jueves, 27 de octubre de 2016

Para verte mejor

En estos dias, el tema de la mirada está siendo ¨el ¨tema¨:
Mirar, miradas, ver, vernos..., sostener la mirada,
ampliar el foco y el campo, aclarar la visión.
Ver, que es contactar, reconocer, escuchar, y en ese movimiento, amar,
un poco mejor, un poco más.

Cuando miro y puedo permanecer en ese acto amoroso de mirar, veo.
Cuando miro a otra persona y puedo permanecer sosteniendo la mirada, la veo y nos encontramos.
Y cuando veo de esta manera a otro, no veo a un enemigo. Lo que veo es una persona como yo, que tiene necesidades, satisfechas y no tanto, que tiene miedos, que sufre, que se alegra, como yo.
Veo una persona que quizás no conozco, y a la vez, al verla, se que la conozco eternamente.

Ayer a la tarde, mientras esperaba a mi hija a la salida del colegio, levanté la mirada del celular que tantas veces sin darme cuenta me ¨defiende¨ aislándome de un entorno que imagino hostil, y vi pasar frente a mi, dos mujeres en bicicleta. Una miraba para adelante, la otra torció la cabeza para mirarme.
Por un segundo ambas quedamos suspendidas en el dilema de encontrarnos o evitarnos (a cuánto puede llevar solo una mirada, y cuánto asusta! ). Y en un instante, de los que llamo ¨milagrosos¨, decidimos animarnos. Nos encontramos en lo que fué una fugaz, alegre y contundente mirada y fué magia, un chispazo..., realmente solo un instante, lo que duran dos o tres pedaleadas.
Su sonrisa de dentadura incompleta que se me regaló sin resguardos, mi sonrisa de ortodoncia tardía que participó generosa y agradecida, y una sensación tan profunda, inexplicable, emoción de lágrimas rodando por las mejillas, emoción del encuentro, más allá del miedo y las defensas, más allá de las palabras...

Yo te veo, vos me ves, somos una.

Hoy me hice mi primer par de anteojos con aumento.
Nada es casual. Son para ver y verte mejor.

¨The point of personal work is not to perfect yourself. The point is to perfect your love¨
Jack Kornfield











sábado, 22 de octubre de 2016

Con-sentir

Deja de querer curarte, arreglarte, mejorarte
deja de intentar darle ¨avance rápido¨a la película de tu vida
deja de intentar (el famoso y tan de moda ) ¨soltar¨
La sanación no es un destino al que llegar.
Estate aquí, permanece aquí.
Tus dolores, tus penas, tus dudas, tus nostalgias,
tus temores, tus aburrimientos, tus distracciones…
ninguno es un error
y no están pidiendo ser curados.
Están pidiendo ser sostenidos y abrazados
aquí, ahora
en los brazos amorosos de tu presencia 
Jeff Foster


Algunas veces, las cosas que planeaste no te salen. Y el trabajo es despedirse de esos planes y no tratar de nadar tan esforzadamente contra una corriente que por alguna razón que no alcanzás a comprender, va para un lado distinto al que vos quisieras.
Por suerte, en medio de esas cuantas cosas que no te salen, alguna te sale, y eso es digno de celebrarse.

Ayer, coincidiendo con el día de La Escucha, tuvimos el último encuentro del taller de los viernes de esta segunda mitad del año. Un taller que gracias a la valentía, las ganas y la riqueza de tantas mujeres, ¨salió¨, y lo celebro con alegría.

Un taller en el que, encuentro a encuentro fuimos practicando hacerle lugar a cada pedacito de vida que latía en nosotras. 
Un taller en el que la escucha atenta, del cuerpo, de las emociones, de las sensaciones sentidas, de la experiencia, fue la protagonista. 
Cinco viernes en los que tuvimos el coraje de ofrecernos tiempo, disponibilidad, mirada amorosa, cercanía, respeto, sostén, abrazo y contacto que alivia y acompaña a caminar y a crecer. 
Porque detenerse a practicar requiere coraje, si, y decisión. 
Y eso hicieron estas mujeres a las que admiro y agradezco.
Tomaron la decisión, se animaron a hacer cada viernes una pausa para encontrarse con lo que no siempre es fácil encontrarse.
Se animaron a recorrer un camino posible, a recordar una forma de estar en contacto sin hundirse y sin huir. Se animaron a quedarse, atentas, despiertas; y quedándose encontraron el manantial que desde siempre está ahí disponible, manantial de aceptación, presencia y amor incondicional. 
Juntas hicimos durante esas horas, la experiencia de vivir ¨con-sintiendo¨: Diciendo Si a lo que es, sintiendo-con aquello que en nosotros siente.
Juntas detuvimos por un rato la guerra con nosotras mismas en la que tantas veces nos perdemos, y disfrutamos la experiencia de vivir en la amistad y la bienvenida.
Nos regalamos mirada, abrazo y escucha respetuosa. ¨Elongamos¨el músculo de la atención y del corazón, profundizando y ampliando nuestra capacidad de empatizar y acompañar.
Gracias fue la palabra que circuló en el último rato y el abrazo el gesto privilegiado con el que nos despedimos hasta que la vida nos vuelva a cruzar. Una vida que sabemos se puede vivir con los ojos abiertos, los sentidos atentos, y el amor dispuesto y desplegándose cada día un poquito más.




