En estos días, en un par de situaciones diferentes, me encontré evocando a María Magdalena, personaje bíblico entrañable. La mujer de la que se decía que fueron expulsados siete demonios.
La que fué identificada con la mujer adúltera, esa a la que estuvieron a punto de apedrear.
La que fué identificada con la mujer adúltera, esa a la que estuvieron a punto de apedrear.
Una de las ¨pecadoras¨ con nombre y apellido del evangelio.
La recordé por ser una de las mujeres emblemáticas en su cualidad de vulnerabilidad, y por ser de las que tenía algo de lo que arrepentirse (y ser de las que podían reconocerlo)
Protagonista no por ser modelo de virtudes, sino por ser plenamente humana, con todo lo que eso trae de luz, y también de sombra: equivocarse, lastimar, meter la pata, no medir las consecuencias, descuidarse, descuidar...
Mujer acusada. A la que apuntaron con el dedo señalador
los que prefirieron creerse del equipo de los buenos e intachables.
Aquellos que seguramente pensaron : ¨yo nunca haría eso..., yo nunca me comportaría de esa forma..., yo en su lugar hubiera hecho algo muy distinto...¨.
Los que se apuraron a condenarla públicamente y a dejarla sola
sin un gramo de empatía.
Los que se apuraron a condenarla públicamente y a dejarla sola
sin un gramo de empatía.
Los más peligrosos.
Hoy la recuerdo con respeto, y admiración.
no por las macanas que se haya mandado sino
no por las macanas que se haya mandado sino
porque en su llanto de arrepentimiento sincero nos acerca nuestra propia y vulnerable humanidad.
Que chinga, toma conciencia, se arrepiente, lamenta
y con valentía pide perdón.
Fragilidad humana
y con valentía pide perdón.
Fragilidad humana
que es privilegiada rendija por la que entra la luz, el aprendizaje, la transformación.
Y no la condeno.
Porque ¿quién sería yo para condenarla,
si somos ( lo se) de la misma familia de los ¨imperfectos mortales¨ ?
¨...Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en fragante adulterio, Moisés en la ley nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tu, ¿ qué dices?
Como insistían, Jesús les dijo: El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro...Jesús quedó solo con la mujer y le preguntó: Mujer ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?
Ella le respondió: Nadie Señor.
Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante¨
Juan 8, 1-11
Brillante Flor porque transmite la luz que todos o casi todos tenemos escondida y que al librarnos de prejuicios, podemos brindar una oportunidad a los otros y a nosotros mismos.
ResponderEliminarCaro Barba
la vida nos da una y mil oportunidades, por qué habríamos nosotros de desaprovecharlas acusando o acusándonos no? Beso Carito
ResponderEliminarMe encantó! gracias.... como siempre!!!!!!!!! tenés una maravillosa forma poética de decir cosas lúcidas, importantes, sabias...
ResponderEliminares mi forma de transitar lo que me va aquejando!
EliminarGracias por seguir acompañándome!