horario. Y por más que intento caerle simpática al guardia de la puerta, el lugar tiene sus reglas, no hay excepciones.
No entiendo cómo es que una persona enferma va a estar mejor si pasa todas sus horas sola, en un cuarto de hospital, que con su gente querida alrededor, pero así están las cosas.
Estoy yo también sola en la puerta, con una hora de espera por delante. Y ahora se que las esperas son parte. Asique salgo a caminar mi espera.
La avenida, a pocas cuadras, despierta a la mañana de sábado, se va desperezando mientras abre sus locales. La gente se toma colectivos, entra a probarse ropa, pregunta el nombre de alguna calle, se toma un café en un bar.  El mundo es el mismo, y a la vez tan distinto hoy.
Me refugio en una librería, en su silencio, en la libertad de pasearme y quedarme. Me entretengo mirando títulos en las estanterías, con el cuello torcido. Doy con un librero atento y comprensivo, que algo ha leído. Me tiene paciencia, busca lo que le pido. Rastrea un autor que le deletreo mal, lo encuentra. Elijo mis tesoros, dejo que ellos me elijan. Me llama desde esas pilitas que están cerca de la caja, cuando voy a pagar, una edición chiquita, especial, poesías de Pessoa ilustradas, cantadas por Lucas Sedler, algunas recitadas por Kovadloff, un libro y un cd.
No lo pienso mucho, creo que me estaba esperando. Se viene conmigo.

Es la hora de visita.

Hago lo que fuí a hacer. Trato de estar presente a esa hora como si no hubiera ni un antes ni un después. Lo hago a mi manera. Observo las de otros. Algunos con más palabras. Otros con más silencios. Cada uno como puede, como le sale.
Me pregunto dónde andará, qué pensará, qué recuerdos evocará en su silencio.

Salgo del hospital y mientras manejo, conteniendo todavía las lágrimas, me acuerdo del libro de poesías, lo saco con una mano de la bolsa, y en un semáforo, comienzo a hojearlo. Pongo el cd.
¿Habrá más tiempo? me pregunto. ¿O habrá sido ésta la despedida?
¿Qué queda cuando nos vamos? ¿Qué queda cuando se van?
Recuerdo mi infancia, mi adolescencia y los veranos compartidos. Su sentido del humor, su ser siempre cariñoso. Recuerdo disfrutar de creerme cuando me decía: ¨sos mi ahijada preferida¨, aunque sabía que a todas sus ahijadas les decía lo mismo. Recuerdo y agradezco.

Pessoa, me hace compañia mientras se abren las compuertas,
y dejo que las lágrimas caigan suaves y tibias. Un viento sopla, liviano.
Y escucho decir:
No llores, ya lo levanto.



El abuelo y el nieto
Al ver al nieto jugar
el abuelo entristecido dice
¡quién pudiera estar otra vez entretenido!
Ah, volver al tiempo encantado
en que castillos yo construía
y de veras, bien armados,
los guardaba hasta el otro día.
Pero era todo tristeza
al despertar lleno de brío
y ver, que por la limpieza
los habían destruído.

...mientras pena abstraído
su infancia el abuelo evoca
una casa él ha construido
o un castillo entre las rocas

Hasta que el nieto, 
viendo a su abuelo  envuelto en llanto
Dice: ¨se cayó, fué el viento,
no llores, ya lo levanto¨

jueves, 19 de septiembre de 2013

Es la hora

Dejo aquí la invitación al viaje que voy a estar acompañando los primeros días de octubre.
Como bien dice Ortega y Gasset: ¨viajar no es tan solo moverse en el espacio. Más que eso, es acomodar el espíritu, predisponer el alma, y aprender de nuevo¨  
Quedan algunos lugares, uno es tuyo, ¿te sumás?
 
 
La invitación a realizar actividades guiadas y acompañadas que nos ayudarán a volver a nosotras, al momento presente, y a descubrir el poder sanador de la creatividad.
La posibilidad de conocer o recordar herramientas ( como la escritura, el collage, la fotografía, la música, la lectura, la meditación) que viene bien tener a mano a la hora de volver a saber de nosotras, para aceptarnos y de ahi en más seguir creciendo.
Compartidas grupales, en las que tendremos la oportunidad de seguir descubriéndonos a la vez que
disfrutaremos de la maravilla de descubrir a otros y sus misterios. En las que disfrutaremos el regalo de saber que no estamos solos. Y en las que quizás, quién sabe, hagamos amigos para toda la vida.
Un tiempo de descanso de los roles habituales, para explorar otras facetas y posibilidades.
La invitación siempre vigente, y necesaria, a una y otra vez,
volver a casa.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Tierra
