domingo, 16 de octubre de 2016

El SI de las madres.


¿Qué es una madre? me preguntaba hoy a la mañana, cuaderno en mano, mate en la cama.
Y fueron saliendo estas palabras...

Alguien que conciente, semiconciente o inconcientemente, 
con su SI, se hace canal de paso para la vida nueva.
( alguien que consiente)
Que con sus muchos o pocos saberes
acoge esa vida, la cobija y la cuida como mejor puede.
Madre es también la que se equivoca y con su mirada llena de historia, condiciona.
Y embarulla un poco o bastante las cosas, haciendo que los hijos tengan que emprender su propio viaje de regreso a si mismos, al encuentro de ese amor original que siempre estuvo ahí, pero quedó en el fondo del cajón, tapado, escondido y confundido entre tanta cosa innecesaria e inútil que sin mala intención se va apilando con los años y las circunstancias.

Madre es la via de transmisión del SI a la vida. 

Un Si que nos pone con las patitas sobre esta tierra, vivitos y coleando, con el desafío de hacer cada uno lo mejor que podamos, como hizo cada una de nuestras madres.

Madres que no son perfectas porque son humanas.

Madres humanas que casi siempre pueden ser ¨suficientes¨,
si en algún momento los hijos hacemos el trabajo de volver a casa, de volver a recordar y tocar esos reservorios sagrados donde se guarda, late y espera siempre el gran SI, (ese que aunque sólo haya sido, en los casos más extremos, un SI a sostener un embarazo),  que continúa sosteniéndonos y lanzándonos a la vida a cada paso.

Un gran y amoroso Si que está ahí, para todos y cada uno de nosotros,
los vivos.  

Si nos animamos a emprender el viaje.







jueves, 6 de octubre de 2016

Ya pasó

El trabajo tiene dias en los que me pregunto
si no sería más relajado ser paisajista...
y otros días en los que me hace unos regalos tan inesperados
que no me imagino haciendo otra cosa... 
Esos días, doy gracias por los aprendizajes, y las oportunidades
envueltas en palabras y lágrimas, 
que me traen las personas que vienen a sentarse en mi sillón celeste.
Yo no se si ellas alcanzan a imaginar cuanto voy creciendo yo en cada encuentro, sentadita en mi sillón blanco ( ¿tendría que pagarles?)



Ayer fué uno de esos días de regalos y sorprendentes sincronicidades. 
Casi como si hubiera estado necesitando aprender de Bach y
me hubiera caído un piano en la cabeza, suavecito, sin lastimarme, 
pero firme y contundente, para no dejar lugar a dudas.  

Ese ¨piano¨en su caída, me cantó este mensaje
que diligentemente anoté y acá comparto
por si alguien justo estuviera necesitando
aprender de Bach,
o alguna otra cosa,
y le viene bien la contundencia.

Sana sana, colita de rana.
Ya pasó, ya pasó.
Permití que el nuevo día
sea una nueva oportunidad
porque eso es lo que es
en verdad.
Solo que nosotros
con nuestros terrores
sin darnos cuenta
a veces nos quedamos
en lo viejo
limitando lo que podría ser.
En realidad,
limitando y retrasando
el despliegue de lo que es
y puja por crecer.

Ya pasó
dejá que lo de atrás, quede atrás.
Perdoná.
Pero no perdoná en el sentido  de ¨disculpá¨
sino en el sentido de ¨integrá¨.
( no se si se entiende).
En un lugar leí hace poco el paralelismo
entre perdonar, integrar y aceptar.
Bueno, eso.
Dejá que lo que pasó, 
con todo su bagaje, 
sea parte
y quede atrás.
No lo confundas con todo.
Recordá que hay mucho más 
que eso,
y que cada vez que amanece
hay algo más
que es posible.
Aflojá, ablandá, confiá,
mirá a los ojos
abrazá,
abri la puerta
salí a jugar
con tu confianza ayudá a
otros a desplegar.
El tiempo 
no es infinito
y hay pocas cosas
que de verdad importan.

Ya pasó.