martes, 30 de julio de 2013

Vuelven las consignas de los martes. Hoy: Limpia

Esta semana se me pasó el martes. Va hoy, jueves.
Una palabra, un cuadernito, una birome,
y lo que salga.
Un juego, una invitación, una oportunidad, un regalo.
Es gratis.


Con la mirada limpia,
podés ver mejor.
Y oh paradoja,
la mirada se limpia viendo,
aunque cueste, y de trabajo,
aunque duela.
Zambulléndose, atravesando
asomándose, animándose.
Dejando el agua correr
como un río que pasa,
lava, refresca y despeja.
Aunque por momentos 
el frío te cale,
las lágrimas empañen
y no veas la otra orilla.



sábado, 27 de julio de 2013

Aquí


¿Viste que hay algunos momentos en los que sin buscar ni hacer fuerza, de repente viene algo que se siente como una revelación? Tal vez es una re revelación, algo que ya habías vislumbrado, y que aprovecha un ratito de conciencia abierta para volver a visitarte, y cuánta alegría dan esas visitas inesperadas, que te dejan con la sensación de ficha que cae, de algo que se acomoda, un rincón más que se ilumina.

Hace poco, viajando en el auto, por esas eternas y desiertas rutas patagónicas, mientras mi atención flotaba arrullada por el ronroneo del motor, vagando entre la música, el paisaje y el silencio interior, se apersonó una de esas visitas. Y lo hizo al principio en forma de recuerdo.
Recordé que hace muchísimos años, fuí catequista. (Como diría Whitman: ¨Contengo multitudes¨), y que uno de mis alumnitos en esos tiempos, Juan, me enseño algo muy importante, que creo que recién terminé de comprender hace poco.
El, con sus 8 añitos y sus dificultades, me dijo un día que estábamos en la capilla, mirándome a los ojos y con gran seriedad:  ¨Dios está aquí¨.
Yo, con mis 22 añitos y mis dificultades, le dije:  si, Dios está aquí, (en la capilla, pensé).
Y él con su sabiduría, me respondió ( leyéndome el pensamiento):
 ¨No, ( no entendiste), Dios está aquí¨.

En algún momento, quizás tenés la suerte de enterarte de que todo lo que es y está siendo es tierra sagrada, de descubrir que el suelo que pisás es sagrado, que el cuerpo que sos es sagrado, que cada emoción, cada pensamiento, cada lugar, cada atardecer, cada persona que te cruzás en el camino, es maravilla y misterio; que te excede y te sobrepasa. Y entonces entendés que no hace falta ir lejos.  Comprendés que permanecer aquí, en este momento, en este lugar, con estas personas, donde quiera que eso sea en éste momento, es permanecer en Dios, (o como quieras llamarlo).
Y así, cada momento es razón de anonadamiento y contemplación.
Aquí o allá. Aquí y allá.
Y como diría mi hermano, al que tanto quiero, ¨la vida puede ser una fiesta¨, la mayor parte del tiempo, aún cuando lo que corra por tus mejillas sea un torrente de lágrimas, y tu corazón esté estrujado de dolor. Allí mismo. Aquí mismo.

Cuánta razón tenía Juan.

No tengo que ir a lugares sagrados en tierras lejanas
La tierra que piso es sagrada.

I don´t have to go to sacred places in far off lands.
The land I stand on is holy.
Mary de la Valette.



miércoles, 24 de julio de 2013

Aterrizando lentamente


Detengo la marcha. Ya no escucho el roce de mis pantalones de nieve, ni mis pisadas en el suelo blanco. Solo algunos chiquitos jugando a lo lejos, el ladrido de los perros locales, de ronda buscando comida, y el silencio de la montaña. Último atardecer de cielo rosado por detrás de los picos nevados. La luna, llena, colándose entre las araucarias, y debajo, el lago, tornasolado y quieto.

