viernes, 30 de agosto de 2013

Divagaciones sobre la ¨vocación¨

"Los ensayos son un lugar para probar, encontrar y abandonar. Lo que sucede, conviene" 
M. Kartun














Una noche, mientras comíamos con los chicos, el tema giraba en torno a cómo es eso de encontrar la ¨vocación¨, lo que te gustaría ser y hacer. Circulaban estas preguntas:
¿Se encuentra quedándose quieto, pensando, escuchando, hacia adentro, esperando una inspiración?
¿se encuentra probando, haciendo, ensayando mientras vas sabiendo?

Llegamos juntos a una primera conclusión que aunque pueda parecer un datalle semántico, no creo que lo sea:  ¨se va encontrando¨, se va delineando, se va desplegando. No se encuentra de una vez y para siempre. No es algo estático.
Decíamos que para ir encontrando (y encontrándonos), harán falta ingredientes varios. Como si de un plato se tratara, ese proceso que durará la vida entera, quedaría incompleto, sin gusto o sin consistencia si alguno le faltara indefinidamente.
Cucharadas de quietud, escucha interna, introspección, espera. Mirada hacia adentro, silenciosa, paciente, atenta, despierta, reflexiva. Puñados de hacer, probar, ensayar, explorar, practicar. Hacer en el que se juegan deseos y también inevitables frustraciones que vamos aprendiendo a tolerar, para poder aprender. Hacer que en el tiempo nos permite ir dándonos cuenta. Aunque no estemos todo el tiempo haciendo algo que nos encanta. Hacer en el que vamos afinando el saber de nuestros gustos y amores, hacer en el que vamos ¨siendo¨ y eligiendo cómo ser, además de qué hacer. Haceres en los que nos exponemos a distintos estímulos, nos animamos a mojar las patitas, a sentir la temperatura y la fuerza del agua en los pies. Haceres que por momentos nos demandan esfuerzo, disciplina, constancia y que nos traen de regalo nuevos saberes.
Haceres que tienen sus ciclos de nacimiento, vida y final. En los que aprendemos también de ese tránsito: cómo empezar, cómo seguir, cómo terminar.

Búsqueda, ir viendo, proceso, viaje, llevando como equipaje el estar atentos a las señales, a los que nos dice el adentro, a lo que nos dice el afuera.
Ser, estar, hacer y en ese despliegue ir sabiendo, cada día un poquito más, de nosotros, de nuestro mundo.

De todo aprender, confiando en que lo que sucede, conviene.
Aprendizajes que se van enlazando, apoyando unos sobre otros.
Proceso en el tiempo, que hace que al mirar para atrás, nada haya sido en vano.

Descubrimientos en la quietud, descubrimientos en el hacer.

Descubrimiento de lo que amamos, para poder hacerlo, y descubrimiento también de que podemos amar aquello que hacemos, lo que sea.  El ¨qué¨ que tantas veces nos es dado, para que elijamos el cómo.

lunes, 26 de agosto de 2013

Martes de consigna: Hoy: Salida

¨One does not become enlightened by imagining figures of light,
but by making the darkness conscious¨
C. Jung















¨We cannot afford not to fight for growth and understanding, 
even when it is painful, as it is bound to be¨
May Sarton

Una salida que no resultó ser ¨la salida¨,
si un volver a pasar
por ese lugar que tiene todavía
ese olorcito a fracaso,
ese gusto a repetición,
ese ruido a engranaje trabado
que gira siempre para el mismo lado.

Laberinto enredado
en el que seguimos circulando
a veces encontrándonos,
otras des-encontrándonos.

Tal vez todavía no lo hemos recorrido todo,
no queremos darnos por vencidos.
Tal vez queden recovecos por reconocer,
rincones por iluminar,
nudos que desatar y liberar,

antes de poder encontrarnos
finalmente, a sus puertas
y por fin salir a respirar
a un nuevo lugar.



