lunes, 14 de diciembre de 2015

Pausa

El jardín llovido, eleva hacia las tímidas sonrisas azules,
la mirada de sus rosas.
Ruptura cristalina del alado llamamiento a la luz.
Pesado de delicia, el jardín con sus árboles se pierde en sus esencias,
pero viene la brisa,
y es una infancia de hojas y de flores danzando.
El canto de los pájaros a la danza se ciñe...

Momento ( Juan L Ortiz)


El espacio entre medio.
Ese espacio tantas veces imperceptible, en el que se encuentran lo que termina y lo que está por comenzar. Ese intervalo, a veces minúsculo, otras más grande, entre lo de antes y lo que vendrá.
Me vine a ese espacio.
Se va yendo un año más, uno nuevo irá llegando de a poco.
Y acá estoy. En una pausa un poquito más pronunciada, un poquito más larga que la que hay entre inspiración y exhalación. Una pausa sentida al llegar el final del año, como necesaria, y entonces pensada, organizada con tiempo, y encarada muy a conciencia.
Un regalo que me hago y me hace mi parentela cercana al alegrarse de que pueda disfrutarla y alentarme a venir a buscarla cada año.

Llegué después de estar algunas horas en el auto, disfrutando la música y el viaje, adentrándome de a poco en ese ¨entre medio¨ que vine a escuchar. La lluvia mi compañera esta vez.

Me recibió un camino de pajonales amarillos y ondulantes, un suelo arenoso, un cielo de tormenta.
Llegué a una casita que estaba abierta, limpia, linda, lista para recibirme.
Llegué hambrienta, me hice algo de comer, y disfruté cada bocado mirando el mar.
El mar, revuelto y desordenado, me invitó después a caminar sus playas, bajo los grises nubarrones.
Nadie a la vista. Hacía frío, solo algunas gaviotas, la arena, el mar, la inmensidad infinita.
Y el viento que siempre en estas pausas sopla para darme la bienvenida.
Me dejo acariciar.



Me recibe en la arena una piedra ¨sonriente¨. 
La eternizo en una foto, y yo también sonrío, agradezco el gesto de bienvenida. 
Pienso que ¨poner cara de piedra¨, de ahora en más, significará para mi,
algo más que dureza o disimulo.
Será la posibilidad de la sonrisa, la alegría sencilla, profunda e indisimulable. 
Como la que siento.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Retiro necesario

And you discover where music begins
before it makes any sound,
far in the mountains where canyons go
still as the always-falling, ever-new flakes of snow.

William Stafford



Porque fué un año intenso, de mucho desafío y crecimiento.
es hora de retirarme por un rato.

Me voy a ese lugar de quieto silencio dónde empieza la música.
Confío a mi vuelta tener alguna linda historia para contar.


domingo, 6 de diciembre de 2015

Escucharnos para cuidarnos bien

¨Antes de aprender a ser libre, yo todo lo aguantaba,
solo para no ser libre¨
Clarice Lispector


En algún momento de este año, con suavidad y casi como quien no quiere la cosa,
alguien me recordó una pequeña/gran lección. 

¨En las familias en las que la gente se quiere,
las cosas se hablan¨, me dijo.

Simple, obvio, no por eso fácil de poner en práctica, ¿no?

Ante algunas situaciones, por razones varias, nos acostumbramos a transitar por una huella, que está marcada, es profunda, y tira. Para otro lado, no para el de:  ¨las cosas se pueden hablar¨.
A veces tira para el lado de la retirada silenciosa y ¨ofendida¨, otras para el de ¨mejor me callo para mantener la ilusoria armonía¨; otras, para el lado de la discusión acalorada, hiriente, sin salida, y así...

Cuando la cosa se pone peliaguda, suele saltar nuestro automático y allá vamos: camino conocido, mecanismo a mano que creemos que nos protege, y solo nos defiende.

Y resulta que no siempre es lo mismo. Y no nos lleva al mismo lugar. Parece que en el tema del comportamiento, no todos los caminos conducen a Roma.

Hablo del defendernos como reacción, muchas veces apurada y poco mediada por la pausa y el darnos cuenta, que tiene por objetivo ¨sacarnos¨ de encima rápidamente un malestar, cual si no tuviéramos hoy acceso a recursos nuevos y variados para enfrentar los conflictos, las incomodidades, los desacuerdos.
Mecanismos que nos dejan repitiendo lugares viejos, hoy tal vez innecesarios, que no nos traen eso que profundamente anhelamos.

Defendernos de esa forma nos empobrece y empobrece nuestros vínculos.
Hay otras formas de protegernos, es decir, de ¨cuidarnos¨ bien.

A veces protegernos y proteger un vínculo valorado, será callarnos, dejar pasar, elegir nuestras batallas, poner la mirada en todo lo que está bien.
Otras será poner un límite, y decir, por ejemplo:
No, yo esta vez a eso no me prendo, no quiero ser parte; 
Gracias, paso; No, así no me resulta; 

Cuidarnos bien es en mi opinión, elegir. 
No desde el miedo, ni desde ese lugar herido que salta a esconderse o a batallar. 
Cuidarnos bien es, habiendo escuchado todo lo que hay en nosotros para escuchar, accionar hacia lo que en cada momento creemos sinceramente que mejor nos hará.