Piso la tierra, la fina capa húmeda matinal,
que esconde meses de sequía.
Crujen las hojitas y las cortezas desparramadas bajo mis pies.
Huelo Eucaliptus.
Escucho las palomas, y otros pájaros.
Conversan, se cuentan, se cantan,
en bandadas de cientos se trasladan.
Ulula el viento..., era cierto.
El sol, acaricia, tibio, mi pecho, mi cara.
En el corral, a unos metros, los caballos,
felices de tener su merecido descanso.
Los molinos, girando, girando, incansables,
buscan agua en las profundidades
de esta tierra seca.
La casa, quieta, nos espera con su fuegos,
sus techos altos, su soledad silenciosa, su historia-
Respiro este aire, camino estos senderos,
me dejo cocinar, a fuego lento, por este sol.
Y doy gracias.

Flor


Secret
Sometimes
when the morning sun streams
through the kitchen window
and I'm washing the dishes
or opening a can of cat food
or sweeping potato peels and onion skins
off the linoleum floor,
I get so taken with the way
my arms move back and forth with the broom
or how pretty my fingers look
all dressed up in soap bubbles
that I just have to jump up and dance
around the house laughing out loud.

Other times
when I'm sitting in my favorite rocking chair
and the clock on my wall ticking
and the evening sky a particular shade of blue
halfway between periwinkle and midnight,
I feel so content with the way
my feet push off gently against the wooden floor
and how my belly moves up and down
with each breath I take
that I just have to sigh
with the sheer delight of knowing
that everyting I want
is everything I have.

~ Leslea Newman

sábado, 14 de septiembre de 2013

Me retiro

Isla, Virgilio Piñera
Aunque estoy a punto de renacer,
no lo proclamaré a los cuatro vientos,
ni me sentiré un elegido:
Solo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
rosas en los ojos y arena en el pecho,
en la boca las palabras morirán
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿asi que era verdad?













Me voy unos días a mirar el horizonte,
a oler la tierra, a ver salir la luna y el sol.
A dejar que el viento a su deseo pueda ulular,
a sentir con emoción, como la tarde aquella,
su frescura repentina en mi cara, en mi piel,
y en mi alma.

Nos reencontramos a mi vuelta.
Flor


Vuelve y va

Como dice una de mis hijas, todo lo que va, vuelve.
A mi vinieron y siguen viniendo muchas cosas, datos, recomendaciones que otra gente comparte y que me enriquecen, me suman, me aportan. Para que la rueda siga girando, pongo en el aire mi moneda entonces, compartiendo cosas que me están gustando en el último tiempo y que quizás a alguien que pase por aquí, le puedan sumar.
En un mismo movimiento entonces, ¡¡¡vuelve y va!!













-Estoy empezando a encariñarme con la página www.calm.com, ratitos de meditación guiados.

-Frecuentemente me emociono y disfruto escuchando algún relato de Ana María Bovo, en su página de facebook.

-Todos los días recibo en mi mail el regalo inesperado que casi siempre da en el blanco, de First Sip, afirstsip.blogspot.com.ar

-Leo, entre otras cosas, algunos ensayos de Santiago Kovadloff, maravillosos, junto con algunos textos en inglés y en castellano, sobre Mindfulness.

-El blog de Katrina Kenison, (www.katrinakenison.com), siempre, pero siempre, tiene algo nutritivo para mi.

-El blog Alma Singer, (almasingersings.blogspot.com.ar), es inspirador, y  ejemplo para mi, en su rubro, de curiosidad, frescura, alegría, apertura y generosidad.

-Descubrí hace poco al dúo del guitarrista Enrique Sinesi con el quenista japonés Hikaru Iwakawa. Un lindorr para disfrutar ( en youtube hay unas cuantas).

-Hace un par de semanas me topé con una película japonesa de animación que me dejó con la boca abierta por la maravilla de sus imágenes, su ritmo, su música. Una linda historia. Dura menos de una hora, se puede ver en internet. Se llama The garden of words. Vale la pena.

-Recorto y guardo con mucha frecuencia la tira de Tute de La nación.
Es para prestarle atención. Un crack.

