viernes, 25 de septiembre de 2015

Alimentar el manantial: TEDxRíodelaPlata

¨El trabajo creativo se nutre de una fuente interior y es necesario renovarla y permitir que se vuelva a llenar, de una manera conciente. 
Ve a cualquier lugar que despierte el interés de tu explorador interior y amplíe tu horizonte.
No importa tanto donde vayas, sino que vayas. 
Llévate a ti mismo a una aventura festiva, a alguna actividad que despierte tu curiosidad.
Piensa en el misterio, no en la maestría. 
Estos ¨descansos¨se relacionan con el despertar del asombro¨
Julia Cameron, El camino del artista en acción




Ayer tuve la suerte de participar del evento de TEDxRíodelaPlata en Tecnópolis. 
Hace ya años que miro y me inspiro con las charlas de Ted, las uso como disparadores para trabajar, para pensar, para aprender.
El año pasado no salí sorteada en las entradas para el evento y este año volví a intentar.
Hubo mejor suerte esta vez, y allá partí con mi picnic y mi cuaderno.
Sali de casa a las siete de la mañana y volví a las ocho de la noche. 
Cansada por haber estado un día largo fuera de casa. 
Contenta por haber haberme regalado un día distinto, especial, nutritivo.
Agradecida por tanto recibido.

Un dia en el que me sentí parte de una movida multitudinaria de personas curiosas, inquietas, dispuestas a escuchar, a preguntarse, a desmantelar ideas viejas para hacer lugar a nuevas, a conmoverse, a reirse a carcajadas, a bailar y cantar, a seguir aprendiendo.
Más de diez mil personas que nos movíamos ordenada y respetuosamente, dejando pasar con amabilidad, sin empujar, esperando el turno, haciéndonos lugar.
Un día en el que varios oradores, personas como vos y como yo, se animaron a pararse ante diez mil personas para contar sus ideas, sus descubrimientos, compartir sus transformaciones, sus caminos.
Un día en el que alguien dijo algo que vengo pensando y sintiendo hace rato: que las ¨identidades¨ pueden también ser cárceles, y que quizás no vinimos a este mundo para estar encerrados en ninguna.
Un día en el que varios dijeron que las ideas, dependen mucho de los contextos y las épocas en las que se originan, y como las cosas, también se ponen viejas, y es necesario animarse a deshecharlas, o mínimamente, a cuestionarlas.
Un día en el que se nos invitó a conocer la realidad desde otros puntos de vista.
(Eso lo acompañé tratando de sentarme cada vez en un lugar diferente del auditorio, para poder apreciar esa realidad que estaba sucediendo antes mis ojos, desde distintos vértices).

Un dia en el que supe que hay mucha gente haciendo algo concreto para transformar la educación en nuestro país.

Un día en el que se nos invitó a recordar que somos personas, no diagnósticos, ni las identidades en las que nos encorsetamos. 
Personas que podemos aprender, asombrarnos a cada paso ante esta vida misteriosa que se nos regala.
Personas que podemos pensar, crear, dar vida, acompañarla y amar,
hasta el final.
Un día en el que el amor de un equipo de gente entusiasmada, creativa, valiente, hizo posible, una vez más, un día inspirador para tantos.
Un día en el que me fuí a dormir tarareando el himno a la Alegría.
Ese que supimos cantar juntos, en un auditorio, más de diez mil personas.
Un día de alimento para el manantial de mi propia creatividad.
Un día esperanzador.













domingo, 20 de septiembre de 2015

Riqueza infinita


Esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría 
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo 
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas 
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada


nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido 
después del rostro hay otro rostro 
tras la marcha de tu amante hay otra marcha 
tras el canto un nuevo roce se prolonga 
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas 
remotas 
siempre será así 


algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo 
pero otro sueño se levanta y no es el mismo 
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos 
de cualquiera 
no eres el mismo...


has querido ver,
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces. 
No esperas nada... 
nunca terminará 
es infinita esta riqueza abandonada

Edgar Bayley



lunes, 14 de septiembre de 2015

Belleza sencilla

Paying attention changes everything. Gratitude multiplies and transforms a day, a life, the world. Choosing to see beauty creates more beauty. Nothing is on hold. Nothing lasts. Nothing is wasted. And so, this really is it: the mystery, the miracle, the pain, the joy, the whole human catastrophe. 
And we get to be here, now.

