Frente a un rancho que tengo..., pongo éstos versos colgados en un alambre. Es a ver si pasa algún caminante, y al verlos como ropa al viento... puede que salude agitando una mano como si hubiera encontrado algo suyo. ...y diga: Si, ahi está colgado lo mismo que yo quería decir. Palabras tendidas, Jorge Escudero
miércoles, 27 de febrero de 2013
Pequeñas cosas
Hace un rato, después de intentar infructuosamente conseguir unas zapatillas que mi hija necesitaba para el colegio, fuimos a cargar nafta. Bajé mi ventanilla, disponiendome a decirle al chico de la estación la automática frase: lleno de gasoil por favor.
Asi lo hice, pero me encontré con que el muchacho tenía una lista de ofrecimientos y preguntas de rigor que debía hacerme. No era la primera vez que las escuchaba, pero esta vez algo fué distinto. No se si en él, en mi o tal vez en ese espacio intermedio entre dos que se cruzan, espacio que a veces llenamos con encuentro, pero la mayoría con apuro o distracción.
Con su carita de bueno, de cachetes rozagantes, me fué tirando las preguntas una atrás de otra: ¨¿Tarjeta o efectivo?, ¿ticket o factura?, ¿necesita revisar agua o aceite?.
Algo en la manera ¨automatizada¨y sloganera, pero inocente, de buena intención, llena, tal me pareció a mi, de deseo de hacerlo bien, hizo que una sensación de ternura me sobreviniera, mezclada con risa. Y mientras él recitaba, yo me tentaba, sin remedio y sin disimulo. Se le iban agrandando los ojos y sus cachetes cada vez se tornaban más rojos. Algo tuve que explicarle, para evitar que se sintiera ofendido por mi risa. Y nos reimos juntos, y me contó que tenía que decirlo así siempre, en ese orden y casi que con esa entonación que me dió tanta risa.
Al rato, tanque lleno, se acerca a cobrarme y me dice: ¨Gracias, me hizo reir. Justo hablábamos con mis compañeros de cuánta mala onda tenían los clientes hoy. Y usted me hizo reir¨.
Se me llenaron los ojos de lágrimas.
Con tan poquito podemos transformar el automatismo en encuentro.
Y cambiarle el día a alguien.
Y dejar que el día cambie también para nosotros.
Gracias playero, no se tu nombre, ni detalles de tu vida, pero se de tu risa y vos sabés de mi llanto.
Y sabemos lo que ilumina un encuentro.
martes, 26 de febrero de 2013
Lo que queda
Lo que queda es lo que hay
ese momento, esa charla,
esa risa, esa luz.
De nada sirve lamentarse, escucho.
No se trata de si sirve o no, respondo.
El famoso corazón y sus razones
que algunas personas no conocen
o prefieren no conocer.
La nostalgia, rebelde,
que se cuela por ciertas rendijas,
de la mano del misterio, la tristeza,
el no entender tantas cosas,
y el deseo de que algunas, ojalá
hubieran sido distintas.
Solo yo se de ese dolor?
Nadie más lo siente?
No importa.
Nadie más lo siente?
No importa.
Ensoñaciones que empañan,
atascan y velan.
atascan y velan.
Inevitables.
Pasajeras.
Abro los ojos,
ayer pasó y mañana quién sabe.
Lo que queda es lo que hay,
y debe estar bien así.
sábado, 23 de febrero de 2013
Recalculando
¨ I knew it was time to move on, that by continuing to live in my cave, I´d never regrow that final layer of skin to cover my new bones¨
S. Conway
Explorar, saltar, aventurarse, cambiar, incluir nuevos paisajes, nuevas herramientas. Volver a ser principiante, a sentir esa incomodidad de los desafíos nuevos, que por pequeños que sean, mantienen vivos y andando mis motores de aprendizaje.
Poner primera, desplegar el mapa, animarme a nuevas rutas, ir por algún camino de tierra, ¨recalcular¨, o apagar el GPS por un rato y ver qué pinta, a donde conduce.
Seguir sacando capas, o agregando capas, según corresponda.
Dejar de ser quien fui, o quien creí que era.
No agarrarme. Dejar que el suelo tiemble un poco bajo mis pies.
Ser cambio y posibilidad, vitalidad y movimiento.
Qué susto, por momentos qué fiaca, pero se que a la larga, qué alivio y cuánta alegría.
Una vez más
Una vez más
me rehúso a calcular la distancia,
a quedarme en el borde,
a no correr el riesgo.
me niego rotundamente
a evitar el incendio,
a morderme la lengua,
a callar los verbos.
