lunes, 26 de noviembre de 2018

Ya no voy a ocuparme



Hoy la práctica la inspira 
Hugo Padeletti y su poema

Ya no voy a ocuparme

de la flor del ciruelo
de la lluvia que cae en el jardín
de las hojas de jade que palpitan
en el agua de jade
Me quedo con la impávida ventura
de la taza de té,
con la fresca humedad 
de la camelia dibujada.

Ayer es un ciruelo lancinante,
una lluvia que cala el corazón, 
un deslumbramiento de jade
que fluye, irreparable, 
por el río de jade

Me vuelvo hacia las formas impasibles
de las flores antiguas del papel,
al amor temperado del laúd,
a la rama de incienso de los clásicos

Ya no voy a ocuparme
de ordenar los cuartos
ahora semi vacíos, de gente
Solo entornaré las puertas 
y las cosas esperarán,
tal como allí quedaron,
el regreso temporario de sus dueños.
Ya no voy a ocuparme de pensar menús
ni de hacer compras abundantes
Cierta frugalidad de dos
se irá instalando de a poco 
en la heladera y la alacena.
Ya no me me ocuparé
de estar en los ambientes en los que se mueven,
solo los acompañaré en ocasiones especiales,
cuando me inviten.
Ya no pondré el lavarropas dos veces por día
Con dos veces por semana alcanzará,
y a veces, hasta será de sobra
Ya no escucharé cada tarde la guitarra y el canto,
ya serán muy cada tanto las ¨batucadas¨
con los amigos y el cajón peruano.
Me quedo con los recuerdos
y con cada breve y fugaz
oportunidad de encontrarlos, 
me vuelvo hacia otras formas
de compartir y acompañarlos :
el teléfono, pensarlos,
y cuando vienen, tratar de no ahuyentarlos
con cosas de madre demasiado curiosa
o viejita cascarrabias.
Me vuelvo, para imaginar sus futuros,
sus lugares, sus ciudades.
Me vuelvo para situarlos mentalmente
en esos mundos lejanos
que ya están explorando.
Me vuelvo hacia adentro,
buscando el reservorio de confianza
que me haga saber que estarán bien,
que tienen con qué,
que lo que sea en sus vidas
será perfecto tal como es.
Me vuelvo hacia esa sabiduría 
que cada tanto necesito recordar:
No hay nada, o casi nada
que pueda ( ni deba) controlar.
Me vuelvo y trato de quedarme 
con las palabras sabias de mi hijo
que no hace tanto me dijo:
¨mamá, ya está: 
preocupate menos por nosotros
y disfrutanos un poco más¨

domingo, 25 de noviembre de 2018

La maravilla del Si


Inspirada en el poema Si, de M. E. Sierra Victorica
recorro mi semana y escribo mi versión.

Vi la Maravilla del Si
la luz del férvido rubí
el aire del hondo jazmín, 
la savia, el dulce balancín
los verdes muerden el añil,
un mirlo dice que es feliz
llega una nube del confín
todo es perfecto, y está aquí:
el vértigo del colibrí,
el botón en el abrir
y la ronda en el jardín.
Vi, la maravilla del si.

Vi, la maravilla del Si
y en cuanto ví, pude descansar.
Vi que todo es perfecto
y que está justamente aquí: 
El jacarandá en flor en mi jardín.


El mate, la perra, 
la pared salpicada 
con restos de pintura colorada,
manchas que no salen, 
este silencio para escribir...


El sol, la acacia 
con sus infinitos pompones rosados,
el domingo, otra vez aquí.


Resonancias de una charla profunda, 
pausada, y tan linda con un hijo
en la penumbra de un viernes 
que se acercaba a su fin:
cercanía, encuentro,
orgullo y admiración por su valentía, 
su sensibilidad, su conciencia,
gratitud inconmensurable por coincidir.

El recuerdo de un encuentro anoche 
con amigas queridas,
y también de conocer gente nueva
y conectar profundo.
Sonreir.
La maravilla del encuentro
de la apertura a lo nuevo,
del no quedarme atascada 
en la sensación de ¨pereza¨ o ¨peligro¨.
la maravilla del amor posible.
Está aquí.

