era mi niña buena
con su voz de señora
la que andaba en el tiempo
acunando la forma
y es mi mujer
serena la que mece en mi ahora
a la abuela tranquila que se oculta
en mis horas…
ah…es el tiempo….
el que da y el que toma,
el que engendra a los hijos
y los pare en su ronda,
el tiempo prende al pecho
a la pequeña alondra
que del calostro bebe
sólo por unas horas
y luego ya la leche
con tiempo se da toda
y un dia de camino
el reloj lo devora
y el niño en su sonrisa
muerde el pecho que toma.
…Es el tiempo, que pasa
como si hubiera sido
la vida en su espesura
un sueño sin memoria,
y del vientre encendido
al sempiterno arrullo
hay migajas de aquellos
dulces rotos segundos,
es el tiempo el que bebe
el que otorga, el que goza,
y en el trazo cancino
de la vida que brota
hay un solo destino
para todas las cosas...
Menos para lo que año a año se sigue regando, alimentando, haciendo amorosamente crecer.
Menos, como dice el principito, para esa rosa que por ser nuestra elegimos especialmente cuidar.
Menos para esas amigas que son de la infancia y también son las de hoy, por elección.
Para eso el destino es otro.
Para eso el destino es ser tierra fértil, que da flores y frutos de amistad y compañía. Latir con pulso nuevo y vivo. Un pulso que en medio de la multitud, suena fuerte y claro.
Para eso el destino es ser lo que perdura, no solo por ser anécdota o recuerdo de un tiempo que ya pasó, sino por ser presente de vínculo y amor.
Es el tiempo que pasa, y nosotros, que vamos eligiendo cada vez con más claridad, con quien y cómo queremos pasarlo.
Es el tiempo que pasa, pero hay algunas cosas que no pasarán.