jueves, 14 de abril de 2016

En esto ando...entre otras cosas

¨This is how your life becomes rich with purpose. You take care of things that lie right under your feet, and no one even notices¨ 
K. M. Miller

Estoy participando por segundo año en April Love, una actividad creativa, placentera y gratuita, que me ayuda a detenerme cada día un ratito para prestar atención. A través de la fotografía y la escritura, hago una pausa diaria y reconozco con mirada amorosa un aspecto de mi vida.

Acá les comparto algunas de las consignas de estos primeros quince días y les dejo el link a la propuesta por si a alguien le divierte chusmear de qué se trata. 

http://www.susannahconway.com/april/

Mis hogares, esos en los que late mi vida, que se transforman con el paso del tiempo, hogares con grietas por donde entra el agua y también la luz. Hogares humanos, únicos, sagrados para mi.

Hogares

Mañanas de pausa para notar, registrar, sentir, agradecer.

Mañanas

Imaginación que da forma concreta a mis sueños locos, que en el tomar forma, me dan forma y me transforman.
Imaginación que abre puertas de valentía y libertad

Imaginación


Primer amor, por la naturaleza, el silencio, ese lugar en el que todo se calla y el mundo en su inmensidad y maravilla, me sostiene y me conmueve hasta dejarme sin palabras

Primer amor

El Hambre de hondura y de ser en calma, de simpleza y tiempo para estar, de despojarme de identidades innecesarias, de silencio y sabiduría para poder regalar

Hambre
( foto K. M. Miller)

Futura Flor, desconocida todavía...
la imagino cerca de los ingredientes esenciales,
bienvenida siempre
Futura Flor

Mi valentía, compañera de la primera hora, que me anima a caminar mi propia huella, a ejecutar mis inventos, a salir de aquello que no es para mi, a darme cuenta, aunque a veces duela. Valentía con la que aprendo a decir que no, a decir que si, y a callar también

Valentía



miércoles, 6 de abril de 2016

Volver para seguir

_ ¿Cómo vas Millor, profundamente hablando?
_ Muy profundamente, como siempre, no se vivir de otro modo. Pago el precio¨. 
 Clarice Lispector

Aprendiendo algo nuevo,
me aventuro en paisajes interiores poco explorados
Vuelvo a tiempos pasados, abro archivos,
lleno lagunas de la memoria.
Me encuentro en ese viaje con gozos y dolores.
Dolores por lo que no pude.
Por lo que no supe. Por lo que no pudo ser.
Gozos por lo que (a pesar de todo lo que podría haber salido mal),
salió bien.

Volver, abrir, mirar
Abro puertas, me encuentro hoy con los actores que actuaron conmigo en aquella película,
la de ese tiempo, y me enternezco,
al verlos tan igualitos a si mismos,
tan convencidos de sus maneras y sus paradigmas
como si hoy fuera ayer.
Y no me siento víctima.
Lo cual es fresco, espacioso y liberador.
Yo también estuve ahí. Eligiendo.
Usé como mejor pude mi poder de ese entonces,
dadas las herramientas que tenía en aquel momento.



Hoy, con la conciencia ampliada,
y una caja de herramientas más surtida,
mi poder es otro,
y está bien que sea así.
Los años no pasan en vano.
Al menos, no para mi.

Este es mi viaje, el que pude, el que puedo, el que es.

Investigo, vuelvo, recuerdo, pregunto.
Despacito y amorosamente voy haciendo
las paces con ese momento de la historia,
con sus actores y conmigo misma.








viernes, 25 de marzo de 2016

Dulzura

"The entry to sacred space, to coming home, 
is being exactly with whatever is going on in your life right now
– that’s the portal – right here." 
Tara Brach

Empieza de nuevo, y de nuevo...y de nuevo

Inspiré y exhalé
varias veces
despacio,
más suavemente cada vez.
Contando hasta cuatro
al inspirar
hasta cuatro al exhalar.

Presté atención 
a los signos de vida
y latido
en mi cuerpo:
mi frente
mis ojos
mi garganta
mi pecho
mi vientre
mis manos.

Mientras descansaba,
despierta,
en la presencia
que todo lo recibe,
me topé inesperadamente,
y sin planearlo, 
con una dulzura mía
en una imagen de un lejano ayer.

Estaba aquí, en mi,
hace un ratito nomás.
Posible,
presente
pidiendo ser rescatada
de un sueño de años

Bienvenida.






miércoles, 23 de marzo de 2016

Arando la tierra

Entrar a un mundo nuevo
que en parte es conocido, 
y en algunos sentidos
no lo es.
Decir no se,
disponerme con humildad
a aprender.
Dejar que se muevan
cuestiones interiores
que estaban dormidas,
acompañar el despertar.
Arar amorosamente 
la tierra, dar vuelta
esos pedacitos que quedan sin 
trabajar.
Tomar conciencia.
Más.
Alumbrar y 
amasar con cariño lo que está,
permitiendo que la vida 
se pueda transformar.
Diferenciar la paja del trigo,
no violentarme
ni dejarme violentar.
Recordar que en el amor 
hay lugar para todo
lo que fué, lo que es
y lo que vendrá.



