¨You will emerge from the great lovemaking as a new being... follow me to what you´ve always been and always will be¨
Danna Faulds
Esta semana fui invitada a una ceremonia en la facultad donde me recibí. Veinticinco años de graduados. Veinticinco años en los que sólo volví a la facultad una vez y durante los cuales a la mayoría de mis compañeros no los vi nunca más.
Cuando recibí la invitación pensé en no ir. La sede de la carrera ya no es donde nosotros la cursamos, con lo cual el lugar no sería el familiar, el edificio por el que transitamos cinco años y tantas materias. Es lejos ( lejísimos) de donde hoy vivo. No conozco a ninguna de las autoridades y/o profesores actuales. ¿Irá alguno de mis compañeros? Si van, ¿ nos reconoceremos? ¿Tendrá sentido?
Después recordé la filosofía que me acompaña hace ya unos cuántos años, que me dice que yo puedo encontrar sentido. Que todo puede ser alimento y riqueza si estoy dispuesta, atenta, despierta, presente. Lo que toca y lo que elijo, y también lo que elijo y me da fiaca.
Entonces me contacté con un par de compañeritas a las que no veía hace años y quedamos en encontrarnos ahí.
Cafecito previo para reconectar y empezar a ponernos al día, el río, los jacarandás y los tilos que en esta época hacen de Buenos Aires un lugar especialmente lindo...ya estaba teniendo sentido haber llegado hasta ahí.
Arrancó el evento, primero con la típica ceremonia torre en auditorio colmado de graduados, ( rescato porsu el valor inmenso de invitarnos y reunirnos, pero no puedo negar que la primer parte me resultó insulsa), que por suerte fué corta, y después, a las aulas con las colegas de camada. Como no éramos tantas, nos propusieron que al recibir el diploma contáramos un poco en qué estábamos en el ejercicio de la profesión, o en la vida.
Cuando escuché la consigna sentí que el corazón me latía más fuerte. ¿Qué elijo compartir? Cómo hago para transmitir quién fuí siendo en estos últimos 25 años, quién soy ahora, en tres segundos?
Imposible.
Fuimos pasando de a una, se fueron sucediendo mini o maxi curriculums, pasó el trago incómodo.
Después las selfies, las charlas, y descubrir la alegría que nos daba volver a vernos ( y que de tanto charlar nos habíamos quedado sin siquiera un sanwichito de los que andaban dando vueltas).
Al terminar el evento, ofrecí llevar a una de mis compañeras hasta su casa. De camino al auto y durante todo el trayecto, seguimos conversando, tratando de hacer entrar 25 años en esos últimos minutos de viaje.
En un momento de la charla cuando ya habíamos hablado de los hijos, los padres, los hermanos, los trabajos, cuánto habíamos crecido, volvimos al tema de los maridos.
Las dos con lindos matrimonios, contentas con nuestros compañeros, agradecidas por lo construido juntos. Mi amiga me decía que creía que uno de los secretos de su relación era haber estado los dos dispuestos a cambiar, a modificar, a crecer. Yo me encontré diciéndole que en nuestro caso, lo que había ayudado mucho era que mi marido me había tenido muuucha paciencia, porque yo había tenido que crecer y sanar muchas cosas, y que nuestra relación había sobrevivido gracias a que él siempre me había querido, así como yo había sido capaz de ser en cada momento.
En ese instante, se me llenaron los ojos de lágrimas que traté de disimular. Sentí una emoción que ( a pesar de la alegría del reencuentro), ningún tramo del evento me había producido.
Mi amiga dijo algo acerca de la importancia de ser amada, llegamos a su casa, y tuvo que bajarse rápido para que no me llevara puesta el bondi que venía atrás.
Puse música y lloré un ratito tranquila mientras manejaba, con profundo agradecimiento y pensé que eso fué de lo más importante de mi vida en estos 25 años: Haber hecho la experiencia día tras día, de saberme incondicionalmente querida.
Y pensé también que eso tendría que haber compartido cuando me paré frente a todos en el aula.
Curriculum: Amada ( y sanada por el amor)
Somos amados.
Y en esta mañana está en mi corazón el anhelo de que todos podamos tener junto a los títulos y los diplomas, al menos un vínculo que nos lo recuerde.
Que así sea.
Frente a un rancho que tengo..., pongo éstos versos colgados en un alambre. Es a ver si pasa algún caminante, y al verlos como ropa al viento... puede que salude agitando una mano como si hubiera encontrado algo suyo. ...y diga: Si, ahi está colgado lo mismo que yo quería decir. Palabras tendidas, Jorge Escudero
viernes, 25 de noviembre de 2016
lunes, 21 de noviembre de 2016
¿Que hay de comer?
Duele vivir cualquier historia más pequeña que el Amor
Byron Katie
¨Tenés que aprender a levantarte de la mesa,
cuando el amor ya no está siendo servido¨
Nina Simone
No siempre es fácil esto de decidir en qué mesa quedarse,
de cuál levantarse,
en qué situaciones demorarse, en cuáles detener los intentos...
Nada en los vínculos es tan blanco ni tan negro ( hay excepciones),
y nunca es perfecto eso que sucede en ¨la mesa¨ del amor posible.
Las líneas son finas, y a veces hasta borrosas.
Por eso, yo, al menos, tiendo a dar y darme oportunidades.
Con los años aprendí a quedarme, a esperar, a estar atenta,
a no huir a la primera de cambio,
a revisar cuál es mi parte de responsabilidad
en esa danza que no me está resultando tan amable,
a hacer los ajustes que yo puedo hacer.
Y también aprendí a retirarme
cuando es claro para mi que el amor,
a pesar de mis intentos, o de mi paciencia,
ya no está siendo servido.
En el último tiempo, hay alguna que otra mesa
de la que he decidido levantarme.
Son las menos, pero las hay. Y alguna que otra está en ¨probation¨.
En esas mesas, ¨en nombre del amor¨,
lo menos que se degustan son platos amorosos,
En esas mesas, disfrazados de buena intención,
vuelan los platos con un ímpetu a mi gusto, poco ¨amoroso¨ ,
y si te descuidás, te cae un tenedorazo en el ojo y corre sangre.
Cuando es más lo que duele que lo que fluye y se disfruta
para mi es señal de que tal vez sea hora de partir.
¨Donde no puedas amar, no te demores¨
Frida Kahlo
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