martes, 24 de noviembre de 2015

Elijo saber

Acerca de la maternidad...
El proceso ha revelado ser un paso adelante, dos hacia atrás, uno adelante, diez hacia atrás, uno adelante, diez millones hacia atrás, hacia atrás, hacia atrás...
...Preocuparse es la ocupación de las madres, y no es de las ocupaciones que pagan...No dan fruto ni llenan... Es una ocupación que nos consume día y noche hasta que somos como zombies que logramos que todo ser viviente a nuestro alrededor quiera buscar refugio en la orilla opuesta...

Karen Maezen Miller


Cuánto que no se.
Cuánto que aprendí. Cuánto todavía por aprender.
Recorro caminos de aprendizaje, en la maternidad y en el trabajo, en los que doy algunos pasos hacia adelante, otros de vuelta para atrás, para atrás...
Una y otra vez, vuelvo a empezar.
Escucho, reviso, doy de nuevo, recalculo, reacomodo, pido disculpas, cambio.

Mis hijos a veces me dicen que soy mejor psicóloga que mamá.
 Por suerte se animan a decirme aquello en lo que estoy chingando mal.
Algunos pacientes se enojan porque hago intervenciones desatinadas, me equivoco.
Por suerte algunos se animan a decírmelo.

Enterarme de que no todo lo que hago, al otro le llega como un bien, duele, claro.
La intención siempre es buena, pero a veces sale como pájaros atolondrados y va a dar a las vidas de los otros como contra un vidrio, con torpeza, lastimando.

Enterarme duele, pero me permite rescatar lo que se pueda,
y además, no enterarme duele más.

Entonces elijo saber,
y practico quedarme con el dolor de no haber hecho todo el bien que hubiera querido.

Y si en vez de devolver como un boomerang, me hago cargo de la parte que me toca, aprendo.  
Si puedo escuchar lo que necesitan y me están pidiendo los destinatarios de mis cuidados, aprendo.
Y voy siendo cada día un poquito ( a veces tan poquito que me parece que ni se nota) mejor mamá y mejor psicóloga.
Y en muchos casos podemos seguir juntos.
Acertando, equivocándonos, aprendiendo siempre.




martes, 17 de noviembre de 2015

Me creo poeta

Cada tanto, un ejercicio para soltar la mano y escuchar
lo que traen las palabras.
Un ratito de creerme poeta, por qué no?


Pensamos que tenemos tiempo,
vamos dejando que ocurra.
No alcanza.
No podemos tomarnos ligeramente
la tarea de ser felices.
Obedecer sería desdeñarla,
ponerse de rodillas ante lo que la ensombrece.
Aprovecharla es de cuerdos,
no dejar que se pase,
como si estuviéramos sentados,
siempre al borde de todo...
Quisiera empacar la importancia
y la debilidad,
salir al camino, y escribirlo,
ser protagonista de la historia.
Que en plena noche,
lo que parece denso y oscuro,
comience de a poco a despejarse,
y más temprano que tarde,
poder decir,
sencillamente y con libertad:
Soy

jueves, 12 de noviembre de 2015

La brújula

Creo en los momentos sagrados y me los vengo produciendo...
Descubrí que hay algo de paraíso que se lo fabrica uno...
Me parece que pasamos demasiado tiempo preocupados por la producción, a veces llevados por la propia inercia que provoca la producción ( y no siempre por necesidad).
Yo trato de romper un poco con eso... trato de equilibrar...Me parece que la vida vale la inversión.
Mauricio Kartún



Hace poco más de una semana, después de estar varios días con dolor de garganta, tremenda tos, algo de fiebre, dolor muscular y abatimiento general, finalmente cancelé pacientes, y otras actividades,  llamé a un médico, arranqué con los antibióticos y la pastillita efervescente afloja placas y me quedé un par de días en la cama. Hicieron falta unos cuántos días para que empezara a sentir una leve mejoría. Y aca estoy, dos semanas después del primer día, sintiendo todavía los efectos del paso del ¨tornado¨de la gripe por mi cuerpo y por mi vida.
Fueron días ( muchos para mi gusto) de sentirme muy mal, y también días de escucharme. 
Ya aprendí que cuando el cuerpo dice basta, tengo que y quiero escucharlo.
No porque escuchándolo venga la mejoría mágica e instantánea,
Sino porque se que sólo escuchándolo sigue el aprendizaje y de a poco va llegando el alivio al poder tomar ciertas decisiones en función de esa escucha.
Esta vez ( ha habido otras, y porsu las seguirá habiendo imagino), pude registrar con mucha nitidez, cómo la cabeza, que es parte del cuerpo, a veces quiere ¨independizarse¨, y cree que puede seguir con sus planes ¨a pesar¨ de que el resto del cuerpo está gritando ¨basta¨.