Siempre me cuesta irme, despedirme de este milagro. Se vienen conmigo el recuerdo y el silencio.

domingo, 21 de julio de 2013

Continuidad

¨La cena de Navidad era estrictamente Noruega, el menú nunca variaba. Nunca hubo pavo como plato principal sino costillas de cerdo sazonadas a la pimienta, servidas con papas hervidas, coliflor, repollitos de bruselas y zanahorias, y arroz con leche de postre. No conoces comida más sencilla, más desafiantemente enfrentada a la idea norteamericana del menú navideño, y sin embargo, cuando sondeaste a tus sobrinos más jóvenes hace un par de años, para ver si preferían la habitual cena  de Nochebuena o preferían introducir algún cambio, todos gritaron al unísono:¡Ningún cambio! 
Es un ritual que aporta continuidad, que contribuye a la cohesión familiar, un ancla simbólica que impide la deriva a mar abierto. Asi es la tribu...¨
Paul Auster, Diario de Invierno

Hace unos años, comenzó a instalarse en nuestra familia, casi sin darnos cuenta al principio, lenta pero segura, una tradición familiar. 
En algún momento del invierno, juntamos gente y petates y partimos en dulce montón a la montaña. Somos varias familias las que nos damos cita. Varias familias, una familia.
Dos o tres semanas antes de emprender el viaje, empiezan a ir y venir los mails ¨motivadores¨, chiste va, chiste viene, vamos ¨calentando motores¨.
Partimos de madrugada, los chicos somnolientos, el auto cargado hasta el tope, el mate listo, el silencio de esas horas tempranas.
Ya la primer parada a cargar nafta es una fiesta. Reencuentro, saludos, abrazos, una celebración de gritos y entusiasmo.
El destino final, una pequeña aldea de montaña, como le llaman los locales. Fuera del circuito de moda. Con poca infraestructura, con caminos muchas veces intransitables, con caños que se congelan y nos dejan sin agua, con almacenes chiquitos a los que la planta de lechuga llega achicharrada. Pequeña aldea en la que conectarse a internet es misión imposible, y arrancar el motor del auto a la mañana una ardua tarea.

Cada año, al acercarse la fecha, preguntamos a los hijos y sobrinos si les gustaría cambiar de lugar, y tras pensarlo un poco, todos, sin excepción, eligen, si se puede, volver a ese pequeño pueblo, que ya conocen casi de memoria, pero que siempre es nuevo. 
Ese lugar que este año nos esperaba con un arco iris completo que nos acompañó durante dos días. 
Ese lugar que nos deja cada vez, sin excepción, con la boca abierta de admiración ante su esplendor.

Por eso volvemos. Por la belleza del lugar.

Y también para llevar a cabo nuestro ritual familiar. Ese que nos da continuidad y suma a la cohesión de nuestra familia. Ese que nos regala la posibilidad de volver a convivir entre hermanos, hoy ya adultos; ese que permite que los primos grandes ayuden y cuiden a los chiquitos, y los chiquitos se rían admirados de cualquier pavada que dicen o hacen los más grandes. Ese en el que yo les pregunto: ¿se pusieron protector?, y les digo ¨abriguense que hoy hace más frío que ayer¨, y saco las fotos. Y ellos se ponen protector, se abrigan y disfrutan a la tarde viéndose en las fotos del día.
Ritual en el que mi hermano, el tío cocoliche, al grito casi indio de ¡¨solucionardiii¨!, reparte socotroco, un chocolate mil calorías que nos hace gritar de felicidad y estirar la mano para recibir nuestra ración diaria.
Ritual de la guitarreada a la noche, las sesiones de ¨elongación¨después del te, los partidos de truco de los que tienen aguante y se pueden dormir más tarde, las caminatas por el lago, el olor a pata de los cuartos de los adolescentes que usan las mismas medias toda la semana. 
Días de hacerles las trenzas a ¨Dalma y Yanina¨, mis sobrinas queridas, todas las mañanas.
Semana privilegiada en la que mis hijos pasan tiempo juntos, en la naturaleza, haciendo un deporte que los trae de vuelta rozagantes, felices, y llenos de anécdotas. Ritual en el que mi marido se ocupa de los detalles para que todo marche, pone las cadenas en plena tormenta de nieve, y mantiene siempre su tranquilidad y buen humor. Ritual al que se van sumando año a año, amigos que son como familia, que traen alegría, personalidades variadas, riqueza nueva.

