sábado, 14 de septiembre de 2013

Me retiro

Isla, Virgilio Piñera
Aunque estoy a punto de renacer,
no lo proclamaré a los cuatro vientos,
ni me sentiré un elegido:
Solo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
rosas en los ojos y arena en el pecho,
en la boca las palabras morirán
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿asi que era verdad?













Me voy unos días a mirar el horizonte,
a oler la tierra, a ver salir la luna y el sol.
A dejar que el viento a su deseo pueda ulular,
a sentir con emoción, como la tarde aquella,
su frescura repentina en mi cara, en mi piel,
y en mi alma.

Nos reencontramos a mi vuelta.
Flor


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