Cuesta renunciar a ciertas cosas, elegidas, para las que hoy este cuerpito no tiene lugar ni resto.
Cuesta encontrarse con la limitación, con la particulariad de lo que ¨yo puedo¨, que no es lo mismo que pueden otros ( que desde mi lugar se ve como mucho, y se admira).
Cuesta no compararse.
Cuesta y lleva su tiempo. 
Y a la vez, cuando se acepta y se abraza la propia posibilidad, cuánto alivio...
Algo siente : ¨ah, si, vamos por acá que por acá es mejor. 
Mejor para mi en este momento¨. 

En estos días recordé una vez más que la brújula está en el cuerpo, 
y que la práctica es volver a él una y otra vez.
Dejar de tratarlo como un burro de carga.
Escucharlo, discernir, y ofrecerle, (ofrecernos) el cuidado que necesita y merece. 
Recalcular, ajustar rumbo, equilibrar. 
Ahora.
Fabricar el paraiso , cuidando lo que hay, lo que está en marcha,
lo que no va a durar para siempre y pide atención aquí y ahora. 
Resguardar los momentos sagrados, lo chiquito, lo inefable.

Y una vez más, volver a casa.

Simplify, simplify, simplify, Thoreau said.
Reduce the number of moving parts.
Still, complexity creeps in through the back door.
To live simply you need to plan.
Think through carefully what to cut out.
Do without some things that are nice but not necessary.
And pay attention to the little elements of beauty.
The bird´s nest, the wildflower, the stars at night.
Theodore Roethke ( en A pause for Beauty)

martes, 3 de noviembre de 2015

Artistas, otra mirada.

¨Uno de nuestros grandes problemas es la desvalorización de lo "fácil". Como si lo espontáneo y dado careciera de sentido. Es al reves!¨
Alejandro Rozitchner



Hoy quiero escribir acerca de los artistas.


En estos días, encontré una cualidad de los artistas que se ajusta bien a mi experiencia, y que quiero compartir, ya que me parece es bastante ¨inclusiva¨ y nos permite a todos, de alguna u otra manera, sentirnos parte del gremio de los creadores.



El artista, cuando lo es, espera.
Es apertura atenta, paciente.
La atención es su oficio,
la precipitación, su impericia.
Artista es el que mira lo que no es
hasta que sea,
hasta que acontezca.
Deja que lo que no es, mane...,
aparezca
y lo acoge.

Eso que se muestra y que el artista recibe es don de la hondura.
Pequeño milagro que sucede a cada paso,
en la soledad de un momento creativo, en pequeños grupos donde fluye la vida, en escenarios y auditorios multitudinarios, en estudios, bibliotecas, cocinas, talleres, jardines.
Tanto en momentos de caos y crisis, como en momentos de tranquilidad.

Siempre se dijo que gracias a las crisis permanentes en las que vivimos los argentinos, la creatividad y la vida artística florecen como en casi ningún otro lugar del mundo.
Pareciera, desde ese punto de vista, que el caos, el desorden, la pobreza,
fueran la condición para el arte y la creación...
En mi opinión es engañosa esa mirada que propone el caos, la crisis, la pobreza, como requisito casi único para la creación. Nos hace temer que las cosas funcionen mejor. Nos hace pensar que si las cosas se ordenan un poco y empiezan a ser un poco más llevaderas y pujantes, vamos a perder nuestra capacidad de crear. Nos hace tender a preferir las tormentas a la quietud de ciertas calmas. Nos hace sobrevalorar el eterno kilombo.

Y como bien se sabe, los opuestos son complementarios y se necesitan mutuamente.
Y en esto no hay excepción a la regla.
El caos y el orden se necesitan, y la creación los necesita a los dos, y si es en una justa medida, tanto mejor.

Un psicoanalista capo con el que estudié muchos años, decía que los buenos artistas lo son, no gracias al caos, el desorden, y la patología, sino a pesar y pese a ella. 

Según su manera de ver esta cuestión,  el ser artista no se define por la crisis, el caos, el desorden, la patología.
Aunque muchas veces se los encuentra asociados, no es el clima de tormenta permanente lo que hace posible la creación, sino una cualidad personal ¨sana e íntegra¨ que en mayor o menor medida, todos conservamos y podemos poner en juego y hacer crecer.
Que nos permite sobreponernos, ( a veces con bastante esfuerzo), a realidades que se presentan por demás e innecesariamente caóticas. Y crear.

Algo de caos es inevitable y parte de la vida. Y así lo será siempre.
Seguro estará bueno afrontarlo creando, es de las maneras más saludables.

Pero ya que se avizoran ( o yo avizoro) en el mediano plazo, tiempos más pujantes y ordenados para nuestra querida tierra, me da ganas de decirles a los artistas que por ahí andan, acarreando la mirada valoradora del caos, que no se asusten. Sin tanta crisis, igual podremos seguir creando.

Ya que no es el desorden lo que nos da identidad sino la capacidad de escucha curiosa, y espera atenta, para estar con lo que no sabemos, hasta que aquello que es nuevo, y antes no estaba, vea la luz.