Mourir en souriant
Pedro Mairal
“Puedo morir sonriendo»
(Fragmento del epitafio de Apollinaire)
Guillaume Apollinaire, hoy fui a tu tumba
con una chica hermosa, en Père-Lachaise.
No me animé a besarla, no sabía
si iba a decir que sí, que no; ¿cómo saberlo?
Y ahora miro mi ropa en una “laverie” de Saint Michel,
mis calzones de padre de familia
que giran en la máquina,
un euro diez minutos de secado,
y entonces me pregunto si tengo algún perdón,
porque quiero que ante mi tumba fría
las tímidas parejas se entrelacen,
no como yo, dudándolo, cobarde, ante la tuya.
Quiero que me perdones por no haber aprendido
nada de nada.
No sé si Jeanne quería,
pero yo ni siquiera lo sugerí,
y acaso ella esperaba,
de ese tipo argentino que hablaba mal francés,
algo más que su diálogo ocurrente.
Y entonces caminamos entre tumbas,
entre el otoño triste y alegre de los árboles,
eran más de las cinco, se abría el cielo,
no llovía en Paris,
y Jeanne y yo dijimos hasta luego,
doble beso en mejilla, y hacía frío.
Ella tenía que hacer no sé qué cosa,
yo bajé la escalera, tomé el Métro,
y nunca más la voy a poder ver
porque viajo mañana y ella viaja mañana
y acá la secadora se detuvo
en la noche automática, y yo pienso
muy poco convencido:
quizá mejor así, lavar mi ropa solo
y volver al hotel pensando en ella,
¿pero cómo saberlo, Guillaume Apollinaire?,
¿cómo saber, leyendo tu epitafio,
si uno puede morirse sonriendo
sin haberla besado a Jeanne, en Père-Lachaise?
No sabía si Jean quería,
y él, ni siquiera lo sugirió.
El si quería, y no se animó.
Se quedó con la intriga, y con las ganas...
Qué penita.
ta bueno animarse,
eso...