domingo, 6 de diciembre de 2015

Escucharnos para cuidarnos bien

¨Antes de aprender a ser libre, yo todo lo aguantaba,
solo para no ser libre¨
Clarice Lispector


En algún momento de este año, con suavidad y casi como quien no quiere la cosa,
alguien me recordó una pequeña/gran lección. 

¨En las familias en las que la gente se quiere,
las cosas se hablan¨, me dijo.

Simple, obvio, no por eso fácil de poner en práctica, ¿no?

Ante algunas situaciones, por razones varias, nos acostumbramos a transitar por una huella, que está marcada, es profunda, y tira. Para otro lado, no para el de:  ¨las cosas se pueden hablar¨.
A veces tira para el lado de la retirada silenciosa y ¨ofendida¨, otras para el de ¨mejor me callo para mantener la ilusoria armonía¨; otras, para el lado de la discusión acalorada, hiriente, sin salida, y así...

Cuando la cosa se pone peliaguda, suele saltar nuestro automático y allá vamos: camino conocido, mecanismo a mano que creemos que nos protege, y solo nos defiende.

Y resulta que no siempre es lo mismo. Y no nos lleva al mismo lugar. Parece que en el tema del comportamiento, no todos los caminos conducen a Roma.

Hablo del defendernos como reacción, muchas veces apurada y poco mediada por la pausa y el darnos cuenta, que tiene por objetivo ¨sacarnos¨ de encima rápidamente un malestar, cual si no tuviéramos hoy acceso a recursos nuevos y variados para enfrentar los conflictos, las incomodidades, los desacuerdos.
Mecanismos que nos dejan repitiendo lugares viejos, hoy tal vez innecesarios, que no nos traen eso que profundamente anhelamos.

Defendernos de esa forma nos empobrece y empobrece nuestros vínculos.
Hay otras formas de protegernos, es decir, de ¨cuidarnos¨ bien.

A veces protegernos y proteger un vínculo valorado, será callarnos, dejar pasar, elegir nuestras batallas, poner la mirada en todo lo que está bien.
Otras será poner un límite, y decir, por ejemplo:
No, yo esta vez a eso no me prendo, no quiero ser parte; 
Gracias, paso; No, así no me resulta; 

Cuidarnos bien es en mi opinión, elegir. 
No desde el miedo, ni desde ese lugar herido que salta a esconderse o a batallar. 
Cuidarnos bien es, habiendo escuchado todo lo que hay en nosotros para escuchar, accionar hacia lo que en cada momento creemos sinceramente que mejor nos hará.

Lleva un rato cada vez, y el intento ( y muchas veces la incomodidad), de quedarse con el malestar hasta que emerja la claridad
de qué, hacia dónde y cómo.
Pero es posible, y vale la pena.

En eso estoy en este fin de año. 
Practicando....








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