Tu poder está en tu amar. No en tu fuerza bruta. No en tu cuenta bancaria o en tu reputación siempre cambiante. No en tus increíbles cuentos de conquistas y ganancias personales. Ni tampoco en tu intelecto, o en tu mente brillante. Sino en el hecho de estar dispuesto a dejar que tu corazón se rompa hoy. En tu valentía al abrirte a los demás, en dejar que te importen. Para sentir lo que sienten. 
Para sentir alegría, o tristeza, o la más deliciosa de las dudas.  Para quedarte con ellos, pero sin tratar de corregirlos. Para ser el espacio en donde todo pueda surgir. Ese es tu poder; tu capacidad para ofrecer un santuario, para que la vida anide en tu gigante corazón. Para acoger la impotencia y el desamparo. Para respirar en tu vientre, en tu pecho, en tu cabeza, en tus tensos hombros.
Para erguirte victorioso allí; abarcando todo en un tierno abrazo.
Diciéndote a ti mismo ( y a los otros) Cariño, estoy aquí. Estoy aquí, por fin.

Jeff Foster



jueves, 17 de marzo de 2016

Ahora, acá.

Allow.
The only
safety lies in letting it all in, 
the wild and the weak; fear,
fantasies, failures and success.
When loss rips off the doors of
the heart, or sadness veils your
vision with despair, practice
becomes simply bearing the truth.
Danna Faulds



En camino 
hacia algún otro lugar
me dije amablemente:
pausá.
Me detuve,
inspiré profundo,
solté la panza
y comprendí
que no hay otro lugar.
Hay este lugar,
ahora, acá.
Este dolor de cintura
que todavía no puedo descifrar,
este calor agobiante
con el que me cuesta lidiar.
Esta posibilidad única
de estar con el cuerpo y el alma
en el mismo lugar.
Renové así mi intención 
de traerme y llegar
al único sitio posible
donde vivir de verdad
a este tiempo,
este misterio,
este lugar,
ahora, acá.


martes, 1 de marzo de 2016

Mi pariente Magdalena, un homenaje




En estos días, en un par de situaciones diferentes, me encontré evocando a María Magdalena, personaje bíblico entrañable. La mujer de la que se decía que fueron expulsados siete demonios.
La que fué identificada con la mujer adúltera, esa a la que estuvieron a punto de apedrear. 
Una de las ¨pecadoras¨ con nombre y apellido del evangelio.
La recordé por ser una de las mujeres emblemáticas en su cualidad de vulnerabilidad, y por ser de las que tenía algo de lo que arrepentirse (y ser de las que podían reconocerlo)
Protagonista no por ser modelo de virtudes, sino por ser plenamente humana, con todo lo que eso trae de luz, y también de sombra: equivocarse, lastimar, meter la pata, no medir las consecuencias, descuidarse, descuidar...
Mujer acusada. A la que apuntaron con el dedo señalador
los que prefirieron creerse del equipo de los buenos e intachables.
Aquellos que seguramente pensaron : ¨yo nunca haría eso..., yo nunca me comportaría de esa forma..., yo en su lugar hubiera hecho algo muy distinto...¨.
Los que se apuraron a condenarla públicamente y a dejarla sola
sin un gramo de empatía.

Los más peligrosos.

Hoy la recuerdo con respeto, y admiración.
no por las macanas que se haya mandado sino
porque en su llanto de arrepentimiento sincero nos acerca nuestra propia y vulnerable humanidad.
Que chinga, toma conciencia, se arrepiente, lamenta
y con valentía pide perdón.
Fragilidad humana
que es privilegiada rendija por la que entra la luz, el aprendizaje, la transformación.

Y no la condeno.
Porque ¿quién sería yo para condenarla, 
si somos ( lo se) de la misma familia de los ¨imperfectos mortales¨ ?

¨...Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en fragante adulterio, Moisés en la ley nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tu, ¿ qué dices?
Como insistían, Jesús les dijo: El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro...Jesús quedó solo con la mujer y le preguntó: Mujer ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?
Ella le respondió: Nadie Señor.
Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante¨

Juan 8, 1-11





                                                                                                                                   

martes, 23 de febrero de 2016

Surf, la continuación







Pensaba ponerle Surf: segunda parte, pero pensé que las segundas partes habitualmente no son muy buenas. La palabra continuación me da la sensación de dejar el proceso más abierto. Quizás esta segunda parte no haya sido tan ¨buena¨, ( desde algún punto de vista)  pero es parte, ( es buena solo por eso) y no es la última palabra (esta saga, si la vida lo permite, va a ser como la de Rápido y furioso y va a tener muchos episodios!)

