Después de una semanita ardua, sentí que ¨era el momento de hacer un viaje¨. No un viaje para escapar, sino un viaje para volver. Re-unir y celebrar.
Entonces me ¨regalé¨ un paseo por las montañas, el agua, los colores del otoño, los pastos ondulantes hamacándose en el viento.
Me regalé un ratito de quietud y calma, un viaje ¨en collage¨, práctica donde mi mente para por un rato y descansa, donde toda yo me re-compongo.
Donde soy sin importar por un rato lo que ¨hago¨.
Donde soy ¨al natural¨, con mis estaciones y mis ciclos, mis climas, mis relieves y desniveles, mis alturas a veces inaccesibles, mis colores variados y mis blancos fríos como la nieve, mis aguas brillantes, mis brisas suaves y mis vientos furiosos.
Como la naturaleza inmensa, que siempre me recibe, me cobija y me calma.
¨Just presence, awareness of deep integration, total oneness.
When I can get to that place, reverence pervades all I do¨
Ann Linnea
Qué bueno Flor...hay quienes dicen que después de un viaje ya nada es lo mismo porque volvemos renovados y con la mochila cargada de nuevas experiencias. Brindo por el tuyo en colores...
ResponderEliminartq, besos
Gracias Carito! En mi experiencia así es, ¨el viaje entraña siempre una alteración, no se vuelve tal como se ha partido¨! Beso grande
ResponderEliminarY a veces viajar implica elegir quedarse, apropiarse, hacerse cargo de lo propio, no?
ResponderEliminarBeso!!!!
Ber
si si Ber, el viaje de quedarse con uno mismo...totalmente Beso!
Eliminar