You’ve been “working on yourself,” paying more attention to living an intentional, healthy, happy life. Do you ever feel like now there’s a whole new set of things to judge yourself about?
Tara Mohr
Cada uno de nosotros es como un
mosaico, con muchas piezas muy lindas, algunas neutras, y unas pocas que
podrían mejorar. Es importante ver el mosaico completo. Tendemos a
quedarnos fijados en lo que está mal en vez de en lo que está bien. Si
hacés 20 cosas en un día y diecinueve te salen bien, ¿en cuál tendés a
pensar? Probablemente en esa que no te salió tan bien.
Rick Hanson
Resulta que me duele un poco una rodilla y el doc me mandó a hacer unas sesiones de kinesiología.
Tardé más de una semana en conseguir el primer turno, en parte porque voluntariamente lo fuí aplazando dada la poca esperanza que me generan esas sesiones, donde te enchufan un aparatito que no se mueve ni hace ruido, pero se supone que te está desinflamando; y en parte porque cada vez que tomaba ímpetu, me atendía un contestador, y ya me estaba cansando de dejar mis datos y hablarle al aire.
Ayer, una voz humana me devuelve el llamado, del consultorio, y me dice, ¿podés venir en 20 minutos? Pensé que en ese momento ameritaba la filosofía: más vale pájaro en mano, y así como estaba, (pollera y chatitas en este veranito otoñal), cerré todo lo que estaba haciendo y rauda partí.
Llegué, la kinesióloga me enchufó al famoso aparatito, uno que hacía cosquillas. Me estará curando un poco, confié, y me dediqué durante 20 minutos, a hacerme autoreiki mientras esperaba que fuera la hora de desenchufarme.
Pasados los 20 minutos, yo estaba bastante relajada y disfrutando ese rato de silencio y tranquilidad que me había sido regalado de repente en el medio de la tarde.
Entonces volvió la kinesióloga a desenchufar el aparatito, y me indicó un ejercicio simple, ¨porque estás con vestimenta inadecuada¨, dijo, ( por la pollera) y ¨no podemos hacer mucho más¨.
¨Perfecto, hago lo que me digas, dentro de lo que pueda ( dada mi vestimenta)¨, contesté obediente y educada (en general esa es la parte que me sale primero, pero si me provocan bastante, tengo otras)
Hago las series que me indica, y va de nuevo: ¨como estás con vestimenta inadecuada, no vamos a poder hacer mucho más hoy¨.
¨Ok, te entiendo¨ ( ya poniéndole garra a contestarle bien).
Y mientras nos despedíamos, con claro tonito irónico, y levantadita de ceja, me tira ( y va la tercera): ¨Venite en un par de días, con vestimenta adecuada, porque hoy viniste con vestimenta inadecuada¨.
Uh loca, aflojá!!!!!
Esta semana, en un par de ocasiones, como esta de la kinesióloga, me sentí ¨retada¨. Injusta e innecesariamente retada.
Y me quedé sintiendo y pensando que gran parte de la tensión que tantas veces acumulamos, proviene de esos retos, los que recibimos de afuera y ya a esta altura de la vida ( 45 años), no merecemos ni tenemos por qué soportar ( si es que alguna vez merecimos), y los que nosotros mismos nos propiciamos.
Esos retos que se emparentan con el afán de perfección, con ese chip que se va instalando a lo largo de la vida, que nos dice, ceja levantada, boquita apretada, desde afuera y desde adentro, que si no es perfecto, mejor no lo hagamos, que la próxima lo hagamos mejor, porque esta vez no alcanzó, que ahora que ya aprendiste eso, te falta aquello, que nunca es suficiente.
Esos retos a veces ocupan más lugar del que deberían, avanzando sobre territorios que podrían estar sembrados de elogios, de reconocimiento, de mirada que viera primero la mitad llena del vaso y no la mitad vacía.
Retos, en fin, que restan más que lo que suman.
Yo no soy como dice el famoso dicho, ¨hija del rigor¨. Es más, casi todo lo contrario. El rigor me ahuyenta, me aplasta, me desmotiva y me tensiona. Y más cuando es rigor que surge de alguien que no me conoce, que no sabe de mi situación, que no sabe de mis esfuerzos, ni de mis buenas intenciones.
Rigor innecesario, que me desafía, cada vez, a hacer el trabajo interior de evitar que se me pegotee como perfeccionismo agobiante y paralizante.
Rigor que me recuerda que prefiero estar cerca de personas que me motiven de otras maneras, más constructivas, y no retándome. Rigor que me recuerda que quiero pararme cada vez más firmemente en la vereda de primero reconocer lo bueno, antes de marcar lo que podría mejorar.
Reconocer lo bueno en vos, te hará sentir mejor, y acercarte a los otros con menos miedo a ser rechazado, e ir tras tus sueños con más confianza.
Rick Hanson
Que lindo Flor, para leer y releer muchas veces.
ResponderEliminarGracias!
Esta buena señora con la que te cruzaste me recuerda las buenas señoras con las que me crucé y me cruzo a diario y sin pensar mucho lo primero que me surge es que tienen mucho que "retarse" pero les resulta más fácil hacerlo con los demás.
ResponderEliminarUna buena sonrisa puede desestructurarlas, aunque nos cueste, claro.
besos Flor
Está buenísimo!!!! Me hizo acordar de todos los retos que recibí cuando tenía los chicos chiquitos y vivía en Londres!!!!!
ResponderEliminarUn beso grandote, Flor
Ber
Genial Flor! Me identifico totalmente!! Ya estoy grande para que me reten!! Gracias por ponerlo en palabras. Un abrazo, Vic
ResponderEliminarPero es que tengo una duda que me aqueja: cuál se suponía que debía ser la vestimenta adecuada? un par de calzas para hacer la vertical? una joggineta para hacer cuarenta flexiones tipo lagartija? Es que te duele la rodilla o te equivocaste y pediste turno con una personal trainer? No sé qué decirte, yo que vos averiguaría bien qué color se puede usar, no vaya a ser que te confundas y te termine retando otra vez...
ResponderEliminarBesote,
Asun
Gracias gentes por seguir ahi, comentando, aportando, identificándose, acompañando, recordando, sugiriendo, intercambiando, gracias!! Abrazo para cada una!
ResponderEliminaruy flor, buenisimo! cuanto mejor avanzamos desde el calor y la ternura que desde el rigor! que bien me viene escucharlo estos dias!gracias!
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