Donde quiera que estés, ahora, si ahora mismo, mientras leés esto ( a propósito, gracias por estar ahí),
detenete unos minutos. No leas de parado, no leas mientras estás yendo a algún otro lado.
Traéte suavemente, estate acá, un ratito, te invito.
Respirá, y date cuenta que estás respirando.
Que hay algo mágico, milagroso, que está sucediendo, una y otra vez.
Sentí del aire su temperatura, su textura,
y el ritmo propio que tiene al moverse entrando y saliendo de tu cuerpo.
Sentí el peso de todo tu cuerpo apoyado y sostenido ( y por un ratito, que el peso signifique ¨este soy, esta es toda la dimensión de mi ser ocupando mi lugar, y no unos kilos de más que tengo que bajar¨).
Buscá con tu mano tu corazón, y hacete el regalo de sentir su latido, su bombeo, su ritmo.
Tal como está en este momento.
Un ratito más.
(Dicen que lo bueno si breve dos veces bueno, pero creo que en este caso no aplica)
Date un poco más de tiempo para darte cuenta.
Caé en la cuenta.
Estemos juntos. Respirando.
Y aunque estemos lejos, estemos cerca.
Y celebremos que estamos vivos, acá, ahora, en este maravilloso instante.
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Frente a un rancho que tengo..., pongo éstos versos colgados en un alambre. Es a ver si pasa algún caminante, y al verlos como ropa al viento... puede que salude agitando una mano como si hubiera encontrado algo suyo. ...y diga: Si, ahi está colgado lo mismo que yo quería decir. Palabras tendidas, Jorge Escudero
viernes, 15 de enero de 2016
Buen día, es acá, es ahora.
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