viernes, 16 de noviembre de 2018

Que se vayan

Hoy, inspiradas por un poema de Natalia Rozenblum,
escribimos nuestros textos de despedida del taller.
Quisimos pasar despiertas por lo que a cada una le traía el cierre de un ciclo.
Quisimos hacerlo escribiendo, compartiendo, escuchándo, emocionándonos, 
riendo, aplaudiéndo
como lo hicimos cada viernes.

Acá el poema de Natalia.
Abajo mi texto

Si te vas,
llevate tu ropa,
esos platos de tu abuela
de reborde dorado
-que no sirven ni para el microondas-
el parlante enorme
que ocupa un tercio de pared
-y nunca encendés-;
si te vas,
llevate tus mañas de obsesivo,
tu orden superficial
-tu ficción-
el olor que arrastrás
al moverte, ese libro dedicado
por tu ex
-que encontré y nunca te dije-;
si te vas,
llevate el sillón,
aunque me guste
aunque esté hundido en la mitad
como dos pendientes
-igual que nosotros-
el destornillador de los domingos
el martillo de los domingos
el taladro de los domingos
y mis ganas
de que no te vayas.

Si se acaba el taller, que sea festejando.
si llegó el final, quiero atravesarlo despierta.
Ya no más cargar alfombras, sillitas, y bolsos cual equeco.
Ya no pensar en qué llevar para comer
sabiendo que igual no hará falta, mientras esté Patri.
Si llega el final que podamos pasar agradeciendo.
Que podamos hacerlo despacio, 
que no me olvide nada de lo que tenía pensado.
Que haya tiempo para mirarnos, tocarnos y darnos regalos.
Que podamos reconocer los tantos regalos.
Si se acaba, que se acabe hoy, pero que no sea para siempre.
Que el año que viene haya piso de madera y renovado entusiasmo.
Si se acaba, que sea una fiesta, no de las que tanto se ven ahora,
puro alcohol y desconecte.
Que sea una fiesta de la presencia, una fiesta del don, 
de la transformación y la trascendencia.
Que se vayan los dias compartidos
(porque la realidad es que muchos ya se fueron, 
como todo lo que pasa y no vuelve: se va aunque nos resistamos)
pero que no se vayan mis ganas de que no se vayan,
y sean motor para seguir creando, abriendo, invitando.
Si se van, los despido con los ojos bien abiertos,
recordando que estos viernes son un poco mi templo.
Un santuario de amor dado y recibido
Un tejido que se teje año a año
y que cada vez es más sólido y rico.
Si se van estos viernes será con la alegria 
de lo compartido y transitado juntas
y dejarán por unos meses un agujero
en mi vida.
Si se van, que pueda despedirlos 
con los ojos bien abiertos,
valorando inmensamente 
y honrando en su divina humanidad
a tantas gloriosas mujeres
Que se vayan si, pero no sin un abrazo,
no sin un ¨te honro¨, un ¨te agradezco¨.
Que este irse sea modelo posible para otras despedidas:
que podamos atravesarlas con conciencia, en presencia
aprendiendo de la experiencia.
Que se vayan estos viernes de taller
y por favor,  ojalá, vuelvan...

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