Entrar a un mundo nuevo
que en parte es conocido,
y en algunos sentidos
no lo es.
Decir no se,
disponerme con humildad
a aprender.
Dejar que se muevan
cuestiones interiores
que estaban dormidas,
acompañar el despertar.
Arar amorosamente
la tierra, dar vuelta
esos pedacitos que quedan sin
trabajar.
Tomar conciencia.
Más.
Alumbrar y
amasar con cariño lo que está,
permitiendo que la vida
se pueda transformar.
Diferenciar la paja del trigo,
no violentarme
ni dejarme violentar.
Recordar que en el amor
hay lugar para todo
lo que fué, lo que es
y lo que vendrá.
Tu poder está en tu amar. No en tu fuerza bruta. No en tu cuenta bancaria o en tu reputación siempre cambiante. No en tus increíbles cuentos de conquistas y ganancias personales. Ni tampoco en tu intelecto, o en tu mente brillante. Sino en el hecho de estar dispuesto a dejar que tu corazón se rompa hoy. En tu valentía al abrirte a los demás, en dejar que te importen. Para sentir lo que sienten.
Para sentir alegría, o tristeza, o la más deliciosa de las dudas. Para quedarte con ellos, pero sin tratar de corregirlos. Para ser el espacio en donde todo pueda surgir. Ese es tu poder; tu capacidad para ofrecer un santuario, para que la vida anide en tu gigante corazón. Para acoger la impotencia y el desamparo. Para respirar en tu vientre, en tu pecho, en tu cabeza, en tus tensos hombros.
Para erguirte victorioso allí; abarcando todo en un tierno abrazo.
Diciéndote a ti mismo ( y a los otros) Cariño, estoy aquí. Estoy aquí, por fin.
Jeff Foster
Celebro la magia de estas palabras que tanto evocan esta tarde de domingo. Gracias Flor!
ResponderEliminarque lindo Lili saber que anduviste por aca! Un abrazo
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