jueves, 31 de diciembre de 2015

Una caricia amable

La noche y la mujer
¿Dónde empieza la una y termina la otra?
...flor de la noche
hecha solo de resplandores
pero brotada
de un suave secreto
del cosmos
con su más pura vida
es forma de la sombra
que mira y abre
blancas sonrisas
Juan L. Ortiz

Una vez más, como ya hace algunos años, en la recta final del año que se va, me tomo mi tiempo para escuchar y resonar con la o las palabras que intuyo serán inspiración, guía, mantra, recordatorio, promesa para el año que vendrá.

El año que se va estuvo inspirado por ¨el amor, misterioso aliento¨, viento sutil y contundente que sopló y sopló en mis velas, acompañándome a andar, invitándome a corregir rumbo algunas veces, trayéndome espacio interior para aprender, acompañar, sostener, crear, agradecer y celebrar.

No creo que este año pueda dejar del todo esas palabras, seguirán en el collage, cerquita y a la vista en el altarcito de mi cuarto. Seguirá firme y claro el amor soplando su misterioso aliento,
y no me quiero olvidar que siempre está esa posibilidad.


Llega para hacerle compañía en el 2016: la CARICIA AMABLE


Y mi deseo de ser desde el amanecer hasta que caiga el sol, esa mujer posible, que con sus gestos, sus acciones y sus palabras, teja redes que no sean de violencia, sino de paz.

Querer ser caricia amable es querer acercarme con respeto, con tacto, con suavidad, ternura y delicadeza, con cuidado y cariño. Y anhelar que ese acercamiento haga que aquellos con los que me toque cruzarme durante el año, se sepan valorados, aceptados, queridos
 ( ¡caricia viene de caro =querido!)


Se que va a haber algunas figuritas difíciles, algunos desafíos que ya puedo vislumbrar.
Haré con eso lo mejor que pueda. Me tendré paciencia, volveré a empezar.

Voy entonces rumbo al 2016 queriendo dejarme envolver y deseando poder ofrecer el regalo amoroso, silencioso, respetuoso y delicado de una
CARICIA AMABLE
que teja redes de paz.



domingo, 27 de diciembre de 2015

Exodo juvenil, nido vacío

                           
Perhaps, what feels like an ending might also be a beginning
 K. Kenison

A veces cuando escribo siento que la vida es hermosa. 
Cuando escribo... me duelen hasta las pestañas.
Supongo que es en el papel donde conviven esas cosas.
Amapola Poesía


En algo así como doce horitas, se fueron todos. 
Quedamos como cuando seamos viejitos, si llegamos.

Teniendo total libertad, la casa para mi sola y la mañana por delante, después de desayunar, voy a sus cuartos ( así somos las madres)
En primer ronda de reconocimiento, los observo, veo los restos de sus partidas: ropa tirada, cajones semi abiertos ( el incomprensible dilema del cajón que se abre pero no se alcanza a cerrar), sábanas abolladas, papelitos en el piso, frascos vacíos de desodorante, todo lo que decidieron finalmente no llevar y ahí quedó, esperando el regreso para encontrar un lugar 
( otro lugar?).

Arremeto de a un cuarto por vez.
Empiezo cambiando las sábanas ( cuánto hace?),
hay sol y hay que aprovechar, me digo.
Acompaño entonces el resto de las tareas que emprendo, con pausas cada tanto para poner el lavarropas y tender al sol. Pausas para lo que se ha convertido en pequeña meditación doméstica. Quién diría que hoy me iba a parecer un lujo y una bendición lavar y tender infinita ropa
(Gracias Karen Maezen Miller).

Entre pausa y pausa; limpiar, ordenar, regarles sus plantitas, guardar, tirar
( tranquis, no les tiré nada importante!)
Encontrarlos en cada pequeño detalle de sus mundos de papelitos, fotos y ropas, (darme cuenta de lo poco que se limpia en esta casa!)
y en esta mañana de domingo en el lavadero, dar gracias, como nunca me imaginé que algún día haría, por cada montaña de ropa sucia que hoy se que no será para siempre.

A la hora de sentamos a almorzar los dos solos me encuentro diciendo: ¿Qué voy a hacer cuando no haya más ropa para lavar?
Que traducido es : ¿Cómo será la vida después de esta vida? 
¿Qué habrá del otro lado?
Cada uno de estos últimos veranos de éxodo juvenil es un botón de muestra de lo que vendrá.
Por eso doy vueltas por sus cuartos y entre sus cosas, preparándome.
Practicando estar con ellos a la vez que los voy dejando volar.
Practicando estar con esta sensación agridulce que me trae el paso del tiempo, lo desconocido por venir, las nuevas etapas por inaugurar.