Volvemos porque ese lugar y ese tiempo nos ayudan a sentir y a saber, que los años pasan, que algunos estamos más viejos y cachuzos, pero que a pesar de todo y por sobre todo, seguimos juntos y somos importantes los unos para los otros.

miércoles, 10 de julio de 2013

Leer y escribir

¨Tendemos a formar grupos basados en similitudes y luego producimos estereotipos acerca de otros grupos de personas. En mi opinión, una manera de trascender estos ¨guetos culturales¨es a través del arte de contar historias.
Las historias no pueden demoler fronteras, pero pueden trascenderlas, haciendo agujeros en nuestras fronteras mentales, y a través de esos agujeros podemos tener una imagen del otro, y hasta incluso puede llegar a gustarnos lo que vemos, ( podemos descubrir que no somos tan distintos al final de todo). Cuando leemos una novela, dejamos nuestras pequeñas y confortables casas, salimos a la noche, solos, y empezamos a conocer personas que nunca habíamos visto antes, acerca de las que quizás hasta teníamos ciertos prejuicios.
La literatura imaginativa debería llevarnos a salir de nuestros guetos e ir a visitar el próximo, y el próximo, y el próximo..., para no volvernos elitistas, distantes y desconectados. 
Ya que el conocimiento que no nos lleva más allá de nosotros mismos es peor que la ignorancia¨
Elif Shafak

La escritura y la lectura son puentes, que nos conectan con otros mundos, con otras personas. Aventuras de apertura, viajes de exploración, descubrimiento, acercamiento. Vehiculos para conocer nuestro mundo, arriesgarnos al del otro, enriquecernos en el intercambio.
Formas de no dejar que los círculos se cierren herméticamente a nuestro alrededor, maneras de animarnos a no pertenecer, a ser ciudadanos del mundo, libres, hermanos, amigos.





En el último tiempo leí y recomiendo:

Mentira, de Enrique de Heriz
¨Las mentiras suelen quedar atrapadas en los fundamentos del castillo de naipes con que vamos construyendo la vida. A menudo, basta con retirar una para que el edificio entero se desmorone. Optamos entonces por lo contrario, añadir más naipes falsos, apuntalar como sea el vulnerable castillo de nuestras ficciones, trazar mentiras como paredes maestras¨
Astrid y Veronika, de Linda Olsson
¨Durante mucho tiempo me reconfortó la idea de no tener nada. Ni a nadie. Pero ahora se que no estamos hechos para vivir así. No me entristece haberlo comprendido tan tarde. Me siento agradecida por el simple hecho de haberlo entendido¨
La Soledad de los números primos, de Paolo Giordano
El lenguaje de las flores, de Vanessa Diffenbaugh
¨Quizá tuviéramos miedo y quizá yo me sintiera desbordada, pero volveríamos a intentarlo la semana siguiente, y la siguiente. Con el tiempo, acabaríamos conociéndonos, y yo aprendería a amar a Hazel como aman las madres a sus hijas: con fallos y sin raíces¨
Diario de invierno , de Paul Auster
¨Por fin tenían una casa lo suficientemente grande para todos..., poco a poco, han ido convirtiendo esa casona vieja y desvencijada en algo bonito, lleno de vida, un lugar al que siempre da gusto entrar, y por fin ha quedado atrás la idea de buscar casa, de imaginar dónde les gustaría vivir. Ahi es donde vives...¨

Si tienen un rato, no se pierdan esta charla.

http://www.ted.com/talks/lang/es/elif_shafak_the_politics_of_fiction.html

Ven, seamos amigos de una buena vez
facilitémonos la vida,
seamos los que aman y los amados
La tierra no le quedará a nadie

Elif Shafak


lunes, 8 de julio de 2013

Consigna de los martes: Equipaje

Les recuerdo cómo es ésto de los martes. Una palabra, manos a la hoja y ver qué sale. Qué nos provoca, qué nos evoca, qué toma forma. Hoy: Equipaje.

