¨Erase una vez...
Una frase que cuando la escuché por primera vez, conmovió toda mi pequeña vida...¨
Ana María Matute
Hace unos días, escuché un audio acerca de la vida de Ana María Matute, escritora española. Retacitos de su voz en entrevistas, que me dieron ganas de leerla más.
Más adelante en la semana, alguien publicó en su Facebook una frase de Carmen Martin Gaite, homenajéandola a los 15 años de su muerte. Otra escritora española, muy querida para mi.
Volvió el recuerdo de la primer novela de ella que leí. Antes había leído cuentos cortos, que conocí gracias al taller de literatura al que asisití muchos años.
Nubosidad variable, dos amigas, una historia entrañable que inauguró una nueva etapa en mi vida: con ella di mi primer paso como lectora adulta independiente y libre.
Recuerdo haber ido a la librería, sin ningún titulo en particular en mente, sin ninguna recomendación, sin ninguna ¨tarea¨ para el taller de lectura. Con el bagaje de todo lo que había estado descubriendo y aprendiendo, y la libertad que esa educación ¨lectora¨ había ido forjando en mi.
Libertad para elegir, (en ese momento, un libro), y permitir que se abriera la puerta a un mundo infinito, una puerta que ya nunca más se volvería a cerrar.
¨La soledad también puede ser objeto de artesanía, que se lo pregunten sino a los poetas, consiste en no vivirla como condena ni mendigar nada desde el hondón de ese agujero negro, simplemente explorarlo¨
Carmen Martín Gaite, Nubosidad Variable
En estos días recordé también Corazón, el primer libro que leí en mi infancia, sola y sumergida completamente en sus páginas, en su historia. Ese libro leído casi de un tirón, en un sillón del living del departamento familiar de ese tiempo, contra la ventana, para captar un poco más de luz en un día lluvioso de invierno. Ese libro leído entre lágrimas, profundamente emocionada. Ese libro que no recuerdo de qué trataba, ( como me sigue pasando con muchos de los libros que leo después de un tiempo de haberlos terminado), pero si la intensa emoción que me provocaba, los nuevos mundos a los que me proyectaba, la posibilidad maravillosa e inexplicable a la que me estaba abriendo a través de su lectura.
Por eso me dieron ganas de escribir este post, en honor a esos y tantos otros escritores y sus libros maravillosos, que nos abren mundos, nos emocionan, nos acompañan en el crecimiento, marcan hitos de desarrollo, y traen una riqueza incomparable a nuestras vidas.
Estas palabras tendidas quieren ser hoy un homenaje a esos tantos que tendieron y siguen tendiendo sus palabras, aquellas en las que me encuentro, aquellas que me inspiran a decir las propias, aquellas que me dejan a veces, en un reverente y fecundo silencio.
¨Te harás hombre, recorrerás el mundo, verás ciudades inmensas, monumentos maravillosos, pero aquel modesto edificio blanco, con aquellas persianas cerradas, y aquel pequeño jardín donde se abrió la primera flor de tu inteligencia, lo tendrás presente hasta el último día de tu vida, como yo conservo siempre en mi memoria la casa en la cual escuché tus primeros ayes la primera vez¨
Edmundo de Amicis, Corazón
Frente a un rancho que tengo..., pongo éstos versos colgados en un alambre. Es a ver si pasa algún caminante, y al verlos como ropa al viento... puede que salude agitando una mano como si hubiera encontrado algo suyo. ...y diga: Si, ahi está colgado lo mismo que yo quería decir. Palabras tendidas, Jorge Escudero
martes, 28 de julio de 2015
martes, 21 de julio de 2015
Talleres
La vida está para ser vivida.
No para ser analizada hasta la muerte
Siéntela.
Siente todas las energías que quieren ser reconocidas.
Energías que han estado esperando demasiado tiempo,
tu amorosa atención,
y tu tierno abrazo
Jeff Foster
En los talleres
hacemos una pausa, nos traemos con suavidad de vuelta a casa,
nos encontramos,
porque queremos aprender de la experiencia
de la nuestra, la propia, la presente,
la que tiene, en cada momento,
la información que necesitamos,
las respuestas a muchas de las inquietudes e interrogantes que nos va planteando el vivir.
Nos encontramos para practicar una forma de vincularnos con los estímulos que vienen del entorno, con todo lo que es en nosotros, y con otros que caminan con nosotros,
de una manera amorosa, paciente, curiosa, abierta.