Nuestra vida familiar está llena de momentos lindos, y también de los otros.
Hay batallas a veces inevitables, tantas innecesarias.
Hay heridos y lastimaduras que tardan en cicatrizar, hay segundas,
terceras, cuartas oportunidades
 y ojalá,
de maneras nuevas en los años que vendrán, haya mucho lindo por transitar.

martes, 22 de diciembre de 2015

Adviento

Y cada tanto, lo dificil
es ser ese amor
que se deja llevar un poco
( o bastante)
y anda sonriendo por ahi.
Lo difícil es 
abrazar,  y ser amable,
tener tiempo ( y que no importe
lo que digan),
tiempo para una amiga,
tiempo para pasear 
tiempo para escuchar,
tiempo para estar sola
nada, nada.
Y tanto.
Cada tanto, lo dificil es dejar
ese caos tormentoso
al que tanto nos aclimatamos
familiar, amigo, conocido,
(¿cómodo? )
Y ser otros.
Ser estos, amorosos
contentos, livianos,
con tiempo.


Hace ya varios años que no participo de los rituales de ninguna religión ¨organizada¨ pero el tiempo que en la religión católica se llama tiempo de adviento, coincide con mi necesidad ( que aprendí a oír) de no hundirme en el ruido de fin de año, y con mi intención de detenerme para abrirme a escuchar.
Coincide con ese tiempo entre tiempos en el que todo mi ser empieza a sentir el llamado de la tierra y el recogimiento. Por eso, hace varios años, entre noviembre y diciembre, antes de las fiestas, intento tomarme unos días para estar sola. Detenerme, retirarme, adentrarme, ahondar.
Haber descubierto que no soy indispensable ayuda en la retirada. Tanto como la certeza ( adquirida desandando algunos caminos y aprendizajes tempranos) de que si es algo que me hace bien, redituará tarde o temprano en bien de los que me quieren y quiero.

Adentrarse en el espíritu de adviento, para algunos, como para mi, puede ser la cuota anticipada y necesaria de quietud y silencio que nos salva del loquero de la Navidad y sus ruidosos alrededores.
A la vez que una manera de honrar la espera, el espacio entre medio, el mientras tanto; como algo sagrado en si mismo.
Como parte importante ( imprescindible) del camino.
Un espacio para la escucha quieta, atenta, en medio del torbellino navideño y findeañero.
Un tiempo en el que crecemos de una manera quizás imperceptible, pero privilegiada, como crecen las plantitas en la oscuridad y el silencio de la tierra antes de salir a la luz.

Por eso, una vez más, aproveché este tiempo de Adviento para retirarme a escuchar, a dejar estar lo que está, a dejar levar, a celebrar tanto recibido, y a vislumbrar inspiración para lo que vendrá.

¡Creo que estoy lista para encarar la Navidad!

Como dice mi amigo Jeff Foster
La luz está encendida
en cada momento, y en cada corazón
( será cuestión de enterarse!)

¡Feliz Navidad!

Flor


jueves, 17 de diciembre de 2015

Indecible

...se sale del estado de gracia con el rostro límpido, los ojos abiertos y pensativos, y aunque no se haya sonreído, es como si el cuerpo todo viniera de una sonrisa suave... Y se sale mejor criatura de lo que se entró. Se probó algo que parece redimir la condición humana, aunque al mismo tiempo se estrechen los límites de esta condición Y precisamente porque después de la gracia, la condición humana se revela en su pobreza implorante, se aprende a amar más, a perdonar más, a esperar más.
El estado de gracia del que hablo no se usa para nada. Es como si viniera para que se sepa que realmente se existe. En ese estado, hay una lucidez que solo puedo llamar leve.
Es la lucidez de quien no adivina más: sin esfuerzo, sabe.
Solo eso: sabe.
No pregunten qué, porque solo puedo responder del mismo modo: sin esfuerzo, se sabe.
Y el cuerpo se transforma en un don. Se experimenta la dádiva indudable de existir.
Es el estado de gracia de una persona común que súbitamente se vuelve totalmente real, humana, reconocible.
Los hallazgos en ese estado son indecibles, por eso en ese estado me mantengo sentada, quieta, silenciosa, y es como si el ángel de la vida viniera a anunciarme el mundo.
Después, lentamente, se sale, con un suspiro de quien tuvo el mundo tal cual éste es...
Clarice Lispector

















Sometimes you hear a voice through the door calling you.
As a fish out of waters hears the waves...come back, come back.
This turning toward what you deeply love saves you

Rumi

lunes, 14 de diciembre de 2015

Pausa

El jardín llovido, eleva hacia las tímidas sonrisas azules,
la mirada de sus rosas.
Ruptura cristalina del alado llamamiento a la luz.
Pesado de delicia, el jardín con sus árboles se pierde en sus esencias,
pero viene la brisa,
y es una infancia de hojas y de flores danzando.
El canto de los pájaros a la danza se ciñe...