Lleva un rato cada vez, y el intento ( y muchas veces la incomodidad), de quedarse con el malestar hasta que emerja la claridad
de qué, hacia dónde y cómo.
Pero es posible, y vale la pena.

En eso estoy en este fin de año. 
Practicando....








martes, 24 de noviembre de 2015

Elijo saber

Acerca de la maternidad...
El proceso ha revelado ser un paso adelante, dos hacia atrás, uno adelante, diez hacia atrás, uno adelante, diez millones hacia atrás, hacia atrás, hacia atrás...
...Preocuparse es la ocupación de las madres, y no es de las ocupaciones que pagan...No dan fruto ni llenan... Es una ocupación que nos consume día y noche hasta que somos como zombies que logramos que todo ser viviente a nuestro alrededor quiera buscar refugio en la orilla opuesta...

Karen Maezen Miller


Cuánto que no se.
Cuánto que aprendí. Cuánto todavía por aprender.
Recorro caminos de aprendizaje, en la maternidad y en el trabajo, en los que doy algunos pasos hacia adelante, otros de vuelta para atrás, para atrás...
Una y otra vez, vuelvo a empezar.
Escucho, reviso, doy de nuevo, recalculo, reacomodo, pido disculpas, cambio.

Mis hijos a veces me dicen que soy mejor psicóloga que mamá.
 Por suerte se animan a decirme aquello en lo que estoy chingando mal.
Algunos pacientes se enojan porque hago intervenciones desatinadas, me equivoco.
Por suerte algunos se animan a decírmelo.

Enterarme de que no todo lo que hago, al otro le llega como un bien, duele, claro.
La intención siempre es buena, pero a veces sale como pájaros atolondrados y va a dar a las vidas de los otros como contra un vidrio, con torpeza, lastimando.

Enterarme duele, pero me permite rescatar lo que se pueda,
y además, no enterarme duele más.

Entonces elijo saber,
y practico quedarme con el dolor de no haber hecho todo el bien que hubiera querido.

Y si en vez de devolver como un boomerang, me hago cargo de la parte que me toca, aprendo.  
Si puedo escuchar lo que necesitan y me están pidiendo los destinatarios de mis cuidados, aprendo.
Y voy siendo cada día un poquito ( a veces tan poquito que me parece que ni se nota) mejor mamá y mejor psicóloga.
Y en muchos casos podemos seguir juntos.
Acertando, equivocándonos, aprendiendo siempre.




martes, 17 de noviembre de 2015

Me creo poeta

Cada tanto, un ejercicio para soltar la mano y escuchar
lo que traen las palabras.
Un ratito de creerme poeta, por qué no?


Pensamos que tenemos tiempo,
vamos dejando que ocurra.
No alcanza.
No podemos tomarnos ligeramente
la tarea de ser felices.
Obedecer sería desdeñarla,
ponerse de rodillas ante lo que la ensombrece.
Aprovecharla es de cuerdos,
no dejar que se pase,
como si estuviéramos sentados,
siempre al borde de todo...
Quisiera empacar la importancia
y la debilidad,
salir al camino, y escribirlo,
ser protagonista de la historia.
Que en plena noche,
lo que parece denso y oscuro,
comience de a poco a despejarse,
y más temprano que tarde,
poder decir,
sencillamente y con libertad:
Soy

jueves, 12 de noviembre de 2015

La brújula

Creo en los momentos sagrados y me los vengo produciendo...
Descubrí que hay algo de paraíso que se lo fabrica uno...
Me parece que pasamos demasiado tiempo preocupados por la producción, a veces llevados por la propia inercia que provoca la producción ( y no siempre por necesidad).
Yo trato de romper un poco con eso... trato de equilibrar...Me parece que la vida vale la inversión.
Mauricio Kartún



Hace poco más de una semana, después de estar varios días con dolor de garganta, tremenda tos, algo de fiebre, dolor muscular y abatimiento general, finalmente cancelé pacientes, y otras actividades,  llamé a un médico, arranqué con los antibióticos y la pastillita efervescente afloja placas y me quedé un par de días en la cama. Hicieron falta unos cuántos días para que empezara a sentir una leve mejoría. Y aca estoy, dos semanas después del primer día, sintiendo todavía los efectos del paso del ¨tornado¨de la gripe por mi cuerpo y por mi vida.
Fueron días ( muchos para mi gusto) de sentirme muy mal, y también días de escucharme. 
Ya aprendí que cuando el cuerpo dice basta, tengo que y quiero escucharlo.
No porque escuchándolo venga la mejoría mágica e instantánea,
Sino porque se que sólo escuchándolo sigue el aprendizaje y de a poco va llegando el alivio al poder tomar ciertas decisiones en función de esa escucha.
Esta vez ( ha habido otras, y porsu las seguirá habiendo imagino), pude registrar con mucha nitidez, cómo la cabeza, que es parte del cuerpo, a veces quiere ¨independizarse¨, y cree que puede seguir con sus planes ¨a pesar¨ de que el resto del cuerpo está gritando ¨basta¨.