¿qué cosa tan grave
podría pasar?
ya sé morir en el intento.
voy a saltar,
una vez más yo voy a saltar.
http://deoficioarder.blogspot.com.ar/
jueves, 21 de febrero de 2013
Para vos y para mi, para cuando estemos tentados de tirar la toalla
Esto lo escribí durante las vacaciones, en un día en que necesitaba decirlo y decirmelo.
Muy a menudo, lo que escribo es lo que necesito escuchar.
Asi como dicen por ahi, que lo que uno enseña es habitualmente lo que uno necesita aprender.
Se las dejo junto con un video que me emociona y alegra cada vez.
No te rindas
no te escondas
no guardes tus tesoros bajo siete llaves.
No bajes los brazos,
no dejes la cancha.
No mires de afuera,
no saques siempre la foto
como si la única vida posible
fuera la vida de los otros.
No te retires antes de que
termine el partido,
no te conformes.
Si te sentís perdido,
tomá aire, date un respiro.
¨Emperifollate¨ ,
bailá con una amigo.
Abrí las puertas,
salí al partido.
Quedate, aunque duela un poco,
ponete para la foto,
si vos no estás, algo falta, no es lo mismo.
Transpirá la camiseta
sin que te importe cómo se vea de afuera,
enamorate, creá, olé, escuchá, elegí, amá.
Bailá, libre y liviano,
no te pierdas la fiesta
sos invitado de honor.
Flor
Suddenly, a familiar song...The moment I wake up...lalala
What the hell, life goes on!
Maybe there won´t be marriage, maybe there won´t be sex, but, by God, there will be dancing!!!
Muy a menudo, lo que escribo es lo que necesito escuchar.
Asi como dicen por ahi, que lo que uno enseña es habitualmente lo que uno necesita aprender.
Se las dejo junto con un video que me emociona y alegra cada vez.
No te rindas
no te escondas
no guardes tus tesoros bajo siete llaves.
No bajes los brazos,
no dejes la cancha.
No mires de afuera,
no saques siempre la foto
como si la única vida posible
fuera la vida de los otros.
No te retires antes de que
termine el partido,
no te conformes.
Si te sentís perdido,
tomá aire, date un respiro.
¨Emperifollate¨ ,
bailá con una amigo.
Abrí las puertas,
salí al partido.
Quedate, aunque duela un poco,
ponete para la foto,
si vos no estás, algo falta, no es lo mismo.
Transpirá la camiseta
sin que te importe cómo se vea de afuera,
enamorate, creá, olé, escuchá, elegí, amá.
Bailá, libre y liviano,
no te pierdas la fiesta
sos invitado de honor.
Flor
Suddenly, a familiar song...The moment I wake up...lalala
What the hell, life goes on!
Maybe there won´t be marriage, maybe there won´t be sex, but, by God, there will be dancing!!!
martes, 19 de febrero de 2013
Eterno anhelo de integración
¨Quisiera ser amo y sirviente al mismo tiempo, poder mezclarlos....¨
Y que la mezcla sea cada vez más armónica, menos ¨grumosa¨, más equilibrada. Ser grande y responsable pero poder también andar liviana, y jugar, y no ¨preocuparme¨ prematuramente por ¨el orden¨o por saber ¨lo que vendrá¨.
Siempre a esta altura del año, cuando empiezo a organizar la agenda, si está muy llena porque está muy llena, y si quedan huecos, oh, esos huecos! (La neurosis avanza, implacable).
Me cuesta aguantar tranquila que todavía esté ¨desordenada¨ e incierta, despeinada, como diría Mairal, y con todas las monedas volcadas, sin poder todavía encontrar cada una su lugar. Y a la vez, me gusta no tener todo ya tan ¨planeado¨ y que haya espacio para lo sorprendentemente nuevo, para ¨ir viendo¨, para que la vida ¨vaya siendo¨.
La gata flora.
Y entonces encuentro este texto de Mairal que copio abajo, y me quedo pensando en esto de la añorada mezcla y simultaneidad, entre sirviente y amo, niña y mujer, juego y trabajo, joggineta y ropa planchada. Y pienso qué delicia sería en este fin de febrero poder leer una novela, relajadamente, sabiendo que tarde o temprano las cosas se ordenarán, los huecos se cubrirán, y los tiempos que necesite libres, libres quedarán. Que exquisitez poder andar en pantuflas, sabiendo que cada moneda irá volviendo al frasco a su tiempo y en su forma.
Amo y sirviente, amigos.
Disfruten a Mairal, que lo dice mejor que yo.
