Cada tanto, un ejercicio para soltar la mano y escuchar
lo que traen las palabras.
Un ratito de creerme poeta, por qué no?
Pensamos que tenemos tiempo,
vamos dejando que ocurra.
No alcanza.
No podemos tomarnos ligeramente
la tarea de ser felices.
Obedecer sería desdeñarla,
ponerse de rodillas ante lo que la ensombrece.
Aprovecharla es de cuerdos,
no dejar que se pase,
como si estuviéramos sentados,
siempre al borde de todo...
Quisiera empacar la importancia
y la debilidad,
salir al camino, y escribirlo,
ser protagonista de la historia.
Que en plena noche,
lo que parece denso y oscuro,
comience de a poco a despejarse,
y más temprano que tarde,
poder decir,
sencillamente y con libertad:
Soy
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