De oficio: terapeuta

Encontrar juntos la palabra o la imagen que contiene, sostiene, descubre, calma, destraba, potencia.
Pasar una y otra vez. Y otra vez, y otra más.
Todas las que hagan falta.
Noches oscuras, y de repente una luz. Alguna.
Un poco de alivio. O mucho.

Pasos chiquitos, grandes zancadas.

Pisadas al principio temblorosas, que se van animando a huellas y caminos nuevos.
Rompecabezas que se van armando.
Pedacitos que se van recuperando.
Corazón de las cuestiones al que vamos llegando.

Construir juntos la experiencia de ser aceptados, acogidos, bienvenidos.
Tomar el crecimiento en las propias manos. Dejar que otro nos de la mano.

Es emocionante ver a las personas transformarse y crecer, ante mis ojos.
Ser testigo y un poco partera. Ser convidada a la fiesta de la individuación.
De ellos y mía, en esa danza que es la terapia, semana a semana.
Danza del encuentro, de la risa y el llanto, del ¨vamos de a poco comprendiendo¨, acunando, desplegando, fortaleciendo, acercando, sabiendo, y aceptando también lo poco que sabemos.

Doy gracias, mano en el corazón, en este fin de año, por semejante privilegio y honor.
Por trabajar de lo que soy, de lo que me importa, de lo que me apasiona.
Por ser testigo de taanto. Por ir creciendo en cada intento.
Por cada sesión, por cada emoción, por cada persona, por cada palabra reveladora.
Gracias!