Volvemos a esa posibilidad de ser presentes, volviendo al cuerpo que huele, escucha, ve, toca, respira, siente en quietud y también en movimiento.
Volvemos a esa presencia que somos: Descanso, receptividad y aceptación de la vida tal como es, con sus limitaciones, con sus imperfecciones, con sus posibles despliegues y transformaciones.
Desde esa presencia nos compartimos.
Nos regalamos y recibimos de otros, escucha abierta, atenta, curiosa.
Hacemos la experiencia chiquita, enorme y a mano, del amor que recibe y se sabe recibido con luces y sombras, con despliegues y limitaciones.
Y celebramos, porque podemos ser ese amor que va sanando lo que está lastimado, necesitado, y también podemos ser esa mirada que sabe reconocer y disfrutar lo mucho que está bien,
el crecimiento que sucedió o está sucediendo,
lo que si hubo y si hay, en cada una, en el entorno, en la vida que ya tenemos.
Celebramos que hay espacios para encontrar almas afines y compartir el camino de crecer.
Y nos vamos a las vacaciones con el compromiso y el deseo de volvernos a encontrar
Que así sea.
lunes, 13 de julio de 2015
La puerta está abierta
Un preso, después de muchos años de encierro, un día decidió escapar. Se dirigió a la puerta de la celda, y para su sorpresa, descubrió que la puerta estaba abierta.
Siempre había estado abierta.
Anónimo
No tenés que ser un ángel,
podés sentir el miedo,
la frustración, la enorme pena,
la rabia.
Podés contarlo.
Y
siempre
podés elegir el amor,
El que podés dar
y el que también podés permitirte recibir.
No el perfecto, ese no existe (creo).
El amor posible
el que trastabilla,
el torpe, el atolondrado,
el vago,
el que cada tanto se duerme,
el que sin querer chinga,
se duele,
se arrepiente y repara
o al menos intenta.
Ese amor que quizás
con algunas montañas no pueda,
pero seguro alcance
para mover unas cuantas.
La puerta está abierta.
Siempre estuvo abierta.
Es cuestión de avivarse,
animarse,
animarse,
y empezar a salir,
o a entrar,
y ser libre,
una, otra vez,
cada vez.
viernes, 10 de julio de 2015
Lo que permanece
When you brave the shadowy regions of your soul, it is good to take along a companion who is not afraid of the dark.
Jen Lee
Se sentó en el banco que había estado ahí desde la última remodelación
Jen Lee
Se sentó en el banco que había estado ahí desde la última remodelación
daba el solcito, todo hacia pensar que sería un buen lugar.
Apenas apoyó la cola en las maderas desvencijadas
sintió el movimiento,
la inestabilidad de esas piezas que unidas hace tanto tiempo,
hoy pedían ¨mantenimiento¨
nuevos ¨agarres¨, nuevas solideces
que pudieran sostener el peso de ese cuerpo nuevo.
Quiso ponerse el traje que había usado cada día
durante los últimos años,
solo para descubrir que ese traje ya no le iba.
La tela, raída, había perdido su brillo original,
sus brazos largos, crecidos, se escapaban de las mangas
dejando a la intemperie las muñecas y más.
Aunque todavía no sabía hacia dónde moverse.
apretadito en ese traje no podía hacerlo como
había empezado a necesitar.
Ni ese banco, ni ese traje...,
era el tiempo de lo nuevo, era el tiempo del temblor,
y un temblor que por momentos incomodaba.
¿Quedaría algo, encontraría algo que pudiera quedar en pie
después de este movimiento
que como un tsunami,
amenzaba con arrasar con todo lo conocido?
¿Habría algo que fuera roca, en medio de esta arena movediza
que sentía bajo sus pies?
En momentos así, la conciencia/presencia es la roca.
La que siempre es, la que siempre está, la que ¨se da cuenta¨, la que amorosamente nos acompaña desde adentro, en el proceso de perder pie y transformarnos,
hasta encontrar un nuevo ¨dónde¨ hacer pie.
Esa presencia que nos da la mano para que nos animemos, paradójicamente, a soltarnos.
A soltar las seguridades del pasado y largarnos a navegar nuevos mares, desconocidos, nunca antes navegados, con la única seguridad de contar con ella.
Con la Presencia que es en nosotros,
con la Presencia que somos.
con la Presencia que somos.
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