El amo y el sirviente
por Pedro Mairal
A la mañana me siento en el living y apoyo la taza de café al lado de la taza sucia de ayer. Y de pronto me veo repetido, desfasado, facetado en fotogramas, el fantasma del que fui cada día de la semana apoyando la taza el lunes, apoyando la taza el martes, y el miércoles, etc. Es decir todos mis etcéteras como una serpiente que me sigue, un multiplicado reflejo de ascensor, una coreografía de mí mismo, mi estela semanal.
No logro equilibrarme en la soledad de mi casa: o soy el amo o soy el sirviente. Cuando soy el amo voy ensuciando platos, cubiertos, vasos, y ahí quedan, y la ropa se apila en la silla, y los papeles van formando una parva, los libros que fui hojeando estos días para preparar clases llegan hasta la cocina, los cables de los distintos adaptadores y cargadores se van haciendo un nudo negro... Qué lindo ser el amo, qué gran displicencia indigna, ser un déspota caprichoso que va barajando el orden y despeina la casa y vuelca el frasco de monedas en la mesa para sacar un clip de papel y así lo deja.
Cuando soy el sirviente voy levantando el caos del señorito. Repaso su semana, la voy como leyendo, acá su vaso de vitamina C dominical, acá su clase de Saer del jueves, acá el bol de cereales del miércoles del hijo, acá las cuentas impagas, acá el recibo que buscó durante días. El sirviente es mucho más sabio que el amo, más digno, más alto y despejado. Nada de jogging, ni pijama, ni crocs impresentables. El sirviente es un mayordomo inglés que respeta hasta el orden alfabético de la biblioteca y guarda en carpetas las facturas, y dobla la ropa del hijo con amor. Qué lindo cuando finalmente logro ser el sirviente y la casa queda planchada, espaciosa, nueva.
Por qué me costará tanto invocarlo más seguido, y tenerlo más cerca para aplacar el aluvión del amo. Quisiera ser amo y sirviente al mismo tiempo, poder mezclarlos, volverlos simultáneos hasta que no se sepa quién hace qué, hasta que el amo le traiga un té al sirviente que estaba cansado y leyendo una novela.
domingo, 17 de febrero de 2013
Trampolines
Hay que volver a decir.
No hay otra razón para seguir escribiendo.
También hay que volver a escuchar.
No hay otra razón para seguir leyendo.
Ray Loriga, en Dias buenos y diás malos, blog de El país.
Me tomé vacaciones del blog, pero no de la escritura, y menos de la lectura. Retomo las publicaciones, compartiendo algunas citas y pasajes de libros que me acompañaron en el descanso,
pasajes y lineas que se ¨aparecieron¨ y echaron un poco más de luz, al menos para mi, sobre el para qué de la escritura.
Pasajes que se van hilando, o mejor dicho, voy hilando. Trama única, tejida a mano, sobre la que me paro, cual trampolín al borde de profundas y desconocidas aguas, y me impulso, con mezcla de susto y coraje, para seguir compartiendo lo que escribo. Porque en el escribir, bendigo, recupero retazos de magia, hago mis duelos, exorciso, conjuro, entiendo, camino.
Cuenta el hombre de la ´septima habitación, en Oceáno Mar, de A. Baricco, acerca de un viejo que parece estar solo. Camina por el pueblo, hasta las últimas casas, sin detenerse. Camina con ese paso suyo que parece a punto de tropezar, aunque al final, no tropieza nunca. Detrás de él, todos los demás. Al final el viejo llega hasta el mar, y entra, el solo, dentro del mar. La ola se desliza adelante y atrás y él es tan delgado que piensa si lo arrastrará consigo. Nada sucede, permanece allí, como plantado dentro del agua, los ojos clavados en el mar. Silencio. La gente contiene la respiración. Un hechizo.
Entonces, el viejo baja los ojos, sumerge una mano, y lentamente bendice el mar.
Es algo impresionante. La mano de un viejo. Una señal de la cruz en el agua. Miras el mar y ya no da miedo.
Pero cuenta también que ya nadie consigue bendecir el mar.
Ese viejo lo conseguía, era viejo, y tenía en su interior algo que ya no existe.
Magia. Algo parecido a una hermosa magia, que ha desaparecido.
El hombre de la septima habitación no ha venido a la posada para bendecir el mar.
Pero si al mar ya no se le puede bendecir, tal vez todavía se le pueda decir. Decir el mar.
Para que no todo lo que había en el gesto de aquel viejo se pierda, porque quizás todavía un retazo de aquella magia vaga por el tiempo, y algo podría reencontrarlo, y detenerlo antes de que desaparezca para siempre. Decir el mar. Porque ( a veces) es lo único que nos queda. Porque frente a él, los que no tenemos cruces, ni viejos, ni magia, tenemos que tener algún tipo de arma, lo que sea, para no morir en silencio.