Los ecos de una semana de Mapas
de encontrarme conmigo y con otros
y una vez más, amorosamente coincidir.
La sensación de qué distinto es
cuando el abrazo es ¨del lado izquierdo¨
sintiendo tu corazón cerca del mío.
Tanto aprendido,
mucho ¨esperado¨, 
y también ¨bellamente imprevisto¨,
la maravilla del coraje que nos hace abrirnos 
y nos premia con el tesoro 
de los encuentros profundos.
El eco de esa ronda grande
meciéndose en ese instante del tiempo,
los acordes todavía sonando en el cuerpo,
la maravilla y milagro, 
lo asombrosamente precioso de coincidir.
Animarme a zambullirme en lo que vislumbro
es bueno, y ¨power¨ para mi
Renunciar a otras cosas, elegir
y no arrepentirme ni un segundo
de haber pasado por ahí.
La maravilla del focusing, 
del acompañarnos así,
llegó a mi vida para quedarse. 
Está aquí.
La invitación renovada a pasar despacio.
Más despacio, si.
Porque hay aspectos ¨pequeños¨
que todavía están aquí, necesitados de mi.


Y está la posibilidad, real, actual, sentible
de estar presente para todos ellos,
ahí, aquí.

La maravilla de la Presencia
está aquí.
Es en mi.

La maravilla del SI.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Que se vayan

Hoy, inspiradas por un poema de Natalia Rozenblum,
escribimos nuestros textos de despedida del taller.
Quisimos pasar despiertas por lo que a cada una le traía el cierre de un ciclo.
Quisimos hacerlo escribiendo, compartiendo, escuchándo, emocionándonos, 
riendo, aplaudiéndo
como lo hicimos cada viernes.

Acá el poema de Natalia.
Abajo mi texto

Si te vas,
llevate tu ropa,
esos platos de tu abuela
de reborde dorado
-que no sirven ni para el microondas-
el parlante enorme
que ocupa un tercio de pared
-y nunca encendés-;
si te vas,
llevate tus mañas de obsesivo,
tu orden superficial
-tu ficción-
el olor que arrastrás
al moverte, ese libro dedicado
por tu ex
-que encontré y nunca te dije-;
si te vas,
llevate el sillón,
aunque me guste
aunque esté hundido en la mitad
como dos pendientes
-igual que nosotros-
el destornillador de los domingos
el martillo de los domingos
el taladro de los domingos
y mis ganas
de que no te vayas.

Si se acaba el taller, que sea festejando.
si llegó el final, quiero atravesarlo despierta.
Ya no más cargar alfombras, sillitas, y bolsos cual equeco.
Ya no pensar en qué llevar para comer
sabiendo que igual no hará falta, mientras esté Patri.
Si llega el final que podamos pasar agradeciendo.
Que podamos hacerlo despacio, 
que no me olvide nada de lo que tenía pensado.
Que haya tiempo para mirarnos, tocarnos y darnos regalos.
Que podamos reconocer los tantos regalos.
Si se acaba, que se acabe hoy, pero que no sea para siempre.
Que el año que viene haya piso de madera y renovado entusiasmo.
Si se acaba, que sea una fiesta, no de las que tanto se ven ahora,
puro alcohol y desconecte.
Que sea una fiesta de la presencia, una fiesta del don, 
de la transformación y la trascendencia.
Que se vayan los dias compartidos
(porque la realidad es que muchos ya se fueron, 
como todo lo que pasa y no vuelve: se va aunque nos resistamos)
pero que no se vayan mis ganas de que no se vayan,
y sean motor para seguir creando, abriendo, invitando.
Si se van, los despido con los ojos bien abiertos,
recordando que estos viernes son un poco mi templo.
Un santuario de amor dado y recibido
Un tejido que se teje año a año
y que cada vez es más sólido y rico.
Si se van estos viernes será con la alegria 
de lo compartido y transitado juntas
y dejarán por unos meses un agujero
en mi vida.
Si se van, que pueda despedirlos 
con los ojos bien abiertos,
valorando inmensamente 
y honrando en su divina humanidad
a tantas gloriosas mujeres
Que se vayan si, pero no sin un abrazo,
no sin un ¨te honro¨, un ¨te agradezco¨.
Que este irse sea modelo posible para otras despedidas:
que podamos atravesarlas con conciencia, en presencia
aprendiendo de la experiencia.
Que se vayan estos viernes de taller
y por favor,  ojalá, vuelvan...