martes, 27 de febrero de 2018

Buen viaje

¨Te puede escuchar, dijo la enfermera, pero está demasiado cansado para responder. 
Podés pedirle que te apriete la mano.
Puedo pedirle que me apriete la mano si me escucha, pero no necesita escucharme, necesita morir.
Por eso, no lo llamo de nuevo a la vida y hacia mi, sino que lo dejo estar con la ardua labor de respirar.
Lo toco e inhalo su perfume, le hago masajes con aceite en las manos y en los pies
y rezo para tener la fuerza para dejarlo ir.
Caminé con él hasta el umbral de la muerte
y mis pies quedaron colgando en la cornisa
Siento la vastedad del abismo
Pero no puedo ir más allá...
Durante dos años traté de salvarlo
pero ya no hay más rutas de escape
despues de años de lucha
Su pasaje abre mi corazón y aquieta mi mente
Su muerte tranquila es su último regalo
mientras lloro y en voz bajita me despido
Como es posible sentir tanta pena y tanto agradecimiento al mismo tiempo?¨



Con este pedacito de When Gratitude Holds Hands with Grief de E. Mansfield, que me acompañó tanto durante estos días, y las últimas palabras que le escribí el domingo en la penumbra de la tarde, sentadita en el suelo al lado de su cama mientras la miraba respirar, me sigo despidiendo...

Con mi mirada acompaño tus últimas respiraciones
te imagino cuando eras una bebé
siendo mirada por aquellos 
que te habían deseado y esperado,
como se mira a un bebé...
como se mira un milagro

Hoy con mi mirada otra vez te acuno
un poco más
quizás por última vez.
Queriéndo hacerte saber,
como cuando eras bebita
cuán querida sos...
más allá de todo
desde siempre 
y para siempre

Buen viaje viejita