Katrina Kenison


Es lunes a la noche. Llego de llevar, esperar, traer.
Me pongo a cocinar.
Y como ya es costumbre, pongo música, y mientras el horno hace su trabajo, leo algún articulo de esos que guardo para estos ratos en la cocina.
Hoy le toca el turno a Katrina. 
Leerla es siempre emocionarme, inspirarme, identificarme.
Como en esta noche.
Apenas leerla, me pongo a escribir, haciéndoles lugar a las preocupaciones, las enojosidades, a cierta incomodidad por estar indispuesta.
También a la belleza sencilla, a la vez misteriosa, de tanto en mi vida y a mi alrededor.
Los jazmines en flor en mi mesa, llenando de olor a jardín el comedor,
el aroma a canción.
Una foto preciosa y preciada con mi hijo mayor, que me da gusto volver a mirar,
unos tuppers con verduras cortadas que dejó mi suegra el domingo y me ahorran trabajo,
un resto de limonada fria,
la luz cálida de una lámpara,
una charla telefónica con un buen amigo
la posibilidad de elegir no quedarme atascada en lo enojoso
y prestar atención a lo bello
que siempre hay.

El milagro de la vida.
El dolor, el gozo.
Y la oportunidad de estar aquí, ahora.

http://www.katrinakenison.com/2015/09/11/beautiful-things/









lunes, 7 de septiembre de 2015

Una senda nueva

¨Hacete amigo de la confusión, no te dejes engañar por su apariencia caótica...La confusión es una señal de que tu alma está en transformación...Dale la bienvenida como a un amigo que ha venido desde muy lejos a traerte a casa¨. 
Jeff Brown 


Confiar es lo que hace falta. 
Confiar y animarse a estar con aquello que se presenta confuso, sin una forma definida ni definitiva.
Para dejar que vaya tomando una forma, su forma, ante la cual podamos asombrarnos, aprender y celebrar.

Para muchos, confiar no es un camino que transitamos de taquito. 
Es un aprendizaje. Una senda nueva en tierra virgen.
Algunos aprendimos tempranamente a huir en vez de quedarnos, a anestesiarnos, en vez de permanecer sintiendo, a distraernos en vez de hacer foco, a pasar rápido, apurados, intentando controlar lo incontrolable, en vez de pasar despacio, aprendiendo de la experiencia, a abandonarnos en lugar de atendernos, a llenarnos de cosas que no saciaban nuestros hambres, en lugar de escucharnos para nutrirnos, a exigirnos resultados en vez de mirar la vida en clave de procesos en los que podemos confiar.

Creo que es buena noticia saber que hay otros caminos.
Que se puede aprender una nueva manera de mirar, de atender, de transitar.

Una de las escuelas privilegiadas en la que yo practico y aprendo la confianza es en los talleres que coordino año a año.
Para cada encuentro, dedico un tiempo, registro inspiraciones, busco recursos, trabajo. Planifico, pruebo cosas en mi misma, me preparo y preparo.
Llego al encuentro con el grupo, y siempre, o casi, puedo escuchar en mi algo que teme que no salga bueno. Algo que ante la incertidumbre ( no podemos saber de antemano qué forma tomarán las cosas), todavía un poco se inclina hacia la huella conocida del temor y la desconfianza.
 Temor a que lo que tengo para dar no alcance, a que la interacción entre lo que propongo y lo que el grupo trae no produzca ningún movimiento significativo. Temor a que no sea suficiente.

En ese momento, el riesgo, si no me doy cuenta de todo eso que en mi se está gestando, es tomar la huella conocida, exigirme prematuramente resultados, olvidar que el avance de la vida requiere pausa, atención, amorosidad, paciencia, foco, tiempo. El riesgo es apurarme, perder contacto, e intentar controlar lo incontrolable, el flujo de la vida que puja y a su tiempo, si la facilito, la acompaño, la espero, nace. 

En los talleres, la vida me muestra una y otra vez, que si yo pongo lo que tengo, lo que soy, mis conocimientos, mi atención respetuosa, mi paciencia y mi amor ( imperfecto), al servicio del encuentro que está sucediendo en cada momento, lo que empezó como algo incierto, se va desplegando, tomando una forma impensada, sorprendente, asombrosa, ante la cual, cada vez, sin excepción, me conmuevo y aprendo. 

Los talleres me recuerdan y me enseñan, una y otra vez, que vale la pena confiar en la vida y sus procesos sabios, que si le damos tiempo, avanza siempre en el sentido del crecimiento.

Y por ser ese ámbito sagrado de aprendizaje, tanto los valoro y agradezco.