¨...el desafío era poético. Lo que sucede con los lenguajes teatrales es que se usan y se tiran. Cuando lo aprendiste, cuando lo tenés en la cabeza, ya terminaste de escribir la obra y no lo podés usar en la que sigue. El artista, para crear en su obra, tiene que crear también sus herramientas, y cuando terminás, esas herramientas las tirás en un cajón y no las volvés a utilizar. Si el artista no acepta eso, se repite..¨
Mauricio Kartún ( acerca de su proceso creativo)
En eso estoy, en pleno proceso creativo.
Proceso de gestación y parimiento, en breve, de un nuevo viaje.
Desempolvando las herramientas del año pasado y descubriendo que no puedo volver a usarlas, no por lo menos tal como las usé en ese viaje.
Eso sería repetirme. Y a esta artista no le gusta mucho repetirse.
El desafío en esto es también poético. O así me gusta pensarlo. Buscar esas formas que más se acerquen a expresar algo que tengo en mente y corazón en este momento. Actividades, textos, momentos, consignas, pequeños rituales, materiales. Ir desplegando el diseño de un espacio y un tiempo contenedor y flexible para que cada una pueda transitar esos días acercándose con suavidad y respeto a eso que vive y late en su interior. Un espacio y un tiempo que les permita hacer una pausa para mirar y ver, encontrarse y celebrar.
Se acerca el tiempo de invitar, de compartir.
De abrir el espacio, sostenerlo, y acompañar, para que cada una de las participantes pueda hacer su viaje, el que necesite, el que la esté esperando.
El gran desafío para mi, es que cada viaje sea una obra de arte, una pieza única, que deje en el aire el perfume de la magia. Magia que se produce cuando dos o más se reúnen, se detienen y se animan a encontrarse.
Ojalá asi sea esta vez también.
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