domingo, 31 de diciembre de 2017

2018, te espero

Que pueda en esta nueva etapa
Contemplar y Aceptar en amor
todo lo que fue, es y será.
Que pueda acompañarme y acompañar
con inmensa gentileza.
Que la vida y sus misteriosos caminos
puedan reblande -¨cerme¨
y hacerme cada día 
un poco más sabia.


Una vez más, como hace ya varios años, intento despedir el año que se va y prepararme para recibir el que llega, con la conciencia despierta y los sentidos abiertos. Este año lo fuí haciendo en cuotas, tomándome ratitos desperdigados en los días de las últimas semanas, a diferencia de otros años, en los que pude ¨retirarme¨ unos días para hacerlo. En días de trabajo, idas, venidas y reuniones de fin de año, guardé ratos para aquietarme, repasar lo vivido, escuchar y reconocer lo que intuyo vendrá, escribir y simbolizar. Cada año trae sus desafíos y posibilidades, y este año se pudo así.

En este, el último día, me levanto tempranito, y en el silencio de mi casa, en mi cuaderno pongo primero en mi oración a todos aquellos, cerca y lejos, que están sufriendo y atravesando tiempos difíciles, pido para ellos algo de alivio y que de alguna manera puedan sentirse sostenidos...
Doy gracias por tanto vivido (y sobre vivido!), y pongo especialmente en manos de la Vida sabia y amorosa, a mis cuatro retoños, hoy desperdigados por los cuatro puntos cardinales. Pido que puedan estar seguros en sus aventuras, que caminen en paz..., y que vuelvan sanos y salvos.

Y comparto acá las palabras que escuché quieren ser faro para mi en el año nuevo:
 Contemplar y Aceptar. 
Contemplar, ese ¨software¨ que como dice Richard Rohr, necesitamos instalar en nuestra vida en la segunda mitad, para poder transitar lo que ya sabemos es misterioso, complejo y muchas veces difícil. Esa conciencia ampliada, inclusiva, capaz de asombrarse y encontrar belleza hasta en lo inevitablemente triste. Ese asentimiento vital que nos permite ser como un agua que baja firme y suave, amorosa, sin pelearse con lo que es, hacia la sabiduría y la libertad.






miércoles, 20 de diciembre de 2017

De la oscuridad a la luz


¨Are we so eager to get to the light that we fail to appreciate what darkness has to teach us?

As everyone knows, there are a lot of "long nights" in life. Having had a fair share of them, I'm very grateful for the folks who helped me learn that darkness can be my teacher.
On this Winter Solstice, before we start yearning for light, maybe we can spend some time letting our eyes adjust to the dark so that we can see what's there that we need to learn—personally and politically¨

Parker Palmer




En el otro hemisferio mañana es el solsticio de invierno.
El dia más corto, la noche más larga del año. 
En este hemisferio vamos al revés. Lo que no implica que por estos pagos no tengamos noches largas ( del alma), que a veces hasta se pueden sentir interminables.
Y la tentación, claro, de correr hacia el haz de luz, de apurar la claridad, de querer saber ya, resolver ya, dejar de sentir esta incomodidad o este dolor o esta incertidumbre ya.

Leo a Parker Palmer que en su hemisferio propone no apurarnos en ir hacia la luz, sino quedarnos un ratito en la oscuridad, afinar la mirada y la escucha para descubrir en ella lo que está ofreciéndose para ser aprendido, dejarla ser nuestra gran maestra.

Y me acuerdo de algunas lineas de una canción de Drexler que hablan de un faro:

Gira el haz de luz
Para que se vea desde alta mar
de poco le sirve al navegante
que no sepa esperar
No es la luz
lo que importa en verdad
son los 12 segundos
de oscuridad

Y pienso, que nosotros, como los faros, no estamos siempre ¨iluminados¨ni ¨iluminando¨,
no por lo menos en el sentido más obvio.
Aunque en esos momentos de estar en la oscuridad, con los ojos abiertos y la presencia despierta,
de una forma misteriosa, y esencial, 
como los faros, también podemos ser luz.
Y asi como las faros, que no tienen como tarea ir correteando en medio de las olas
intentando salvar barcos desorientados,
en sus ciclos de oscuridad y luz hacen su valioso aporte
al tránsito en el mar, 
asi también nosotros, 
cuando nos animamos a quedarnos quietos
a dejar que sea el natural movimiento de la oscuridad a la luz,
podemos hacer nuestro pequeño aporte.

A veces, el único y más sabio aporte que podemos hacer a la vida
en el turbulento mar.