miércoles, 24 de julio de 2013

Aterrizando lentamente


Detengo la marcha. Ya no escucho el roce de mis pantalones de nieve, ni mis pisadas en el suelo blanco. Solo algunos chiquitos jugando a lo lejos, el ladrido de los perros locales, de ronda buscando comida, y el silencio de la montaña. Último atardecer de cielo rosado por detrás de los picos nevados. La luna, llena, colándose entre las araucarias, y debajo, el lago, tornasolado y quieto.

Siempre me cuesta irme, despedirme de este milagro. Se vienen conmigo el recuerdo y el silencio.

1 comentario:

  1. Hola Flor!!!!! Qué lindo traerse un poco de silencio. Me anoto como seguidora. Beso grande.

    ResponderEliminar