martes, 3 de noviembre de 2015

Artistas, otra mirada.

¨Uno de nuestros grandes problemas es la desvalorización de lo "fácil". Como si lo espontáneo y dado careciera de sentido. Es al reves!¨
Alejandro Rozitchner



Hoy quiero escribir acerca de los artistas.


En estos días, encontré una cualidad de los artistas que se ajusta bien a mi experiencia, y que quiero compartir, ya que me parece es bastante ¨inclusiva¨ y nos permite a todos, de alguna u otra manera, sentirnos parte del gremio de los creadores.



El artista, cuando lo es, espera.
Es apertura atenta, paciente.
La atención es su oficio,
la precipitación, su impericia.
Artista es el que mira lo que no es
hasta que sea,
hasta que acontezca.
Deja que lo que no es, mane...,
aparezca
y lo acoge.

Eso que se muestra y que el artista recibe es don de la hondura.
Pequeño milagro que sucede a cada paso,
en la soledad de un momento creativo, en pequeños grupos donde fluye la vida, en escenarios y auditorios multitudinarios, en estudios, bibliotecas, cocinas, talleres, jardines.
Tanto en momentos de caos y crisis, como en momentos de tranquilidad.

Siempre se dijo que gracias a las crisis permanentes en las que vivimos los argentinos, la creatividad y la vida artística florecen como en casi ningún otro lugar del mundo.
Pareciera, desde ese punto de vista, que el caos, el desorden, la pobreza,
fueran la condición para el arte y la creación...
En mi opinión es engañosa esa mirada que propone el caos, la crisis, la pobreza, como requisito casi único para la creación. Nos hace temer que las cosas funcionen mejor. Nos hace pensar que si las cosas se ordenan un poco y empiezan a ser un poco más llevaderas y pujantes, vamos a perder nuestra capacidad de crear. Nos hace tender a preferir las tormentas a la quietud de ciertas calmas. Nos hace sobrevalorar el eterno kilombo.

Y como bien se sabe, los opuestos son complementarios y se necesitan mutuamente.
Y en esto no hay excepción a la regla.
El caos y el orden se necesitan, y la creación los necesita a los dos, y si es en una justa medida, tanto mejor.

Un psicoanalista capo con el que estudié muchos años, decía que los buenos artistas lo son, no gracias al caos, el desorden, y la patología, sino a pesar y pese a ella. 

Según su manera de ver esta cuestión,  el ser artista no se define por la crisis, el caos, el desorden, la patología.
Aunque muchas veces se los encuentra asociados, no es el clima de tormenta permanente lo que hace posible la creación, sino una cualidad personal ¨sana e íntegra¨ que en mayor o menor medida, todos conservamos y podemos poner en juego y hacer crecer.
Que nos permite sobreponernos, ( a veces con bastante esfuerzo), a realidades que se presentan por demás e innecesariamente caóticas. Y crear.

Algo de caos es inevitable y parte de la vida. Y así lo será siempre.
Seguro estará bueno afrontarlo creando, es de las maneras más saludables.

Pero ya que se avizoran ( o yo avizoro) en el mediano plazo, tiempos más pujantes y ordenados para nuestra querida tierra, me da ganas de decirles a los artistas que por ahí andan, acarreando la mirada valoradora del caos, que no se asusten. Sin tanta crisis, igual podremos seguir creando.

Ya que no es el desorden lo que nos da identidad sino la capacidad de escucha curiosa, y espera atenta, para estar con lo que no sabemos, hasta que aquello que es nuevo, y antes no estaba, vea la luz.



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