domingo, 18 de septiembre de 2016

El casamiento de Anita y Mirko

¨Del encuentro entre el mundo material y la imaginación, emergen muchas maneras de sanación...el arte cura a través del involucramiento al que invita, la conciencia que expande, y las conexiones que gracias a él logramos establecer entre lo que vemos y nuestra vida... todo lo que tenemos que hacer es mirar con atención y abrirnos a la experiencia, con los sentimientos y respuestas que surgen de ella..¨
Shaun Mcniff, El arte cura

Sábado a la noche.
Barracas.
_Ustedes se conocen todos?
_Si, vinimos todos juntos. Somos todos de zona sur, Banfield, Lanús, Burzaco. Ustedes de dónde son?
_ de Garín
_ah, vienen de muuy lejos, qué garra! Mi hija es la segunda vez que viene...siempre puede haber algo nuevo...

Listo. La obra todavía no había empezado ( casi), y para mi el viajón ya había valido la pena. 
En la fiesta nos había tocado sentarnos en una mesa de un grupo de amigos ( de la novia?)
No conocíamos a nadie.
La que había dicho eso de que siempre puede haber algo nuevo era una señora bastante mayor, chiquitita, arrugadita, entusiasmada y feliz
(a sus casi ochenta estimo), como una niñita llegando una vez más al arenero de la plaza.
Con sus ojitos brillantes, su sonrisa amable, su apertura a lo nuevo y sus sencillas y sabias palabras, nos auguraba una noche especial.

El casamiento de Anita y Mirko, en el Circuito Cultural Barracas. 
Una obra original, hecha por los vecinos del barrio, teatro comunitario. 
Un casamiento en el que el público es el invitado y participa, comiendo, bailando, conversando, sacándose fotos con los novios, celebrando la fiesta de la integración entre generaciones y nacionalidades.
Una fiesta que es un cocoliche genial, donde cada uno (chicos, jóvenes, adultos y ancianos, rusos, italianos, mejicanos y gentes de cualquier otra nacionalidad) encuentra su lugar.
Donde todo tiene solución, y se milita en las filas del amor.
Donde las pestañas postizas miden dos kilómetros, los peinados son desopilantes y el maquillaje ni te cuento.
Una celebración de jeans y empanadas, en la que tuvimos la oportunidad de volvernos a casar, con tocado y anillo incluido.Y risas, muchas risas, de esas que hacen tan bien y son tan necesarias.
Un proyecto admirable e inspirador, que nos despidió con ganas de algo así en nuestro barrio, y con ímpetu de recomendarlo, para que más gente vaya y ellos puedan seguir manteniendo su lugar de encuentro y creación desde el que tanto bien desparraman con su arte.

Acá con Coqui, el modisto 

Articulo 198. los esposos se deben mutuamente fidelidad, asistencia y alimentos no perecederos

El casamiento de Anita y Mirko
Circuito Cultural Barracas
Los sábados





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