Quiero ir por la vida, ligera de equipaje.
pruebo por aquí, alivianando hoy mi escritura,
despojándola de palabras innecesarias,
llenándola de un silencio que sea presencia,
misteriosa, sutil, contundente, vital, amorosa.
Nada más. Silencio y libertad.




miércoles, 3 de julio de 2013

Puentes


Cada tanto, ante la lectura de alguno de mis posts, al ver tristezas, broncas, u otros estados que se filtraban como lluvia por una ventana entornada, algunos amigos se han preocupado, y me han escrito haciéndomelo saber.
Además de agradecerles su escucha/lectura atenta y amorosa para conmigo, me dieron ganas de contar en un post, que lo que escribo en el blog tiene mucho que ver conmigo, por supuesto, y con lo que voy viviendo; y a la vez, no es exactamente todo lo que hay, ni en forma ni en contenido.
Muchas veces, alguna experiencia personal, algo que leo, me dispara una emoción, un pensamiento, una reflexión, y sobre eso me apoyo para largarme a escribir y avanzar más alla.
Escribiendo voy encontrando las formas, esas que calman, acompañan, clarifican, descubren, comunican.
Por más que el blog se alimenta de mi y de mi vida,  no es mi diario íntimo.
Cada post intenta ser una pequeña historia, que bebe del manantial de mi mundo interno, de lo que hago, de lo que leo, de lo que veo, de lo que toco y huelo. Cada pequeño texto está hecho de palabras que se van hilando, adquiriendo a veces forma y destino inesperado, hasta para mi.
Se que no escribo ficción ( ¡todavía, guarda!), pero tampoco lo que escribo son ¨confesiones¨ ni intentan serlo.

Hace poco encontré un artículo de Dani Shapiro, titulado On Memoir, que hace la diferenciación entre escribir autobiografía y lo que los americanos llaman escribir ¨Memoir¨. Me gustó,  ¨me encontré¨ de alguna manera, y pensé que si mis posts tuvieran que identificarse con alguna familia, creo que estarían entre la parentela de las ¨memoirs¨ de las que ella habla.
Dice: ¨las memorias son historias que se cuentan, excavando muy cerca de los recuerdos, pero no dejan todo a la vista. Parte del arte de escribir ¨memorias¨, es poder ver y reconocer esas historias (dentro de la historia). La vida es desordenada. El arte trata de darle algo de forma a ese caos.
Los que escribimos este tipo de textos, no lo hacemos porque seamos exhibicionistas, ni porque creamos ser tan importantes como para que la gente quiera saber los detalles de nuestra vida. No. Tomamos esos detalles y los alineamos, asombrados, sorprendidos, casi como lo estaría un niño, construyendo una torre con sus bloques. Intentamos encontrar sentidos, estirar nuestras manos hacia los lectores a través de un áspero y solitario oceáno, para ofrecer algo que tenga forma, integridad, y hasta belleza¨.

Algo de eso intento al compartir lo que escribo. Hablo de mi mundo, pero también de otros que no son exactamente el mío. Y si eso sirve de puente para que nos encontremos, cuánto más ricos los mundos, el de ustedes y el mío.


Acá el artículo para los que les interese:
http://danishapiro.com/2013/04/on-memoir/




lunes, 1 de julio de 2013

Consigna de los martes: Más o menos
















Tenía más o menos ganas de activarme,
y más o menos ganas de quedarme en esa quietud.
Una soga, de esas de hacer equilibrio,
yo en el punto medio, balanceándome
barilla en mano,
ninguna inquietud todavía
lo suficientemente intensa
para hacerme inclinar el peso,
y el paso, hacia alguno de
los dos lados.
Comodidad/movimiento.
Aceptación/intención.
Ni menos, ni más.
Justo en el medio.