Cuesta renunciar a ciertas cosas, elegidas, para las que hoy este cuerpito no tiene lugar ni resto.
Cuesta encontrarse con la limitación, con la particulariad de lo que ¨yo puedo¨, que no es lo mismo que pueden otros ( que desde mi lugar se ve como mucho, y se admira).
Cuesta no compararse.
Cuesta y lleva su tiempo. 
Y a la vez, cuando se acepta y se abraza la propia posibilidad, cuánto alivio...
Algo siente : ¨ah, si, vamos por acá que por acá es mejor. 
Mejor para mi en este momento¨. 

En estos días recordé una vez más que la brújula está en el cuerpo, 
y que la práctica es volver a él una y otra vez.
Dejar de tratarlo como un burro de carga.
Escucharlo, discernir, y ofrecerle, (ofrecernos) el cuidado que necesita y merece. 
Recalcular, ajustar rumbo, equilibrar. 
Ahora.
Fabricar el paraiso , cuidando lo que hay, lo que está en marcha,
lo que no va a durar para siempre y pide atención aquí y ahora. 
Resguardar los momentos sagrados, lo chiquito, lo inefable.

Y una vez más, volver a casa.

Simplify, simplify, simplify, Thoreau said.
Reduce the number of moving parts.
Still, complexity creeps in through the back door.
To live simply you need to plan.
Think through carefully what to cut out.
Do without some things that are nice but not necessary.
And pay attention to the little elements of beauty.
The bird´s nest, the wildflower, the stars at night.
Theodore Roethke ( en A pause for Beauty)

martes, 3 de noviembre de 2015

Artistas, otra mirada.

¨Uno de nuestros grandes problemas es la desvalorización de lo "fácil". Como si lo espontáneo y dado careciera de sentido. Es al reves!¨
Alejandro Rozitchner



Hoy quiero escribir acerca de los artistas.


En estos días, encontré una cualidad de los artistas que se ajusta bien a mi experiencia, y que quiero compartir, ya que me parece es bastante ¨inclusiva¨ y nos permite a todos, de alguna u otra manera, sentirnos parte del gremio de los creadores.



El artista, cuando lo es, espera.
Es apertura atenta, paciente.
La atención es su oficio,
la precipitación, su impericia.
Artista es el que mira lo que no es
hasta que sea,
hasta que acontezca.
Deja que lo que no es, mane...,
aparezca
y lo acoge.

Eso que se muestra y que el artista recibe es don de la hondura.
Pequeño milagro que sucede a cada paso,
en la soledad de un momento creativo, en pequeños grupos donde fluye la vida, en escenarios y auditorios multitudinarios, en estudios, bibliotecas, cocinas, talleres, jardines.
Tanto en momentos de caos y crisis, como en momentos de tranquilidad.

Siempre se dijo que gracias a las crisis permanentes en las que vivimos los argentinos, la creatividad y la vida artística florecen como en casi ningún otro lugar del mundo.
Pareciera, desde ese punto de vista, que el caos, el desorden, la pobreza,
fueran la condición para el arte y la creación...
En mi opinión es engañosa esa mirada que propone el caos, la crisis, la pobreza, como requisito casi único para la creación. Nos hace temer que las cosas funcionen mejor. Nos hace pensar que si las cosas se ordenan un poco y empiezan a ser un poco más llevaderas y pujantes, vamos a perder nuestra capacidad de crear. Nos hace tender a preferir las tormentas a la quietud de ciertas calmas. Nos hace sobrevalorar el eterno kilombo.

Y como bien se sabe, los opuestos son complementarios y se necesitan mutuamente.
Y en esto no hay excepción a la regla.
El caos y el orden se necesitan, y la creación los necesita a los dos, y si es en una justa medida, tanto mejor.

Un psicoanalista capo con el que estudié muchos años, decía que los buenos artistas lo son, no gracias al caos, el desorden, y la patología, sino a pesar y pese a ella. 

Según su manera de ver esta cuestión,  el ser artista no se define por la crisis, el caos, el desorden, la patología.
Aunque muchas veces se los encuentra asociados, no es el clima de tormenta permanente lo que hace posible la creación, sino una cualidad personal ¨sana e íntegra¨ que en mayor o menor medida, todos conservamos y podemos poner en juego y hacer crecer.
Que nos permite sobreponernos, ( a veces con bastante esfuerzo), a realidades que se presentan por demás e innecesariamente caóticas. Y crear.

Algo de caos es inevitable y parte de la vida. Y así lo será siempre.
Seguro estará bueno afrontarlo creando, es de las maneras más saludables.

Pero ya que se avizoran ( o yo avizoro) en el mediano plazo, tiempos más pujantes y ordenados para nuestra querida tierra, me da ganas de decirles a los artistas que por ahí andan, acarreando la mirada valoradora del caos, que no se asusten. Sin tanta crisis, igual podremos seguir creando.

Ya que no es el desorden lo que nos da identidad sino la capacidad de escucha curiosa, y espera atenta, para estar con lo que no sabemos, hasta que aquello que es nuevo, y antes no estaba, vea la luz.