lunes, 23 de septiembre de 2013

Ya lo levanto

Un día de la primavera frío, casi otoñal. Salgo temprano, quiero llegar puntual. La hora de visita es estricta. Solo una hora y estoy lejos. Lejos en kilómetros, aunque cerca en corazón. Si, ya se, es cursi, pero cuando está en juego la vida, ya no importa si se es o no cursi. A mi ya no me importa.
Salgo, entonces, con el corazón latiéndo fuerte, y ansío llegar. No quiero que se vaya sin despedirme. No quiero que se vaya sin una última caricia en su brazo amoretonado por los pinchazos. Quiero que sepa que es mi padrino preferido, y que es querido. Quiero que no se sienta solo. Quiero hacerle un rato de compañia a su compañera de toda la vida. Quiero detener el tiempo..., ya se...no se puede.

Llego una hora antes del horario de visita. Me pasaron mal el horario. Y por más que intento caerle simpática al guardia de la puerta, el lugar tiene sus reglas, no hay excepciones.
No entiendo cómo es que una persona enferma va a estar mejor si pasa todas sus horas sola, en un cuarto de hospital, que con su gente querida alrededor, pero así están las cosas.
Estoy yo también sola en la puerta, con una hora de espera por delante. Y ahora se que las esperas son parte. Asique salgo a caminar mi espera.
La avenida, a pocas cuadras, despierta a la mañana de sábado, se va desperezando mientras abre sus locales. La gente se toma colectivos, entra a probarse ropa, pregunta el nombre de alguna calle, se toma un café en un bar.  El mundo es el mismo, y a la vez tan distinto hoy.
Me refugio en una librería, en su silencio, en la libertad de pasearme y quedarme. Me entretengo mirando títulos en las estanterías, con el cuello torcido. Doy con un librero atento y comprensivo, que algo ha leído. Me tiene paciencia, busca lo que le pido. Rastrea un autor que le deletreo mal, lo encuentra. Elijo mis tesoros, dejo que ellos me elijan. Me llama desde esas pilitas que están cerca de la caja, cuando voy a pagar, una edición chiquita, especial, poesías de Pessoa ilustradas, cantadas por Lucas Sedler, algunas recitadas por Kovadloff, un libro y un cd.
No lo pienso mucho, creo que me estaba esperando. Se viene conmigo.

Es la hora de visita.

Hago lo que fuí a hacer. Trato de estar presente a esa hora como si no hubiera ni un antes ni un después. Lo hago a mi manera. Observo las de otros. Algunos con más palabras. Otros con más silencios. Cada uno como puede, como le sale.
Me pregunto dónde andará, qué pensará, qué recuerdos evocará en su silencio.

Salgo del hospital y mientras manejo, conteniendo todavía las lágrimas, me acuerdo del libro de poesías, lo saco con una mano de la bolsa, y en un semáforo, comienzo a hojearlo. Pongo el cd.
¿Habrá más tiempo? me pregunto. ¿O habrá sido ésta la despedida?
¿Qué queda cuando nos vamos? ¿Qué queda cuando se van?
Recuerdo mi infancia, mi adolescencia y los veranos compartidos. Su sentido del humor, su ser siempre cariñoso. Recuerdo disfrutar de creerme cuando me decía: ¨sos mi ahijada preferida¨, aunque sabía que a todas sus ahijadas les decía lo mismo. Recuerdo y agradezco.

Pessoa, me hace compañia mientras se abren las compuertas,
y dejo que las lágrimas caigan suaves y tibias. Un viento sopla, liviano.
Y escucho decir:
No llores, ya lo levanto.



El abuelo y el nieto
Al ver al nieto jugar
el abuelo entristecido dice
¡quién pudiera estar otra vez entretenido!
Ah, volver al tiempo encantado
en que castillos yo construía
y de veras, bien armados,
los guardaba hasta el otro día.
Pero era todo tristeza
al despertar lleno de brío
y ver, que por la limpieza
los habían destruído.

...mientras pena abstraído
su infancia el abuelo evoca
una casa él ha construido
o un castillo entre las rocas

Hasta que el nieto, 
viendo a su abuelo  envuelto en llanto
Dice: ¨se cayó, fué el viento,
no llores, ya lo levanto¨

14 comentarios:

  1. Gracias Flor por compartir esto, mucha ternura y muchísimo amor, te quiero y te mando un abrazote!!!

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  2. Flor!! Este texto me emociono. A veces están esas personas, que nos marcaron tanto sin estar presente todos los días de nuestra vida y que -sin embargo- nos dejan una marca tan propia.
    Que lindo que lo compartís. Gracias

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    1. Yo me emocioné también al escribirlo, y me trajo un gran alivio ponerle palabras a lo que viví esa mañana de sábado. Me alegra poder compartirlo, gracias por pasar!

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  3. Muy emocionante, Florcita, gracias por compartirlo!!
    Besote
    Ber

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  4. Gracias Flor, tus palabras nunca son cursis, sos una excelente madre tan amorosa persona que me entristece porque en esa pila buautismal estuvimos juntos. Las generaciones pasan pero vivimos en el recuerdo de quienes nos quieren. Un beso enorme para vos y toda esa rama de la familia. Te quiero mucho. Sos un encanto

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    1. ¨vivimos en el recuerdo de quienes nos quieren¨, gracias! Asi será. Un beso grande

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  5. Me emocionó mucho leer esto Flor. Te mando un abrazo inmenso.
    Gracias por compartirlo

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    1. Gracias Maquita por estar ahi leyendo para que yo tenga con quién comapartirlo! Te extraño!!!

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  6. Florencia creo saber de quien hablas,me emocione mucho al leerlo, sos una personita muy linda,Dios te bendiga.

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    1. Gracias! Por leer y por emocionarte conmigo! Me acompaña!!!

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  7. Flor, que linda manera de ponerlo en palabras, emocionante, esos viajes........sin saber si va a haber uno más ó si va a ser el último.
    te mando un beso enorme
    Ga

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