martes, 9 de diciembre de 2014

Pasando despacio

Avanza diciembre.
En estos días del último tramo del 2014, me encuentro pasando más lento, conmovida, necesitando tiempo de quietud y silencio para procesar tanto vivido durante el año.


De a ratos se me llenan los ojos de lágrimas, emoción de tanto que pasó y sigue pasando. 
Un año de lindos desafíos en el trabajo y el voluntariado, un año en el que despedí con tristeza a una amiga querida, un año en el que viajé, sentí, compartí, cociné, bailé, manejé, acompañé.
Un año de muchos momentos de linda compartida familiar, de ver crecer a mis hijos, (y atravesar con ellos el dolor que el crecimiento a veces trae), de acompañarlos a cerrar etapas, de verlos concretar sus sueños, de empezar a sentir que está bien que sus vidas sucedan por un tiempo lejos en kilómetros de la mía.
Un año de crecimiento sobre todo en la aceptación. 
Meses en los que el gesto de poner la mano en el corazón se volvió un gesto habitual, para expresar asombro, recogimiento, ternura, gratitud. 
Un año de escritura, caminatas, música, mirada, y de haber podido transitar en un cierto equilibrio. 
Por eso llego al final con resto y sin una lista eterna de cosas que hacer. 
Con ganas de vacaciones, de un tiempo distinto, de estímulos nuevos y descanso, pero no volcada de cansancio.
Un año en el que llego al final, como dice la nota en inglés que pego a continuación, sabiendo que lo que me importa cuando te veo no es saber cuántas cosas hay en tu lista de ¨haceres pendientes¨, sino cómo está tu corazón. 
Un año que voy terminando, sabiendo que lo que anhelo a cada paso, es el profundo contacto, que surge del mirarnos y regalarnos presencia, y en esa presencia reconocimiento y valoración.

Por eso, si uno de estos días nos cruzamos en la calle, de auto a auto, en una reunión, en el supermercado, o en este espacio virtual, te invito a detenernos aunque sea un segundo, a mirarnos a los ojos, a conectar.
Te invito a que nos recordemos mutuamente que somos, como dice Safi, seres completos, suficientes, ¨human beings¨y no ¨human doings¨.

¿Qué hay hoy en tu corazón?


The Disease of Being Busy

When did we forget that we are Human beings, not human doings?
In many Muslim cultures, when you want to ask them how they’re doing, you ask: in Arabic, Kayf haal-ik? or, in Persian, Haal-e shomaa chetoreh? How is your haal?
What is this haal that you inquire about? It is the transient state of one’s heart. In reality, we ask, “How is your heart doing at this very moment, at this breath?” When I ask, “How are you?” that is really what I want to know. 
I am not asking how many items are on your to-do list, nor asking how many items are in your inbox. I want to know how your heart is doing, at this very moment. Tell me. Tell me your heart is joyous, tell me your heart is aching, tell me your heart is sad, tell me your heart craves a human touch. Examine your own heart, explore your soul, and then tell me something about your heart and your soul.
Tell me you remember you are still a human being, not just a human doing. Tell me you’re more than just a machine, checking off items from your to-do list. Have that conversation, that glance, that touch. Be a healing conversation, one filled with grace and presence.
Put your hand on my arm, look me in the eye, and connect with me for one second. Tell me something about your heart, and awaken my heart. Help me remember that I too am a full and complete human being, a human being who also craves a human touch.



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