El exótico hotel Marigold

Esta semana, en cita conmigo misma, me fuí a ver El Exótico Hotel Marigold. Aunque la crítica no le era demasiado favorable, decidí seguir mi intuición.
Me pareció una película enternecedora, con momentos ¨aprieta pecho¨, con algunos lugares ya comunes, pero no por eso menos valiosa y digna de verse.
Personas ¨mayores¨, cada una con su historia, sus dolores, sus frustraciones, sus esperanzas, afrontando la vida cada una a su modo, con sus posibilidades, y sus imposibilidades.
Podríamos ser nosotros. Y cada personaje un pedacito de nosotros...
El que opta por quedarse a ¨esperar¨ que alguien lo venga a rescatar, y los que eligen rescatarse, animándose a salir, a crecer, a arriesgar, a cambiar, dejándose ayudar, dejándose ¨tocar¨.
Los que logran aprovechar lo que hay, los que sólo pueden quedarse atascados en lo que no.
Los que eligen animarse a lo nuevo, quizá por sentir que sea lo único posible, quizás por darse cuenta de que lo temible finalmente,
no es el cambio, lo nuevo. Lo temible es que todo sea igual en el futuro.
Vivimos, crecemos, y cambiamos.
No tenemos idea de cómo vamos a ser, ni de lo que hay para nosotros en el futuro.
A veces las cosas pueden no salir como las planeamos o imaginamos.
Pero podemos intentar estar abiertos, receptivos, listos para aprender, siempre (hasta de una pelicula calificada como ¨vistosa, inofensiva y convencional¨).
Y descubrir así en el horizonte, nuevos lugares, nuevas personas, nuevas ideas, experiencias y maestros con los que podamos seguir aprendiendo que la vida es un privilegio y no un derecho.
Que no terminó mientras estemos vivos.