viernes, 23 de agosto de 2013

Como un milagro

¨Encuentro objetos, cosas desechadas.
Para mi son pequeños tesoros, los limpio, los restauro, los sano.
Los miro, los toco, los muevo, los escucho, miles de veces.
Los conozco de memoria, establezco una relación con ellos, me hago amiga, y los quiero.
Hago todo lo posible por exponer su belleza y exaltarla.
Ellos, a cambio me ayudan a decir lo que quiero.
Y entonces vuelven a tener sentido, cobran vida nuevamente.
Para mi es como un milagro. Eso hago.¨
Ivonne Delor
Artista visual
Cuando leí este texto, escrito por esta artista plástica, en el dorso de su tarjeta, me quedé prendada. No es una expresión que use habitualmente, ¨quedar prendada¨ pero se ajusta bien a lo que experimenté al tomar la tarjeta de una mesita durante una exposición.
Casi me gustó más que la obra, que también es muy linda.
Me fuí con mi tarjetón, saboreando el texto, sintiendo el impacto, dejando que me fuera diciendo.
Y me fuí dando cuenta que me había impactado tanto porque tengo esa experiencia de la que ella habla. Porque algo de eso es lo que intento hacer en mi trabajo, y en mi vida, algo a lo que invito y acompaño.  Dicho por Ivonne de una manera poética, perfecta.

Encontrar y descubrir aquello que fué quizás desechado, olvidado, exiliado, lastimado, desoído, aquello que quedó dormido, detenido, deformado, estirado, no reconocido en mi.
Mirar, tocar, mover, escuchar miles de veces, hasta conocer casi de memoria, a veces hasta cansarme. Limpiar, restaurar, sanar, hacerme amiga, ir queriendo todo eso que encuentro. Ser testigo de cómo aquello va cobrando sentido, nueva vida, y retoma o emprende el movimiento creativo propio de lo que está vivo.
Permitir que en ese tránsito, eso que parecía algo feo, desechable, poco aceptable, vaya exponiendo su belleza, se vaya convirtiendo en un tesoro, mi tesoro.

Eso intento, eso presencio.

Es como un milagro.

martes, 20 de agosto de 2013

Desayuno

En esta semana corta, en la que el lunes es como domingo,
el miércoles es martes!
Va entonces, escritura con consigna: Hoy: Desayuno

Hoy, para la hora del desayuno, ya había metido la primer pata del día. Algo dicho apuradamente, sin cuidado de las formas, había sido como un pequeño cuchillito disfrazado de cuchara. Un filo escondido sin querer en la redondez imperfecta de una frase.
Por suerte, ( o porque la vida es generosa y da una y mil oportunidades), más tarde, por esas cosas de la agenda y sus cambios, que en un principio creo que perturban mi organización pero que al final termino agradeciendo, tengo la posibilidad de un segundo desayuno. Y con el café con leche, y la bendita escritura, la oportunidad de reparar esa herida tan temprana de la primera hora.


lunes, 19 de agosto de 2013

Equilibrio móvil

     ¨You are perfect as you are and you need to grow¨


La que acepta es la que se acepta. La que puede abrir su pecho, descansar su cabeza hacia atrás, sentir el viento y no necesitar nada más. La que se sabe ¨suficiente¨, y sonríe, en paz consigo misma.
Es ¨la mano que sostiene¨ (que aprendió a sostener) el crecimiento y los posibles movimientos de aquella que, a su tiempo, cuando es el tiempo, se transforma y crece. Esa que se mueve, y hace. La que se anima, y va y va. La que se mete, se moja, prueba mundos y lenguajes nuevos, y da frutos y florece. La que deja su marca, se expresa de distintas maneras, ofrece y se ofrece. La que comparte, cada día un poco más, y cuando la estación de la quietud se acerca, vuelve a esperar, a crecer en silencio, buscando vivir, queriendo aprender a respetar los ciclos. Y vuelve a pasar una y otra vez, parecido y distinto, en un espiral infinito de crecimiento y transformación.

jueves, 15 de agosto de 2013

Crónica de una espera

¨Escribo porque me da la real gana...
escribo para adquirir conciencia, primordialmente, de lo que soy.
Escribo para explicarme a mi misma, todo lo que no entiendo, que es todo¨
Rosario Castellanos 

( ¡Gracias Flopi de Elmaldelsauce.blogspot.com, por presentarme a esta genial escritora!) 