Momento ( Juan L Ortiz)


El espacio entre medio.
Ese espacio tantas veces imperceptible, en el que se encuentran lo que termina y lo que está por comenzar. Ese intervalo, a veces minúsculo, otras más grande, entre lo de antes y lo que vendrá.
Me vine a ese espacio.
Se va yendo un año más, uno nuevo irá llegando de a poco.
Y acá estoy. En una pausa un poquito más pronunciada, un poquito más larga que la que hay entre inspiración y exhalación. Una pausa sentida al llegar el final del año, como necesaria, y entonces pensada, organizada con tiempo, y encarada muy a conciencia.
Un regalo que me hago y me hace mi parentela cercana al alegrarse de que pueda disfrutarla y alentarme a venir a buscarla cada año.

Llegué después de estar algunas horas en el auto, disfrutando la música y el viaje, adentrándome de a poco en ese ¨entre medio¨ que vine a escuchar. La lluvia mi compañera esta vez.

Me recibió un camino de pajonales amarillos y ondulantes, un suelo arenoso, un cielo de tormenta.
Llegué a una casita que estaba abierta, limpia, linda, lista para recibirme.
Llegué hambrienta, me hice algo de comer, y disfruté cada bocado mirando el mar.
El mar, revuelto y desordenado, me invitó después a caminar sus playas, bajo los grises nubarrones.
Nadie a la vista. Hacía frío, solo algunas gaviotas, la arena, el mar, la inmensidad infinita.
Y el viento que siempre en estas pausas sopla para darme la bienvenida.
Me dejo acariciar.



Me recibe en la arena una piedra ¨sonriente¨. 
La eternizo en una foto, y yo también sonrío, agradezco el gesto de bienvenida. 
Pienso que ¨poner cara de piedra¨, de ahora en más, significará para mi,
algo más que dureza o disimulo.
Será la posibilidad de la sonrisa, la alegría sencilla, profunda e indisimulable. 
Como la que siento.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Retiro necesario

And you discover where music begins
before it makes any sound,
far in the mountains where canyons go
still as the always-falling, ever-new flakes of snow.

William Stafford



Porque fué un año intenso, de mucho desafío y crecimiento.
es hora de retirarme por un rato.

Me voy a ese lugar de quieto silencio dónde empieza la música.
Confío a mi vuelta tener alguna linda historia para contar.


domingo, 6 de diciembre de 2015

Escucharnos para cuidarnos bien

¨Antes de aprender a ser libre, yo todo lo aguantaba,
solo para no ser libre¨
Clarice Lispector


En algún momento de este año, con suavidad y casi como quien no quiere la cosa,
alguien me recordó una pequeña/gran lección. 

¨En las familias en las que la gente se quiere,
las cosas se hablan¨, me dijo.

Simple, obvio, no por eso fácil de poner en práctica, ¿no?

Ante algunas situaciones, por razones varias, nos acostumbramos a transitar por una huella, que está marcada, es profunda, y tira. Para otro lado, no para el de:  ¨las cosas se pueden hablar¨.
A veces tira para el lado de la retirada silenciosa y ¨ofendida¨, otras para el de ¨mejor me callo para mantener la ilusoria armonía¨; otras, para el lado de la discusión acalorada, hiriente, sin salida, y así...

Cuando la cosa se pone peliaguda, suele saltar nuestro automático y allá vamos: camino conocido, mecanismo a mano que creemos que nos protege, y solo nos defiende.

Y resulta que no siempre es lo mismo. Y no nos lleva al mismo lugar. Parece que en el tema del comportamiento, no todos los caminos conducen a Roma.

Hablo del defendernos como reacción, muchas veces apurada y poco mediada por la pausa y el darnos cuenta, que tiene por objetivo ¨sacarnos¨ de encima rápidamente un malestar, cual si no tuviéramos hoy acceso a recursos nuevos y variados para enfrentar los conflictos, las incomodidades, los desacuerdos.
Mecanismos que nos dejan repitiendo lugares viejos, hoy tal vez innecesarios, que no nos traen eso que profundamente anhelamos.

Defendernos de esa forma nos empobrece y empobrece nuestros vínculos.
Hay otras formas de protegernos, es decir, de ¨cuidarnos¨ bien.

A veces protegernos y proteger un vínculo valorado, será callarnos, dejar pasar, elegir nuestras batallas, poner la mirada en todo lo que está bien.
Otras será poner un límite, y decir, por ejemplo:
No, yo esta vez a eso no me prendo, no quiero ser parte; 
Gracias, paso; No, así no me resulta; 

Cuidarnos bien es en mi opinión, elegir. 
No desde el miedo, ni desde ese lugar herido que salta a esconderse o a batallar. 
Cuidarnos bien es, habiendo escuchado todo lo que hay en nosotros para escuchar, accionar hacia lo que en cada momento creemos sinceramente que mejor nos hará.

Lleva un rato cada vez, y el intento ( y muchas veces la incomodidad), de quedarse con el malestar hasta que emerja la claridad
de qué, hacia dónde y cómo.
Pero es posible, y vale la pena.

En eso estoy en este fin de año. 
Practicando....