Para no convertirnos en seres demasiado serios
ayer celebramos cultivando
ese pulmón de la vida que es el juego
Nos juntamos un ratito a experimentar con las palabras.
Activamos presencia, curiosidad,
ganas de explorar y asombrarnos
Nos permitimos hacerlo mal,
si es que existe eso en el juego.
Nos dejamos llevar, sin apegarnos a resultados,
nos animamos a conectar y a crear
Permitiéndole estar a lo que está,
le permitimos transformarse y en el proceso,
transfomarnos.
Los invité con este pedacito de Free Play
de Nachmanovitch
y este es el pequeño texto que escribí en ese rato
Hay rumiaciones de hastaluegos,
telas de araña de dolores,
entretejidos como mandalas
Hay ventanas que quieren ser puentes,
y esperanzas de encontrar
fragancia de almendras en el aire.
También hay piernas en movimiento,
que no quieren quedar atrapadas
en definitivamentes,
deseos de despedir tortuosidades y dejar ir
espectativas de retribuciones.
Hay voces que recitan sonetos, cabellos al viento
que sueltan tradiciones, abren caminos nuevos.
Hay porosidades que por momentos
duelen su intemperie
y que tal vez, con el tiempo
se transformen en diamantes.