Las salas de espera. Pequeños mundos dentro de un mundo, dentro del mundo.
En cada sillita, de esas que vienen juntas como tiras de chorizos, y solo viven en esas salas, descansa por un rato uno de esos pequeños/grandes mundos, personales, misteriosos, expectantes.
Sillitas pegadas, seres que no son, por cierto, anónimas achuras en ristra, sino personas, con vidas, con historias, reales, o imaginadas.
Frente a una puertita que dice ¨ecografías¨,  perdiendo la mirada en esa lámina descolorida de pintor impresionista que cuelga torcida en la pared amarillenta, una mujer le hace compañia al marido que espera nervioso que un médico le mire la evolución de sus ¨piedras¨, mientras le recomienda por teléfono y en voz altísima, a su hija, flores de bach y clases de yoga.
Todas las medicinas en la misma sala de espera. Como en el mundo.
En otro lugar de la ristra, a mi lado, un hombre, también de voz fuerte, profunda, aprovecha la espera para hacer llamados y organizar su agenda del día. Del día que le espera al salir de la sala de espera. No quiere molestar, dice, ofrece sus servicios. La cercanía y el volumen hacen que me sea inevitable escucharlo. Es fumigador y tiene voz de locutor. Un fumigador/locutor.
No lo miro, por disimular que estoy atenta a su voz. No lo miro pero busco mi libretita, la que viene siempre conmigo. No lo miro pero me lo imagino, con mameluco, como un actor de cine: ¨el fumigador¨, nombre en clave del asesino exterminador de una pelicula, que sucede en una sala de espera.
Esa sala de espera, en la que como un chorizo, espero mi turno, y me salvo, a través de la imaginación y las palabras, del exterminio real o imaginado.



lunes, 12 de agosto de 2013

Martes de escritura: Hoy la consigna: A mitad de camino


Estoy a mitad del camino, pensé.
Pero no, no es tan así.
Hoy, para esto, estoy casi al llegar.
A mitad de camino era antes.
Ese momento en el que podría haber dicho, avisado, pedido, aclarado.
Ahora estoy jugada. El chubasco me pescó poco equipada.
Y veo los errores y siento la impotencia de los verbos:
si hubiera o hubiese.
Doy un paso más y anoto los aprendizajes posibles.
Pelear con la lluvia que cae inevitablemente ya casi no es una opción.
Si lo es aprender a anticipar ciertas tormentas y salir con paraguas.

sábado, 10 de agosto de 2013

Te envío y te espero















Pasaron muchos años,
hay tantas cosas que ya no recuerdo con nitidez...
Voy a las fotos
y entonces algunas vuelven un poco.

¿Será que si no recuerdo
es que no estuve del todo ahi?,
me pregunto.
¿Será que era taanto y tan rápido
que no había forma de estar
completamente ahi para todo?

Saco hoy la foto
y nos miro, te miro,
te escribo, te quiero más,
y creo que un poco
mejor que antes.

Te suelto un poquito más,
es lo que toca,
te envío a ese mundo nuevo
que te entusiasma y te espera,
y yo aquí me quedo, los oidos atentos
el abrazo listo, para cuando vuelvas
con las manos y la voz llenas
de los relatos de tus peripecias
y aventuras.

Como cuando eras chiquita
allá lejos y hace tiempo.





jueves, 8 de agosto de 2013

Por la ventana abierta entra agua


Paso con el auto, cerca de una fuente. Unas gotas que el agua, gracias a una ráfaga de viento, salpica, entran imprevistamente como frescura por mi ventana abierta, y van a parar a mi cara desprevenida, que se sorprende y a la vez se alegra.
Es miércoles, ya termina un día agitado. Estoy cansada, contenta y ahora un poco mojada.
Pienso, agradecida, cuánto vale la pena mojarse. Cuánto vale la pena arriesgarse a bajar las ventanas, y jugarse, hacer, decir, bajar la guardia, abrir, ofrecer, recibir.
Porque el que no abre no se moja, el que no dice y no hace, no se equivoca.
Y cada vez más, estoy dispuesta a perdonar mi equivocarme, a valorar mi animarme. Y a no perderme por nada el poder disfrutar la maravilla de esas gotas sobre mi cara cansada.

lunes, 5 de agosto de 2013

Martes de escritura: Hoy, Vecinos.

 
Quiero ser moderna, pero soy medio carreta. 
Tengo mail pero la velocidad no es lo mío.
Quiero llegar lejos, ( ¿dónde será eso?)
También me gusta quedarme,
y saber que ir lejos es permanecer cerca.

 Me sale ir lento.
y cada tanto se me destartala el carromato.
 Me quedo mirando el paisaje
me toman las ¨pausas¨,
y el ritmo pueblerino. 

Cual vecinos, el repentino y cíclico ímpetu del marketing, la añoranza de fama y la intuición de que por ahi no es, conviven amistosamente en mi.  Han aprendido a conocerse, a respetarse. Han superado resentimientos, se llevan bastante bien. Se ríen juntos, y cual divas civilizadas, comparten cartel.