Hace poco presté un libro y a la persona que se lo había prestado, el libro se le perdió. El libro se titula; Necessary losses ( Pérdidas necesarias, ja!)
La primer sensación que tuve fué de pena, era un libro muy querido, que había ¨masticado¨ mucho, subrayándolo, haciendo notas en los márgenes. Había dialogado mucho con él. La pena de la pérdida.
Al ratito, a la pena se sumó el deseo de que lo haya encontrado alguien que lo pueda necesitar y aprovechar. Pensé, ojalá sin querer, haya ¨dado en el blanco¨ de algún corazón necesitado de su juguito y sabiduría, que para mi fué mucha. La pérdida que es ganancia.
Me alivió poder dejar ir mi libro, soltarlo a volar, para que pueda ir a posarse en alguna otra rama.
Lo mismo con todos estos recursos y descubrimientos que comparto. No son míos. Los tengo, los doy, los pierdo, vuelvo a tener, en el perder gano. El ciclo de la vida.
Ojalá alguien los encuentre por ahi y los pueda aprovechar.






lunes, 9 de septiembre de 2013

Cinco

¨Creo que no se escribe para decir algo que de antemano se sabe, sino para llegar a saber qué se quiere decir, y para verificar hasta dónde ese querer decir logra encarnarse en lo que efectivamente se dice. La obra, nos informa en el doble sentido de que nos cuenta y nos constituye. Se pasa a ser lo que se ha dicho y se pasa a ser porque se ha dicho. La alegría de la creación es este júbilo genesíaco que resulta de haber pasado de ser un bullicio interno sin sujeto evidente, a ser un sujerto evidente, además de un bullicio interno¨
S. Kovadloff, El arte de escribir

Hoy la consigna era la palabra ¨cinco¨. La anoté dudando y pensando ¿qué se podrá escribir con un número?
Y entonces dejé que las palabras se fueran diciendo, dejé que ellas me fueran sorprendiendo. Y pasó algo que pasa muchas veces. Me acerco al papel sin una idea pre concebida y las palabras y las ideas, como un ovillo que lentamente se va desovillando, van diciendo lo que en mi, sin darme cuenta, se estaba escribiendo.


Cinco por uno cinco, cinco por cinco veinticinco. Veinticinco los años que tenía cuando nació mi primer hijo.
Años lindos, llenos de inexperiencia. Tiempos de navegación en un mar de inseguridades, escondidas tras fachadas de certidumbres. Inventando maneras, dibujando senderos en tierras desconocidas, buscando huellas. Por momentos sintiéndome tan sola y asustada, por momentos creyéndome invencible, sintiendo que la determinación me guiaba.
Lo emponchaba de pies a cabeza y salíamos a las heladas calles de esa ciudad que por un tiempo nos había adoptado, y los cachetes se le ponían coloraditos de frío, mientras sonreía, acompañaba, y todo lo miraba. A la vuelta de los paseos, con su jardinerito de lana suave y resbalosa tejido por la abuela, enviado en encomienda, feliz, se echaba de panza a patinar en el piso de goma de nuestro departamento de estudiantes, cobijado en nuestras risas, miradas y canciones.
Veinticinco tenía cuando fuí madre por primera vez y sigo teniendo que aprender a serlo, cada día.
Hoy tengo menos inseguridades, las que quedan, no necesito esconderlas tras ninguna fachada. Son mías, son parte, me hacen quien soy, de alguna manera, las quiero.
Tengo pocas certezas, ya no me siento sola, y menos me creo invencible.
Mucho ha cambiado. Mucho he cambiado.
Mi hijo está por cumplir veinte años. El tiempo no ha pasado en vano.





viernes, 6 de septiembre de 2013

Crónica de otra espera: el niñito y el sugus de limón

Having the good life can be so simple
when you savor the one you have. 