Pero ¿a quién decirle el mar?
No importa a quien, lo importante es intentar decirlo. Alguien lo escuchará.
Un caminante, en Más allá del tiempo, de D. Grossman me susurra: ¨desde el día en que mi hija se ahogó, procuro estar atento a cualquier momento hermoso y afable. Y sin saber cómo, me salen poemas por la boca, y eso es un consuelo: la poesía es el idioma de mi duelo¨.
A lo que el centauro responde: ¨ También yo, en la cárcel, que es mi cuarto, sobre esta maldita mesa, me he puesto, finalmente, a escribir. Como los dedos en la esponjosa tierra, he escrito lo sucedido. Y ahora es cuando lo entiendo. No es a su hijo a quien el padre mueve, no es a mi hijo a quien pretendo dar aliento y vida. Es a mi mismo a quien conjuro con palabras, con fantasías, por no dejar de existir, convertido en un padre de piedra. Mi vida entera, en estos momentos, mi vida entera, pende de esta plumilla, y se me parte el alma, mi bien, al pensar que haya podido ponerle a esto palabras.¨
Escribir es como caminar.
Cada palabra que escribo
es un paso que voy dando.
Frank Baez
Y me gusta hacerlo en compañia.
I´m back!
Flor
viernes, 15 de febrero de 2013
Vuelvo tendiendo gracias
The ordinary miracle begins. Somewhere, a signal arrives: ¨Now.¨ And the rays come down. A ¨tomorrow¨ has come. Open your hands, lift them: morning rings all the doorbells, porches are cells for prayer.
Comienza el milagro cotidiano. En algún lugar, un signo: ¨Ahora¨, y los rayos descienden. El ¨mañana¨ ha llegado. Abre tus manos, levántalas. La mañana toca todas las puertas.
Cada porche es un lugar de oración.
First Sip
Nueve bolsos ( uno por persona, discreto chicas por favorr!), dos sillitas desvencijadas y oxidadas, seguramente sus últimas vacaciones, una sombrilla berreta que conseguí en Coto a último momento, y que supongo remontará vuelo con el primer vientito medio fuerte, una bolsa con cartas y un par de juegos de mesa, para los dias de lluvia y las tardecitas en la playa, bolsas con comida, allá todo es más caro y somos muchos ( 9 es bastante no?). Un bolso más con mis libros, (marido dice que soy la reina y tengo permitido un bolsito más y yo sin mis libros no viajo!) Una tabla de surf, dos de barrenar, sábanas y toallas para todos, set de mate. La heladerita no, ya no entra nada más. Hay que hacer lugar para la comida de la perra, y para la perra, y sus pulgas. Los protectores solares, el ibupirac, la epilady (siempre te salva), las paletas, las pelotas, los Cds para el auto, la guitarra, el ukelele, la pandereta ( una familia muy musical!) y la máquina de fotos, que documentará como mejor pueda, a este grupo variopinto, de seres encremados, que tablas en mano y matera colgando, arrastrarán las sillitas por la arena, correrán la sombrilla cuando vuele alegremente amenazando con sacarle un ojo a un vecino playero, se esforzarán por pegarle a la pelota con la paleta aunque sea dos veces seguidas, y no solo intentarán sobrevivir a la multitudinaria vacación, sino que harán todo lo posible por vivirla atentamente, disfrutando cada momento, con la conciencia de la preciosidad del tiempo compartido que pasa y no vuelve.
15 días más tarde...después de manejar 10 horas ( marido perdió billetera con documentos, registro y cualquier otro simil de carnet, asi es que quedé totalmente a cargo del transporte familiar), vuelvo agradecida y contenta.
Agradecida por estos días en familia y cerca del mar, por las olas sucundum, por la caminata en soledad de cada mañana, por el vientito fresco y el sol de casi todos los días, por las siestas dormitadas con las voces de fondo de mis hijos, sus novios y amigos jugando a las cartas, por cada charla, por los mates a la tardecita en la playa, los masajes en los pies, los libros, las noches con sus cielos estrellados, las canciones con la guitarra, las visitas planeadas, los encuentros inesperados...y por qué no, por tantos platos para lavar, signo tangible de que lo que más quiero en el mundo estaba cerca y compartiendo conmigo cada mediodía y cada noche.
¨...And for the rest...let life happen to you. Believe me, life is right in any case...¨
Y por lo demás, deja que la vida te suceda. Créeme, la vida está bien, en cualquier caso¨
Rilke, via First Sip
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