Frente a un rancho que tengo..., pongo éstos versos colgados en un alambre. Es a ver si pasa algún caminante, y al verlos como ropa al viento... puede que salude agitando una mano como si hubiera encontrado algo suyo. ...y diga: Si, ahi está colgado lo mismo que yo quería decir. Palabras tendidas, Jorge Escudero
domingo, 6 de enero de 2019
Así será. Ya lo verás.
Entre otras cosas que pasaron por aquí el año pasado, en noviembre, inesperadamente, se murio el sauce llorón de la entrada.
Partió en silencio, sin aspavientos, sin avisar.
Simplemente, cuando llegó la primavera y todo empezó a ponerse verde otra vez, como quien un día deja de respirar, él dejó de brotar.
Algunas vecinas atentas, amantes del mundo verde, me escribieron, interesándose por su salud.
Me encontré respondiendo que seguramente, su partida era una más de las tantas transformaciones que nos estaban preparadas para este tiempo.
Tenía ya unos cuantos años. Lo habíamos plantado nosotros.
Un gajo del sauce llorón del fondo.
Un hijo del primer sauce. Había prendido fuerte, echaba su peluca frondosa y fosforescente sobre la calle, y cuidaba de cerca a la camelia que yo había rescatado también hace muchos años de los juegos de Lorenzo, el cachorro indomable. A su sombra la camelia creció lenta, pero sin pausa, y hoy es una señora camelia, que nos regala sus flores durante todo el invierno, provocando la admiración ( y el instinto ladrón) de todo el que pasa por el frente de nuestra casa. Siempre tuvimos la teoria de que pudo crecer asi de fuerte y vigorosa gracias a estar bajo la protección del sauce. Y cuando en noviembre el sauce murió, junto con la pena de su ausencia, la preocupación acerca de qué será de la vida de la camelia ahora que el sauce no está...
Hoy, mientras me detengo a honrar su paso por nuestra vida y la de nuestra casa, pienso que tal vez, la camelia ya no lo necesite tanto, ni de la misma manera.
Ya está grande, es fuerte...
Me acuerdo de El jardinero fiel, de Clarisa Pinkola, y voy a buscar algunos párrafos que subrayé hace tiempo:
¨ Queremos que el campo siga siendo lo que siempre fué, en toda su singular belleza, de la misma forma que queremos que la vida siga siendo lo que siempre fué. Pero viene el fuego. A pesar de nuestro miedo, aparece de todos modos, a veces por casualidad, a veces, por razones que nadie acierta a comprender.
Pero el fuego puede encauzarlo todo en una nueva dirección, hacia una vida nueva y distinta.
Esta temporada tiene que quedar atrás? Preguntó el abeto.
Si, contestó la ratita. Esta temporada ha terminado. Pero ahora empieza otra distinta.
Una nueva vida, siempre otra clase de vida viene después de la antigua.
Ya lo verás.
Hay una fuerza que empuja a todos los seres hacia una nueva vida,
cualquiera que sea el fuego que los haya abatido.
La nueva vida llegará tanto si uno quiere como si no¨
La tierra queda vacía por un tiempo, a veces, arrasada, otras, simplemente, atravesando el ciclo natural de lo que crece, se transforma, cambia, se va.
Y hay algo, que permanece a la espera de que abramos el camino, algo que ama y espera que preparemos el terreno apropiado para que manifieste su presencia en toda su plenitud.
Mientras cuidamos con esmero esa poderosa fuerza, aquello que parecía muerto ya no lo estará, lo que parecía perdido dejará de estarlo, lo que parecía imposible será posible, y cualquier terreno en barbecho estará simplemente descansando, a la espera de que la bendita semilla sea venturosamente llevada por el viento.
Y lo será. ¨
En esta mañana veo los troncos apilados en el fondo del jardín.
Pienso en la inmensa y callada generosidad de nuestro sauce.
Honro y agradezco su presencia de tantos años en la entrada de la casa.
Sus ramas ondulando al viento. Su color, su sombra, su protección.
Despido al sauce y con él también despido una temporada, una etapa, un tiempo de la vida familiar.
Preparo el camino para que en esta tierra transitoriamente desierta y en barbecho, la vida con su fuerza, tome una nueva dirección. Espero esa semilla nueva que será traída por el viento.
Y confío que así será.
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Cómo siempre conmovedor Flor. Q atenta estás a todo los seres q habitan en tu casa.
ResponderEliminarContame: el padre del sauce q ya no está, el del fondo del jardín, sigue estando?
Comparto q quizás la camelia no necesite ya del sauce, y capaz puede ella estar de una manera nueva sin él. Eso lo irás viendo.
Dejo saludos para vos y para t hermoso jardín...
Gracias! El sauce padre partió hace ya unos años.
EliminarTrato de estar atenta porque como dice Karen M Miller, la vida es el jardín y ahí, aquí, suceden los ciclos, los crecimientos, las transformaciones. Hay mucho para aprender en la propia casa y en el jardín! Gracias por pasar!