Karen Maezen Miller

Una mujer, (casi una adolescente), vestida canchera, juvenil (palabra delatora), el pelo decolorado, como usan ahora, morocho en las raíces, rubio en las puntas, ( ¡qué vieja me estoy poniendo!), inspecciona los percheros de ropa colgada, prendas talle único ( chico porsupuesto), para gente joven y esbelta, ropa descartable, a elegir mientras de fondo suena estridente un reaggeton cumbioso electro tecno, (definitivamente, vieja ).
Se ve que es amiga o conocida al menos,  de las vendedoras; gentes jovenes también, enfundadas en calzas metalizadas, de esas que tan poco favorecen pero qué importa, la moda no incomoda. Le recuerdan a la morocha decolorada,  con presición de detalle,  lo que se compró la semana anterior, ¿te acordás que te llevaste el sweater fucsia?
Mientras ella mira la ropa, tal vez pensando qué cosa no necesita pero de todas formas quizás se compre, las vendedoras le cuidan a su hijito. Grande es la sorpresa al darme cuenta de que esa mujer/ casi niña, moderna y fashion, es la madre de ese niñito de dos años, engalanado con un montgomery miniatura, pequeño hombrecito a la moda, que circula por entre los percheros, haciendo las gracias a vendedoras y clientas ( cofradía de madres maduras, como yo, poco a la moda, poco esbeltas, sentadas en el sillón ¨trendy¨ mientras nuestras hijas se sumergen en los probadores).
El pequeñin toquetea con sus manitos regordetas cualquier pedacito de prenda colgante a la que su poquita altura le permite acceder, tironea de las etiquetas, descuelga de las perchas.
Yo, como esta vez no es ninguno de mis vástagos el que anda haciendo desparramos, disfruto la escena, observo, tomo nota.
Su mamá, sigue, tranquila, concentrada en las texturas de la ropa colgada, de fondo el cling cling de las perchas.
Las que empiezan a intranquilizarse son las vendedoras. Una va por la estrategia ¨bolsa de sugus¨. Los pequeños ojitos brillan, la manito regordeta desaparece en el interior de la bolsa, para salir munida de uno de limón ( en mis tiempos esos eran los que nadie quería), que comienza, con parsimoniosa lentitud, a pelar de a poquito. Un pedacito a la vez, gran concentración, lengüita entre los labios. Ojos y corazón solo para esa importante tarea. Cada pedacito de papel le es entregado con cuidado, post despegotearlo de sus deditos, a la joven vendedora, que desacostumbrada, comienza a impacientarse. ¨Dame que te lo pelo¨, intenta.
¨Es que le gusta pelarlos¨, intercede en defensa de la lentitud, la madre (¡ bravo!)
¨Pero es que así tarda mil años¨, aclara la vendedora. Quién sabe a dónde tiene que ir tan apurada.
El pequeño, inmutable, sabio, no discute, no se da por aludido, y sigue a su ritmo, pausado y atento, pelando, pedacito a pedacito. Disfrutando el viaje, además del dulce destino que lo está esperando.. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Desequilibrio

¨Puedes imaginarte sentado a la orilla de un riachuelo, observando...unas hojas que flotan en el agua. Al momento descubres que te has levantado y caminas como un sonámbulo hacia el centro del río. Un poco después, te despiertas, y descubres que una vez más, te has sumergido en su corriente. Cuando eso ocurre, felicítate por haber despertado, regresa tranquilamente a la orilla del río, y vuelve a empezar¨
M. Williams, D. Penman, Mindfulness.















Estaba parada, afirmada, sostenida,
en un punto medio.
Sentía lo cercano, oteaba el horizonte.
Respiraba con tranquilidad.
Disfrutaba esa relativa paz alcanzada,
el sol tibio en la espalda,
el cuello flojo, la mandíbula relajada.
¿Saben de qué hablo?

Algunas brisas las vió venir,
mas no calculó distancias
ni anticipó intensidades.
Vientos disimulados,
fuertes, bravos, tal vez
por llegar todos juntos y apiñados,
la tomaron por sorpresa,
y ese equilibrio que había logrado,
voló por un tiempo en el aire,
desparramando pedazos
cual rompecabezas en manos
de un niño pequeño, torpe,
poco experimentado.

Como en un subeybaja,
fué deslizándose despacito,
al principio imperceptiblemente,
luego a zancadas,
hasta encontrarse en una punta,
la de abajo, inestable,
tratando de recuperar el aliento,
su aliento.
Con un camino por delante,
ir avanzando de a poco por la tabla,
un paso a la vez, hacia arriba,
hasta llegar a un nuevo punto de balance.

Las ráfagas desestabilizadoras
le habían traído
la sensación de caos y cansancio
y con ella la oportunidad
de despertar, mirar, darse cuenta,
y empezar de nuevo.
 



lunes, 2 de septiembre de 2013

Martes de escritura con consigna. Hoy: Arriba

¨Vivir creativamente requiere el lujo del espacio, aunque todo lo que podamos llegar a tener sea un estante para nosotros y un alféizar propio, vivir creativamente requiere el lujo de tener tiempo, el que nosotros nos hacemos..¨Julia Cameron


















Lo que hay arriba no es un secreto,
es un territorio.
Ese donde ocurre tantas veces la magia.
El de la quietud que prepara la pista
para el aterrizaje de las inspiraciones;
lugar de la música y el baile,
de la meditación y el sueño,
del agua calentita,
el olor a jazmín, a lavanda.
Vasija donde bullen la risa y el llanto.
Casita del árbol escondida
entre las ramas del sauce.
Sitio del silencio,
y de los más profundos encuentros.
Archivo de los años,
cajón de los recursos y recuerdos
refugio, morada, cocina.
Todo eso hay arriba,
y más.