lunes, 12 de septiembre de 2016

Un viejo y siempre nuevo amor

Atendiendo a mis latidos
con las gotas en la frente
acercándome a mi ritmo...
Juan Cordone, El Níspero




Cuando escribo a mano vuelvo a mi. 
Encuentro el refugio verdadero, la posta de descanso, y eventualmente, la claridad.
Me encuentro conmigo, me hago compañía, me se menos sola...
Cuando escribo a mano me apropio de mi vida y de todo lo que hay en ella,
de lo oscuro, lo desprolijo, lo borroso, lo enojoso, lo triste, lo preocupado,
o aterrorizado, lo entusiasmado, lo luminoso.
Cuando escribo a mano noto lo que pasa (diluvia en esta mañana).
Cuando escribo a mano me dedico tiempo, estoy conmigo,
estoy segura y lentamente va llegando la calma.
Cuando escribo a mano el tiempo va más lento, y paso más despacio,
descubriendo cosas que no había descubierto antes.
Cuando escribo a mano hago silencio, aparecen todos mis ruidos,
y si escribo un buen rato, aterrizo nuevamente en el silencio.
Cuando escribo a mano recuerdo que cuento conmigo siempre
para acompañarme en el viaje.
Cuando escribo a mano crezco, y voy siendo
y recuerdo que como el caracol, estoy en casa.



The great gift of a spiritual path is coming to trust that you can find a way to true refuge. You realize that you can start right where you are, in the midst of your life, and find peace in any circumstance. Even at those moments when the ground shakes terribly beneath you—when there’s a loss that will alter your life forever—you can still trust that you will find your way home. This is possible because you’ve touched the timeless love and awareness that are intrinsic to who you are.” 
Tara Brach, from "True Refuge"

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