El vecino añorador de fama cada tanto se topa nuevamente con uno de esos blogs que, como los conejos, dan a luz a miles de ¨megustas¨  por segundo, y se queda babeando, con ganas de pedirles que recomienden el blog a sus amigos, que comenten si algo les gusta.
Imagina la situación de reproducción de ¨me gustas¨, como el momento aquel en el que se deja de ver a un hijo púber por unos días y al volver se lo encuentra con la barba crecida, la voz agruesada, la cara llena de granos, y se exclama, entre la sorpresa y el maravillamiento: ¡oh, cómo ha crecido! 
Se divierte pensando que duplicar seguidores sería como ponerle a esta carreta un motor de esos fuera de borda, y de repente verlo pasar, haciendo willie, dejando una estela ¨estelar¨, (valga la redundancia¨), haciendo un ruido de esos que por unos minutos se aguanta, pero después de un rato decís ¡por favor, basta! ( ¡se imaginan!)
Se ríe solo visualizando en el pescante a la escribiente, cual el fletero Berón, sonriendo, saludando, manito en alto, en cámara lenta, repartiendo palabras y agradecimiento, cual Máxima en papamóvil. 
Se rié solo, de si mismo y su añoranza.

¿Será eso llegar lejos, piensa?

Mientras tanto, vecino intuición de que por ahi no es, recita paciente, en voz baja y amorosamente este poema de C.C. titulado:

Menos
¿Cómo puedes esperar que la vida florezca
y milagros se desplieguen
cuando te aferrás tanto y tan fuertemente?
Exhala,
deja ir
suaviza
fundete.
La vida florecerá, la vida quiere desplegarse
¿No la oyes pidiéndote que des un paso atrás,
que hagas menos, que te rindas a su propio y bello fluir?
Por favor, intenta menos, empuja menos, planifica menos, piensa menos,
no pisotees los tiernos brotes que anhelan florecer a tu alrededor
relaja tus tensos dedos, ten confianza
y ama el milagro que florece en tus suaves manos.

Y así sigue la vida, en amistosa convivencia,
la balanza inclinándose cada día un poquito más,
hacia el relajar mis tensos dedos y seguir confiando.



 




















jueves, 1 de agosto de 2013

Gracias por el tiempo


El tiempo. El bendito, el inasible. El que teníamos, el que se fué, el que está siendo.
El tema fué el tiempo, casi todo el tiempo.
En la charla, en las sensaciones, en la estela que quedó en el aire.
Se coló cuando rozaron las muchas incertidumbres y las poquitas certezas, les dejó a su paso un nudo en la garganta al despedirse, junto con un perdurable gusto a confianza ganada como tierra al mar.
No sabían cuándo volverían a verse. Podrían haberse protegido. Se hubieran perdido esa alegría que se reproducía cada vez que se encontraban.
Pero aprovecharon ese tiempo. Sin reclamos.
Se dieron tiempo, el que hay, el que se puede. Y hablaron del tiempo.
No del clima, no de esa forma del tiempo.
Hablaron, taza de café por medio, como en los viejos tiempos, de la percepción tan vívida, tan sentida en la piel, los huesos, y el alma, del paso del tiempo. En ellas, en los que aman, en esos que alguna vez fueron más jóvenes, en esos que alguna vez fueron.
Del tiempo que está siendo, de los hijos que crecen, de los inciertos tiempos que vienen.
Del tiempo, éste, el que no es eterno y pide presencia despierta, atención, y aprender a desenmarañarse de la preocupación constante por el futuro,  para poder disfrutar el regalo del presente.

Por un rato detuvieron el tiempo, el de los quehaceres, el de las distancias, el de las agendas y los relojes, y fué como si no hubiera pasado el tiempo.
Ese tiempo en el que se juntaban a estudiar y charlaban de la vida mucho más de lo que estudiaban. Ese tiempo de tardes eternas y rondas interminables de café con leche, viendo cambiar la luz por la ventana, filosofando sobre la vida, los hombres y los vericuetos del alma.

A la vez , supieron que el tiempo si había pasado, y que en ese paso habían crecido todavía más las raíces, el tronco y las hojas de esa amistad, que como un árbol robusto y flexible, atravesaba las barreras de lugar y tiempo, con ese cariño entrañable, y para siempre.