Vamos a los hechos. 
Después del primer día eufórico ( ver la primera parte en este blog ) agradecí un día lluvioso, detrás del que pude esconder mi fiaca de volver a las olas, mi pereza de golpearme, y de chocarme contra mis limitaciones. Un descansillo para eso no vino nada mal.
A los dos días, volví a incursionar.
Esta vez se hizo presente el miedo. Un miedo que no había sentido el primer día pero que ahora se dejaba oír fuerte y claro.
Entrando al agua detrás de mi hijo y su novia, un par de olas grandes me revolcaron de manera interesante. 
No hacía pie y para llegar a pasar la rompiente tenía que remar bastante. Mi cuerpo, poco habituado a ese movimiento de remar en el oleaje, sintió rápidamente el cansancio. Me costaba llegar antes de que otra ola nueva me rompiera encima. 
Esas olas que desde la orilla parecían chiquitas y ordenadas; mar adentro, de cerca, me parecían gigantes rugientes y espumosos arremetiendo sin piedad.
Me asusté y pensé: no está bueno subestimar el poder del inmenso mar 
(ni sobreestimar mis recursos).
Mientras tanto, al tiempo que empezaba a escuchar mi miedo, mi hijo, ya del otro lado de la rompiente, me hacía saber que yo estaba en el peor lugar: 
¨O venís más adentro, o andá más afuera, pero no te quedes ahí¨.
No es que yo estuviera eligiendo quedarme ahí, está claro. Pero a veces está bueno que de afuera te recuerden que no estás parado en un buen lugar, y que podés recalcular y elegir ( ahora, cómo hacés para llegar a dónde elegiste, esa es otra cuestión).

Si había querido ir más adentro, no estaba pudiendo. Y estaba cansada y un poco asustada de quedarme sin resto.
Entonces, tomé la decisión de no dar un paso más grande del que me daban las piernas, escuchar el miedo, y volver a un lugar en el que pudiera sentirme más segura, y ¨hacer pie¨ por un rato. 
Ir a un lugar en el que el que recuperar fuerzas y no estar al límite, ese en el que el miedo ya no es estímulo sino que empieza a ser obstáculo para el aprendizaje.
Activé entonces mi lograda capacidad de amigarme y aceptar mis limitaciones ( temporarias?) y me fuí más afuera. Pensé que era mejor no ¨comerme¨ el mar en dos sesiones, no saltar etapas, ir paso a paso, asegurar ciertos aprendizajes antes de ir más allá. 
Tenerme la piedad que el ancho y profundo mar, aunque quisiera, no podría tenerme.
Tenerme la paciencia que mi hijito, en esta segunda clase ya no iba a tenerme
( todo bien, no es un reclamo!)
Darme tiempo.
Y no avergonzarme por necesitarlo.
Porque el aprendizaje también es eso. Sentir el miedo, necesitar volver por momentos a la base, descansar, reagrupar, seguir practicando lo primero, para después, a su debido tiempo, pasar a los segundo. El aprendizaje no es lineal, y está lleno de vericuetos y complejidades, que también se pueden disfrutar, si nos sacamos de la cabeza que ¨hoy ya tendríamos que...¨.

Asi las cosas, empecé a trasladarme, remando como podía, hacia afuera.
Y en eso lo vi a marido, entrando al agua decidido y a buen ritmo en mi dirección. 
Superhéroe al rescate.
En un último coletazo de omnipotencia pensé, ¨che no es para tanto, no me estoy ahogando¨.
Pensamiento que se diluyó en la pregunta: ¿me tengo que estar ahogándo para dejarme ayudar?

A partir de ahi, me dediqué a practicar lo aprendido, con la ayuda de súper marido, que atento desde la orilla, había percibido mi cansancio y había pensado que muchos revolcones más de ese estilo no iba a aguantar. Y lo bien que hizo. Y lo bien que hace saber que hay otros que nos pueden tender una manito cuando no alcanza el aire o la remada se puso ardua.

Una amiga, en los comentarios de la primera parte de este relato, me expresaba su admiración y me decía que el mar profundo no es lo suyo.
Me dejó pensando que yo todavía no se si el mar profundo es lo mío. Si se que estoy probando.
Y eso también está bueno, saber que podemos ¨probar¨ algo, y que no necesariamente tenemos que saber de antemano que es ¨lo nuestro¨ ( y que eventualmente podemos darnos cuenta de que no es lo nuestro y pasar a otra cosa)
También pensé que quizás ¨mi surf ¨ no sea el mismo que otros surfs. Quizás el mío sea el que yo pueda, el que a mi me salga, ( ridículo, aparatoso, para reirse a carcajadas), el que me permita disfrutar del agua en el verano de una manera nueva.

Como le dije a otra amiga, si el mar no te centra a los revolcones, al menos te da un buen baño de humildad, y te recuerda la frase de Samuel Beckett que dice que 
¨si alguna vez intentaste, si alguna vez fallaste, no te preocupes, 
intentá de nuevo, fallá de nuevo, fallá mejor¨.

Y si te podés reir de vos mismo y fallar con humor, es todo ganancia-

“Ever tried. Ever failed. No matter. Try again. Fail again. Fail better.”

Samuel Beckett