miércoles, 19 de marzo de 2014

Yoga, una práctica nueva

¨ Mientras lo estés haciendo, no lo estás haciendo mal..., y como siempre, se amable y amorosa con vos misma.¨ Marianne Elliot

¿Qué cambió para vos como resultado de estos 30 días de yoga?

¿Qué es lo más importante que aprendiste en estos 30 días de yoga?




La semana pasada terminé un curso de yoga que tomé durante 30 días corridos. Fué casi mi primer experiencia formal con esta nueva herramienta. Hace un par de años había hecho algunas posturas en un fin de semana de amigas y hace muchos años nos habíamos aventurado con marido a unas clases nocturnas con un profe amigo, que me habían dejado; supongo que por el horario ( tarde en la noche), el lugar (frío y sin onda), y mi momento familiar ( tiempos de hacer malabares entre la vida familiar con hijos chiquitos y una incipiente vida laboral); más una sensación de agobio que otra cosa.
Pasaron los años, muchos aprendizajes y transformaciones, y quise darle al yoga y a mi misma con ella, otra oportunidad.
Quería ver si podía armarme una práctica ¨a mi medida¨( ya no intento seguir prácticas que ¨hay que seguir¨, o prácticas hechas a la medida de otros). Una práctica que pueda llevar conmigo a donde quiera que vaya, a donde quiera que esté (como la escritura, el collage, la lectura, la meditación).
Durante 30 días seguidos, me regalé entonces un rato en mi día para detenerme y practicar. Busqué un lugar en el que me fuera cómodo hacerlo. El mismo donde tantas veces hago ejercicios de estiramiento, o me siento a meditar. Un lugar de mi casa, de mi cuarto, donde puedo estar en soledad y entrar por un ratito en ese otro tiempo de pausa y silencio. De quietud y pequeños o grandes movimientos.

Durante 30 días hice el experimento del yoga en casa y muchos días compartí la práctica con marido que hizo el curso a la par.

La experiencia me dejó la profundización y ampliación de un hábito que hace tiempo adquirí y que espero poder sostener, incorporando ahora esta nueva herramienta. El hábito de darme un tiempo en el día para tratarme, a mi cuerpo y a mi alma, con la pausa y amabilidad que se merecen y necesitan. Un tiempo en el que moverme y aceitar articulaciones y músculos que ya denuncian el paso del tiempo, un momento en el que descansar en la quietud de saber que, aunque sea por ese ratito, como decía la profe: ¨whatever it is, is absolutly fine¨, (lo que sea que está siendo en este momento, está bien).

En estos 30 días de yoga, re-confirmé, que puedo confiar en mi, en mis intuiciones y en mi capacidad de elegir lo que es bueno para mi. Confirmé que yo se cuando es el tiempo, y que a ese tiempo, mi tiempo, puedo elegir, explorar y sostener, hasta que sea el tiempo, de también eso dejar ir.

Hoy abrazo esta nueva práctica, le doy la bienvendia a mis días, esperando que me traiga nuevos crecimientos y mejores cuidados en esta etapa de mi vida. Que ojalá puedan después reflejarse en una capacidad más profunda de dar y darme con amorosidad.






6 comentarios:

  1. Flor, esto es sincronicidad. Hoy retomé yoga después de dos años. Feliz, como me gusta sentir el cuerpo en estos ejercicios.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bueno Lolita! Alcoyana!! Cuando nos veamos podemos yoguear juntas! Besos!!

      Eliminar
  2. Lindo flor, sos un manantial de experiencias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Leer experiencias de otros a mi me ha animado a probar cosas nuevas, pienso entonces que compartir las mías quizás anime también no? Besos Flopi!

      Eliminar
  3. que bueno Flor! gracias x compartir! sirve mucho tu experiencia!

    ResponderEliminar
  4. Qué lindo, Flor!!!!! Te acompaño en el sentimiento, el yoga me hace maravillosamente bien y agradezco muchísimo haberlo descubierto. Besote
    Ber

    ResponderEliminar