Demoler y construir

 ¨Soy malo y eso es bueno
jamás seré bueno y eso no es malo
no quiero ser nada más que yo mismo¨
Ralph el demoledor

Soy mala, también soy buena.
Soy bocona, y también a veces,
por suerte, me sale callarme la boca.

Ayer mi hija menor estaba con sus primos
disfrutando de lo que mi cuñada llama un ¨continuado¨, y yo una ¨maratón¨ de programas.
Distintas formas que en la familia usamos
para nombrar ese afán de los niños por hacer de cada encuentro un chicle interminable, masticando, masticando, hasta que no tiene gusto a nada. A comer, luego a dormir, por que no a vivir!
Igual, el tema no es ese.
El tema es que como ya estaban aburridos,
(hacía como 50 horas que estaban juntos non stop)
empezaron a pedir que querían ir al cine. Y yo no estaba para un programa más.
El otro tema es hablar de la voz que escuché en mi cabeza
cuando se me apersonaron con la propuesta.
La que habla primero, casi siempre,
agotadora tantas veces.
La de la ¨austeridad¨y la ¨educación¨.
La que dice: ¨tienen demasiado¨, ¨no se conforman¨,
¨cuando se aburren es más fácil pedir algo nuevo, que usar la imaginación
para inventar un juego¨. Uf!
Pero no desfallezcan, no todo está perdido. (Esta humilde servidora,
cada tanto, como Ralph, construye en lugar de ¨demoler¨!)
Por fortuna, esta vez,¨ la voz¨ quedó adentro,
junto con la ¨lección de vida¨ y solo emití un suave pero firme:
¨ no chicos, hoy No¨.
Y puedo decir, con orgullo: ¨esta boca es mía¨!!!

Hoy invité a mi hija al cine. Almorzamos un cono de pizza.
Compramos pochoclo, y pasamos una tarde divina juntas, de programa.
Vimos Ralph el demoledor. La disfrutamos. Mucho.
Y no se ha convertido en una ¨malcriada serial¨, tal el temor de ¨la voz¨.

Pasitos de bebé, pasitos al fin.

Soy mala, soy buena, y eso es bueno!
soy, como dice Whitman:
¨espaciosa, contengo multitudes¨.
No quiero ser nada más que yo misma
y eso incluye poder crecer,
y cambiar, y acallar un poco algunas voces,
y disfrutar más.